El aporte de cientos de científicos y profesores que se exilaron tras la guerra, ha sido fundamental para el avance del pensamiento crítico en el país
Roberto Amorebieta
@amorebieta7
Hace 80 años, el 1 de abril de 1939, las tropas franquistas tomaban las últimas barricadas emplazadas en la Ciudad Universitaria que defendían Madrid del asedio fascista. Después de tres años de cruentos enfrentamientos que dejaron entre 500 mil y 700 mil muertos, el ejército sublevado contra la República y apoyado por Hitler, Mussolini, la Iglesia católica y la oligarquía española, proclamaba la victoria a la que siguió una cruel dictadura de casi 40 años. Se completaba así la derrota del ejército republicano y la caída de la II República Española que, fundada ocho años antes, había significado un salto a la modernidad del siglo XX para el pueblo español y una reivindicación de sus derechos.
Luego de la caída de Madrid se multiplicó el número de personas que huían de la represión, haciendo que se esparcieran por el mundo miles de españoles y españolas de todas las condiciones. Francia fue el país al que llegaron más exiliados, aunque debe decirse que fueron recibidos con desconfianza, muchos fueron recluidos en campos de concentración y otros fueron entregados al régimen franquista, luego torturados y fusilados como el president de Catalunya, Lluís Companys. Luego, la historia reivindicaría de alguna manera a estos luchadores antifascistas pues, a causa de la entrada de la URSS a la Segunda Guerra Mundial en 1941, miles de ellos se enlistaron en el ejército aliado y fueron decisivos en la derrota de la Alemania fascista.
Es célebre el episodio de la IX Compañía de la II División Blindada encargada de la liberación de París en 1944. La unidad militar, apodada “La Nueve”, estaba compuesta casi en su totalidad por combatientes españoles comunistas, anarquistas y socialistas, que habían formado parte de las filas del bando republicano y ahora esperaban su revancha con la historia.
Así fue. El 25 de agosto de aquel año, en una operación relámpago que rompió las defensas de la ciudad y envuelta en una multitud de parisinos que les vitoreaban en las calles, La Nueve llega a la Place de Grève en el centro neurálgico de París y la declara liberada del dominio fascista. Curiosamente, la primera bandera que se iza en la París liberada no es la francesa, es la roja, amarilla y morada de la República Española.
Exilio republicano en América Latina
Para Latinoamérica es importante conmemorar la caída de la República Española porque nos permite reconocer el aporte que muchos republicanos hicieron a nuestros países donde llegaron como exiliados después de la guerra. En especial México y Argentina fueron los destinos que recibieron mayor cantidad de personas que huían de la represión franquista.
Se calcula que a estos países llegaron 18 mil y 10 mil personas respectivamente. A Colombia llegaron alrededor de mil personas, la mayoría profesores y científicos, que fueron invitados por los gobiernos liberales de la época en un esfuerzo por fortalecer la educación laica en nuestro país, tradicionalmente en manos de la Iglesia católica.
En aquella época eran famosos los debates entre el ministro de Educación de Eduardo Santos, Germán Arciniegas, y el canciller Luis López de Mesa. El primero, de talante claramente liberal, promovía la llegada de profesores españoles debido a las dificultades para formar rápidamente un cuerpo docente que hiciera posible la implantación de la educación laica y moderna en Colombia. El segundo, de raigambre ultracatólica y conservadora, era célebre por prohibir la entrada de judíos al país y se oponía fieramente a dar refugio no solo a españoles sino a víctimas de la Segunda Guerra Mundial de todas las nacionalidades. Según él, la llegada de extranjeros fomentaría el mestizaje que “estaba trastocando los valores supremos” de la nación, así como la llegada de maestros españoles promovería peligrosamente la formación política de las masas a través de la alfabetización popular.
En Colombia
No obstante los durísimos requisitos que el gobierno colombiano exigía a los exiliados españoles para su ingreso, al país lograron llegar alrededor de 600 maestros y científicos que hicieron un aporte muy importante al fortalecimiento de la educación pública en Colombia. Por ejemplo, Antonio García Banús fundó la Facultad de Química de la Universidad Nacional. José Royo es el creador de Ingeominas. Mercedes Rodrigo fundó la carrera de Psicología de la Universidad Nacional, la primera en su tipo en Colombia. Miquel Fornaguera, Pau Vila y Flora González implementaron el sistema de “Escuela Activa” en los colegios públicos de primaria y secundaria y contribuyeron al diseño pedagógico del Gimnasio Moderno, exclusivo colegio de la élite liberal bogotana. Francisco Abrisketa fue durante muchos años profesor de Economía en la Universidad Nacional y en la Universidad Javeriana. Andrés Perea Gallaga fue también docente universitario y funcionario del Ministerio de Hacienda. Luís de Zulueta fue alto funcionario del Ministerio de Educación y contribuyó al diseño de los contenidos pedagógicos de los colegios en Colombia, fue profesor en la Universidad Nacional, la Escuela Normal Superior, el Instituto Pedagógico Nacional y uno de los fundadores de la Universidad de Los Andes.
Otros republicanos españoles también hicieron un aporte muy importante a la cultura y la docencia en Colombia. Desde la Revista de Indias, fundada por Germán Arciniegas, se reflexionaba sobre la cultura, la historia y la política nacional e internacional. Allí se destacaron las plumas del botánico José Cuatrecasas, el historiador José María Ots Capdequí y el poeta Enrique Díaz Cañedo, entre otros. José de Recassens fue profesor de Arquitectura, Diseño, Filosofía, Psicología y fue decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Externado. Pedro Urbano González de la Calle fue profesor de latín, sánscrito y lingüística. El médico Pedro Mayoral Carpintero fue director del Instituto de Educación Física y lo convirtió en la primera Facultad de esta disciplina en Colombia. Fernando Martínez Dorrien fundó la revista cultural Estampa. El sociólogo Antonio Fabra Rivas fue profesor de la Universidad del Cauca. Ignacio Vidal Guitart fue director de la Escuela de Agricultura de Cali. El geógrafo Pablo Ardua elaboró el primer texto moderno sobre geografía de Colombia. El arquitecto Esteban de la Mora fue profesor en varias universidades y es el autor del diseño de la plaza de toros de Bogotá.
Legado humanista
Se podrían extender páginas y páginas mencionando a los republicanos españoles que emigraron a Colombia y contribuyeron decididamente a la modernización de nuestra educación y nuestra cultura. Su legado forma parte de nuestro acervo cultural aunque no haya sido suficientemente reconocido por la historia. Los 80 años de la caída de la República deben servir para recordar a estos hombres y mujeres que dieron su vida por la libertad, que personificaron los valores más importantes de la Europa moderna, democrática y humanista, y que con su trabajo contribuyeron a que Colombia sea hoy un país un poco menos oscurantista.
Así como hace 75 años los combatientes de La Nueve liberaron París de las tinieblas del fascismo, los migrantes españoles que vinieron a nuestro país contribuyeron a avanzar en la formación del pensamiento crítico, autónomo y transformador que nos libera de las tinieblas de la ignorancia y de la opresión. Por eso, hoy repetimos con Federico García Lorca, otro republicano universal, “¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir “amor, amor”, y que debían los pueblos pedir como piden pan”.