Juan Pablo Montero S.
Es la Asamblea Popular una apuesta para seguir luchando y organizando en unidad y desde los procesos populares. Estas siempre han sido la banderas principales de los movimientos de izquierda y en especial del Partido Comunista, que por casi un 100 años ha estado al frente de los cambios democráticos del lado de los desposeídos y en movilización permanente.
La Asamblea Popular por las Reformas del Cambio y la Paz no fue la excepción. Luego de más de 25 asambleas territoriales y con la expresión multicolor de nuestro país, se dieron cita este 14 y 15 de septiembre en la Universidad Nacional de Bogotá, para proyectar el que hacer del movimiento popular, esta vez con el objetivo de la unidad, el fortalecimiento de los territorios y los procesos de base, pero además rechazando enfáticamente el ambiente golpista que la oligarquía, la mafia y la extrema derecha quiere hacer en contra del gobierno del cambio y el presidente Gustavo Petro.
En medio de la alegría y efervescencia de los más de 7.400 delegados, se acordó defender nuestro gobierno, rechazar todo tipo de sabotaje por parte de la burguesía nacional y la intromisión imperialista que busca desestabilizar los gobiernos democráticos y progresistas de América Latina. Este proceso popular es consciente del enemigo al que nos enfrentamos, existiendo la más abierta y profunda contradicción de clases, para la cual los trabajadores, el movimiento sindical, campesinos, indígenas, afros, mujeres, jóvenes, diversidades, estudiantes, expresiones artísticas entre otros son los organizadores y constructores de la lucha popular, defendiendo este proceso que debe continuar profundizándose.
Tal como lo dijeron los cientos de delegados del partido y la juventud comunista, junto sus procesos sociales y de base, la tarea que continúa es “la creación de espacios territoriales de encuentro y dialogo político.
Las “coordinadoras populares” permitan construir la más amplia convergencia de las diferentes fuerzas sociales y de base en los territorios. Para los comunistas la asamblea popular y su evento no es visto como un fin en sí mismo sino el inició de un proceso de largo aliento que defienda el cambio y ayude a construir una agenda de acción política y popular.
Estas coordinadoras deben ser el encuentro de iniciativas y propuestas en los territorios, la tarea es organizar desde los procesos comunales urbanos y rurales, los servicios públicos, las luchas socio ambientales, el movimiento sindical, la economía del cuidado, las reivindicaciones del movimiento indígena, la reforma urbana y agraria, la defensa del agua entre otros una gran plataforma de lucha y reivindicaciones que permitan recrear los imaginarios del movimiento social.
Hoy la defensa del proyecto del cambio está en la capacidad de articularnos como sectores sociales alternativos. La Asamblea Popular en consenso, mandató un mensaje claro: somos un sujeto empoderado en el proceso del cambio para seguir profundizando nuestros objetivos y no volver a la oscura noche a la que nos tuvieron sometidos.
* Sindicalista del SENA y responsable nacional sindical del PCC