Revolución Tecno-educativa

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2026

Las medidas para afrontar el COVID-19 han puesto a la orden del día la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación en los ámbitos académicos, pero ¿debería normalizarse la virtualidad como herramienta para los procesos educativos?

Mario Rodelo Sehuanes

Dentro del actual marco de emergencia nacional, los distintos quehaceres de la sociedad moderna se encuentran en un proceso de transformación bajo las nuevas cosificaciones del sistema-mundo. En el campo de la educación la situación orienta a repensarse la forma de aprendizaje y enseñanza, por medio del uso de las nuevas tecnologías de la información.

Luego de establecerse la virtualidad como escenario necesario por la emergencia nacional ocasionada por el COVID-19, las Instituciones de Educación Superior, IES, implementaron el uso de las clases remotas por diferentes plataformas digitales; esta medida abrió la puerta para pensarse en Colombia la sociedad del conocimiento.

Lo que antes era un pensar motriz de la educación virtual, hoy es una realidad, conocimiento sistemático; sin duda alguna, esta contingencia dejará un cumulo de factores e insumos para el avance tecnológico en materia educativa y aumentará la oferta de los más de 500 programas virtuales ya existentes en el país.

Sociedad del conocimiento y TIC

En el mundo de hoy el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, TIC, cobró mucha más fuerza. La llegada del COVID-19 conllevó a los países a replantearse la forma de enfrentar sus efectos sin tener que suspender la producción del capital humano, instando así a la compra de dotaciones digitales y de redes para su uso en el proceso educativo.

Es por eso, que el llamado es a poder repensar el actual proceso mediático y reflexivo dentro de la educación superior. Es entendible y repudiable que el Gobierno Nacional inyecte recursos para salvaguardar las lógicas del capital financiero, dada las características neoliberales; sin embargo, no puede ser motor para quedarse en silencio frente a la no inversión inmediata al sector educativo.

Esta omisión hace que la desigualdad tecnológica y de poder adquisitivo que tiene la sociedad colombiana sea mucho más visible. Según el Departamento Nacional de Planeación cerca del 80% de los estudiantes de Educación superior pertenecen a estratos 1 y 2 y, por la geografía del territorio, más del 50% son estudiantes de la periferia y municipios alejados.

E-learning

Los más de 1.000 Wifi públicos puestos por el Gobierno Nacional, en el mejor de los casos, no soporta una clase completa, y ni pensar los territorios en donde este proyecto de gasto social no ha llegado, restringiendo así las posibilidades de salir adelante por medio de una carrera profesional, sin mencionar que muchos estudiantes no cuentan con dispositivos móviles (Tableta o Portátiles, etc.) para ejercer un aprendizaje real o poder conectarse a una red de Internet. A pesar de los avances ya generados en la implementación del uso de canales de radio y televisión nacional para el aprendizaje de niños y niñas en plena emergencia, sigue siendo insuficiente para un aprendizaje real y dialogante.

Así pues, el E-learning (Aprendizaje Virtual) no puede ser el camino a seguir por la Educación Superior Colombiana. Todo lo anterior proyecta y acelera el desarrollo de la sociedad del conocimiento en el territorio, prestableciéndose como piedra angular del proceso educativo mercantil, por medio de la información de la redes, es decir, es la consolidación de los espacios de virtualidad dentro de la educación superior, no como contingencia, sino como precaución de una interrupción formativa de la producción del capital humano futura.

Exclusión social

La privatización de la educación es un proceso histórico de las relaciones sociales, por ende, la exclusión social y estudiantil de la mayoría de las IES es el resultado de la injerencia del capital en la educación al determinarla como una mercancía. Bien diría el académico Renán Vega en su texto Universidad de la Ignorancia, pasar de la educación universitaria como bien común a un bien mercantil.

Esta concepción hace que miles de personas de la IES privadas estén subyugadas, como lo manifiesta Andrés Felipe Mora en su libro La seudorevolución educativa, a ser Sujetos de Crédito; o en el caso de lo público, la educación no sea gratuita y de calidad. En el marco de la COVID-19 las mismas contradicciones del actual sistema dejan entrever la desigualdad educativa y exclusión social, que desde hace muchos años el Movimiento Estudiantil Colombiano ha hecho saber a la opinión pública.

La encrucijada en que se encuentran muchos estudiantes por la crisis económica relativa que dejará el confinamiento en los hogares colombianos, es que tendrán que elegir entre comer o pagar el internet o la matrícula para estudiar; en el caso de las privadas, comer o pagar la cuota del crédito. Es la máxima materialidad de la mercantilización de la educación en Colombia.

El movimiento estudiantil

Algunas propuestas que puede abanderar el movimiento estudiantil son:

  1. Reconfiguración de la acción de lucha en el marco del uso de las nuevas tecnologías, dado que a pesar de que es la única estrategia para dar continuidad a los procesos formativos que hay actualmente, es necesario evaluar las reconfiguraciones del sistema estructural de la educación superior, teniendo en cuenta la intensión del Estado de promover la virtualidad, no solo como una medida contingente, sino como parte integrante de una política neoliberal.
  2. Garantías plenas para la continuidad del proceso educativo, dependiendo de la situación nacional de salud y de educación, esto no implica solo establecer accesibilidad a dispositivos de redes y móviles, sino también recrear la acción pedagógica, la contratación docente y de trabajadores, es decir, garantías integrales para toda la comunidad.

3. Matricula Cero y Sistema Nacional de Becas. Esta debe ser una de las banderas principales del movimiento estudiantil en el actual momento, las predicciones de una baja en la demanda educativa, producto de las dificultades económicas de las familias, no permitirán continuar en las IES a miles de jóvenes, en este momento el derecho al acceso a la educación superior puede verse vulnerado producto de estas condiciones, será necesario que el gobierno nacional inyecte los recursos para garantizar una matrícula cero durante los próximos periodos para todos los estudiantes del sistema universitario estatal. se debe luchar por la condonación de las deudas generadas por el sistema de créditos con el ICETEX, además de una necesaria creación de un sistema nacional de becas acorde a la realidad de cada institución, que permita la vinculación a las IES públicas de los estudiantes de las instituciones privadas que no podrán continuar sus estudios.

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