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Renace la esperanza

La tarea que tiene por delante la mesa de negociaciones de La Habana, es realmente compleja porque tiene que mostrar, lo antes posible, buenos resultados en materia de paz que permitan recuperar la confianza ante la opinión nacional, que ha estado tan escéptica las últimas semanas.

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Alonso Ojeda Awad

Después de largos días en que hemos visto el rostro terrible de la violencia con las consabidas acciones de emboscadas, contra-emboscadas, bombardeos a grupos guerrilleros en la selva, además de voladuras de oleoductos, muerte, desolación, orfandad, viudez, parece que vuelve a renacer la esperanza materializándose en las palabras del Presidente Santos, cuando informó a la opinión nacional acerca de los acuerdos a que habían llegado los negociadores el día domingo 12 de julio en La Habana- Cuba- diciendo “El acuerdo firmado es una luz de esperanza”. Se refería a buscar caminos para acelerar los diálogos que venían desarrollándose en forma demasiado lenta, así como un verdadero desescalamiento del conflicto armado en el territorio Colombiano.

De este modo, cayó muy bien la decisión unilateral de las FARC de suspender nuevamente el fuego y las hostilidades a partir de este 20 de julio. Esta medida refrescó el duro ambiente nacional marcado por acciones de violencia que produjo una reacción favorable del Presidente Santos de buscar nuevos mecanismos en la práctica diaria, que vayan mostrando el desescalamiento del conflicto armado en el territorio nacional. Cuatro meses es el plazo que se han dado los negociadores de las Farc y del gobierno para evaluar en forma objetiva los resultados que mostrará la suspensión de hostilidades por parte de las Farc y los avances en la agenda de negociación, momento en el cual se espera estén creadas las condiciones para que se pueda acordar un cese bilateral y definitivo del fuego.

Al mirar de manera retrospectiva los acontecimientos anteriores, hay que admitir que las Farc hicieron honor a su palabra de cese unilateral del fuego hasta el malhadado momento en que sus tropas atacaron a un grupo de militares que acampó muy cerca de sus fuerzas, sintiéndose de este modo hostigados por las FF.AA. De esta situación dolorosa se pasó a revivir los bombardeos sobre zonas donde presumiblemente acampaban jefes guerrilleros de las Farc, que habían participado en los diálogos de Paz de La Habana y estaban de regresado al país, para explicarle a las tropas guerrilleras los avances en esta materia según palabras de la dirigencia de las Farc. Este fue el momento donde se comenzó de nuevo la tendencia al incremento de las acciones contra la infraestructura económica con la respectiva respuesta por parte de las fuerzas militares. En esta forma de agresión mutua, sistemática, se llegó al punto más frágil y peligroso del diálogo, al punto de llegar a plantearse la posibilidad de “pararse de la mesa”, por parte del Ex. Vice. Presidente y jefe de la delegación, Dr. Humberto de la Calle.

La actitud de la Comunidad internacional tuvo mucho que ver con la incursión en esta nueva etapa esperanzadora en la que se han colocado las cosas hoy: El Santo Padre Francisco, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los países garantes de Cuba, Noruega, Venezuela, Chile, la UNASUR, la iglesia Católica, el Presidente Obama y a muchas más instituciones del mundo, hicieron saber su profunda preocupación por estos riesgos inminentes de ruptura. Hechos que hicieron recapacitar a las Farc y replantear sus accionar militar, mostrando nuevamente su vocación de Paz, al ordenar a sus tropas un cese unilateral del fuego, por un mes, pero que la opinión internacional y nacional confían que se pueda lograr por cuatro meses como lo ha planteado el Presidente Santos.

La tarea que tiene por delante la mesa de negociaciones de La Habana, es realmente compleja porque tiene que mostrar, lo antes posible, buenos resultados en materia de Paz que permita recuperar la confianza ante la opinión nacional, que ha estado tan escéptica las últimas semanas. En los próximos meses son cuatro los puntos claves que tendrán que quedar en claros:

El primero tiene que ver con el tema de la Justicia. Los negociadores del gobierno y Farc deben llegar a un acuerdo que satisfaga a las víctimas, a la opinión nacional y que cumpla las expectativas de las exigencias internacionales.

El segundo se refiere al cese bilateral y definitivo del fuego y las hostilidades. Este punto se debate ampliamente en la subcomisión de comandantes militares designada por el Presidente Santos y los jefes guerrilleros de las Farc, tiene que ver además con formas de verificación del cese bilateral y definitivo del fuego.

El tercer punto es el referido a la dejación de las armas y que es tratado en esa subcomisión especial. Punto de vital importancia, pues marca el inicio de toda la actividad política que desarrollaran las Farc en esta nueva y esperanzadora etapa.

El cuarto punto se refiere a las garantías de seguridad para las Farc, el que se convierte en eje central y vital de sus nuevas visiones estratégicas y tácticas para acceder a los centros vitales de la política como es el Congreso de la Republica. El nuevo comandante del Ejército general Alberto Mejía le dijo al periodista Yamid Amat en importante reportaje publicado por el diario El Tiempo: “Con Paz garantizaremos la seguridad de las FARC hasta con nuestra vida”.

Como se puede observar la agenda de futuros acuerdos no es nada fácil, en cambio sí, son cruciales para garantizar una paz administrable, esto es con elementos básicos de sostenibilidad. Hay hechos y dichos que nos muestran que hay un renovado ambiente en las mesa de negociación. Por esto estamos convencidos que renace la Esperanza de Paz para la sociedad colombiana.

Ex.embajador de Colombia en Europa.
Vicepresidente Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos. CPDH.

Julio 20 de 2015

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