jueves, abril 18, 2024
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Sin educación, no hay buen trabajo

A pesar de que el Gobierno Distrital ha planteado toda una estrategia para crear trabajo decente, lo cierto es que hasta el momento el incremento de la informalidad, alimentado por la falta de educación y el desplazamiento, muestran una realidad no muy grata

Bogotá es la ciudad con mayor receptividad de desplazados. Foto Primicia Diario.
Bogotá es la ciudad con mayor receptividad de desplazados. Foto Primicia Diario.

Redacción Bogotá

Desde tempranas horas del día hasta altas horas de la noche, de domingo a domingo, es frecuente ver subidos en Transmilenio vendedores de maní, colombinas, galletas, esferos, pulseras, bolsas para la basura, frunas y hasta ambientadores (dos por el precio de uno), por solo dar algunos ejemplos.

Pero no solo los vendedores han elegido el Transmilenio como medio de supervivencia, lo hacen también jóvenes artistas (unos buenos, otros no tanto) cantando, relatando extensas historias, tocando instrumentos como guitarra, arpa, cuatro, violín, flauta y guacharaca, en algunas oportunidades. Un promedio de seis vendedores y artistas ambulantes se suben en cada trayecto.

Este fenómeno se ha ido incrementando de manera desaforada durante este año, y es visible para quienes viajan todos los días en este transporte público, que por demás se ha convertido en un suplicio, dadas las largas filas, los pocos vendedores de tarjetas, y los pocos torniquetes que a la hora pico no dan abasto para la gran masa capitalina que se moviliza en los articulados rojos, eso sin mencionar la proliferación de indigentes y drogadictos que también han aprovechado la falta de vigilancia y control para mendigar al interior de los articulados.

Con esta situación se pueden evidenciar dos cosas importantes: la primera que la generación de empleo informal va en incremento, lo que significa que no hay trabajo digno para los bogotanos. La segunda situación que se observa es que la gran mayoría de vendedores y artistas que se suben a este transporte son jóvenes entre los 14 y 30 años aproximadamente, así como mujeres cabeza de familia, según sus propios relatos.

Las estaciones en donde más se ven vendedores ambulantes son Ricaurte, Jiménez, Santa Librada, Nariño, Tercer Milenio, Calle 45, Marly, Calle 57, Calle 63, Las Flores, Calle 26, entre otras.

Cifras y realidad

Precisamente este año, el Gobierno Distrital lanzó lo que denominó “Bases para la construcción de la política pública de trabajo decente en Bogotá”, realizado con aporte de la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico y Escuela Nacional Sindical.

El Plan de Desarrollo Bogotá Humana para el período 2012-2016 manifiesta de por sí la importancia que representa para el Gobierno Distrital. “La generación de trabajo decente y digno se convertirá en el principal mecanismo para que la población bogotana goce con autonomía de sus derechos”, dice el documento.

Sin embargo la caótica situación de los vendedores ambulantes en la ciudad muestra que no ha habido avances en dicho propósito y sus cifras no se acercan a la realidad que viven los bogotanos de a pie.

Durante el primer trimestre de este año, según la Secretaría de Desarrollo Económico, el Distrito Capital generó 76 mil nuevos puestos de trabajo que representan un incremento de 1,9% en comparación con el 2013. Sin embargo una cosa son las cifras y otra la diaria realidad. Entonces, ¿por qué hay tanto vendedor ambulante en los Transmilenios y en las estaciones de este sistema?

Parte de esta situación se debe al desplazamiento forzado que trae a la ciudad familias enteras a engrosar las filas de la pobreza en Bogotá. En 2011 el desplazamiento forzado se concentró en cinco de los 1.123 municipios de Colombia, entre ellos el Distrito Capital, con 11.215.

Un informe sectorial de desplazamiento en el Distrito Capital de la Contraloría Distrital y Finanzas Distritales de 2012 sostiene que Bogotá es la principal ciudad en el índice de recepción de población desplazada en el país. Del total de los desplazados en el país entre 1997 y 2011, Bogotá recibió 320.518 personas. El mismo informe señala que Tolima, Cundinamarca, Meta, Caquetá y Antioquia son departamentos expulsores del 58% de la población que se desplaza a Bogotá. Para agosto de 2013 la cifra de desplazados era de 415.174, es decir 98.921 hogares.

Pobreza y desplazamiento

Las localidades que recibieron mayor número de desplazados son Ciudad Bolívar con 28.813, Bosa con 21.067, Kennedy con 20.659, Suba con 15.251, San Cristóbal con 13.003, Usme con 12.112, Engativá con 8.387, Rafael Uribe Uribe con 8.199, Usaquén con 4.894, Tunjuelito con 3.997, Fontibón con 3.671, Los Mártires con 3.588 y Santa Fe con 2.828. De allí provienen la mayor parte de los vendedores ambulantes.

Con sorpresa la Policía Metropolitana manifestó que están prohibidas las ventas al interior de las estaciones y de los articulados, que se realizan decomisos y detenciones, como si estas personas no tuvieran derecho a ganarse la vida.

La existencia de 674 mil vendedores ambulantes en la Capital de la República, según cifras del Instituto para la Economía Social (IPES), dista mucho de las propuestas del Plan de Desarrollo. Ya que tan solo 44 mil de estos vendedores han tenido reubicación en puntos comerciales, acceso a créditos para que cambien de modalidad de trabajo y participación en ferias ocasionalmente. Siendo así las cosas, los vendedores que acceden a estas herramientas son aquellos que llevan muchos años en este oficio, no son jóvenes. Entonces ¿qué pasa con los otros 630 mil?

La educación sigue siendo la papa caliente que nadie quiere mencionar en estos casos. La mayor parte de los vendedores que se ven en el sistema Transmilenio son jóvenes, quienes deberían estar estudiando, pero en vez de ello están trabajando, ¿qué pasa con las políticas educativas para desplazados y para los bogotanos?

A pesar de que hay cupos y trato preferencial para los desplazados en las instituciones educativas públicas, los desplazados no tienen solucionados sus problemas de subsistencia ni de vivienda, y por ello deben trabajar en lo que sea, lo cual les quita la oportunidad de estudiar. Sin estudio las oportunidades laborales estarán siempre en la informalidad.

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