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Reflexiones de un sacerdote ante la Vigilia de las mujeres

“Hoy en Colombia necesitamos escuchar más a Francisco el de Asís y el de Roma y a las mujeres que han vivido el conflicto para construir la paz que soñamos justicia y estable”, dice el padre Alberto Franco Giraldo.

Iglesia9

Bogotá, “Domingo de Ramos” 2016

A las mujeres que realizaron la Vigilia permanente por la vida y la paz en la Iglesia-Templo San Francisco en Bogotá.

Un cordial saludo

Les escribo para saludarlas y compartirles algunas reflexiones, respetuosas, a partir de nuestro encuentro el viernes en la noche.

Cuando me conocí la noticia de la “Vigilia permanente por la vida y la paz y de la solicitud del amparo a la Iglesia Católica bajo la figura del Asilo Eclesiástico” algo dijo en mi interior que debía hablar con los padres y con ustedes, fui lo hice.

Me impresionó su actitud respetuosa del lugar –templo donde se encontraban, digna, valiente y solidaria con sus familiares y amigos recientemente asesinados

Me impactaron sus palabras sencillas, indignadas, profundas y suaves.

Valoro el reconocimiento al papel que puede jugar la Iglesia Católica en la defensa de la vida de todas las personas y en especial de las y los trabajadores sociales y la petición que le hacen de un mayor compromiso con la vida, la justicia, la paz y de escucha de las víctimas.

Siento muy profundo su llamado a que la Iglesia sea lugar de protección de la vida, un lugar donde se puede estar seguro.

Dentro del templo de San Francisco vi varios símbolos que generaron, entre otras, las siguientes reflexiones:

1. Las 112 siluetas con los nombre de las víctimas asesinadas en los últimos meses, pegadas en el espaldar de las bancas donde estaban sentadas. Esas 112 personas debían estar vivas, tener un lugar en el país, un asiento en la Iglesias, en el comedor de su casas, en las mesas de diálogos y discusiones por un país más justo, más equitativo; debían tener una silla en la nueva historia que estamos llamados a construir todas y todos, creyentes y no creyentes.

2. Sus mantillas o pañuelos blancos en sus cabezas me hicieron pensar en todas las mujeres que llegan a los templos con sus dolores, sueños, marginaciones, esperanzas y con una fe profunda, fe que unas veces las lleva a ser pasivas frente sus múltiples opresiones y exclusiones y otras a ser activas en la afirmación de sus derechos tomar y a jugar un papel protagónico en la sociedad y en la Iglesia. Además me recordaron la suave y fuerte terquedad y persistencia de las Madres de la Plaza de Mayo línea fundadora.

3. Las camisetas blancas con las siluetas y nombres de víctimas que llevaban puestas, me recordaron que ellas y ellos fueron llevados en los vientres de sus madres y están en sus corazones, las y los llevan entre pecho y espalda, como deberían estar todas las víctimas en el corazón de la sociedad y de la Iglesia.

4. El templo de San Francisco, no sé si sepan, pero lleva el nombre en memoria de un Francisco, del pueblo de Asís en Italia, un joven económicamente bien, destinado a ser caballero y a ir a las cruzada contra los musulmanes en “tierra santa”, donde se ha derramado mucha sangre, que tuvo una experiencia humano-espiritual y cambió de camino, decidió seguir a Jesús de Nazaret, hacerse pobre y vivir cerca de los empobrecidos. Mientras muchos “cristianos católicos” iban a las cruzadas a perseguir a los musulmanes, Francisco fue al campamento de los católicos hablar con el Cardenal Pelagio y luego con el Sultán de Egipto, al campamento musulmán, para proponerles un acuerdo de paz. Convenció al Sultán pero no pudo convencer al Cardenal[1. Cf. http://www.contagioradio.com/la-leccion-de-francisco-para-el-desescalamiento-del-conflicto-colombiano-articulo-11518/].

También hay otro Francisco en Roma, que el Papa que nos da ejemplo de sencillez, que invita a servir a los marginados de la sociedad y a tener misericordia con quienes sufren; dice que “la tierra, el techo y el trabajo para todas las hermanas y hermanos son derechos sagrados”. Además, que “hay que reconocer que necesitamos un cambio… de los problemas comunes de todos los latinoamericanos de toda la humanidad”[2. Cf. http://www.contagioradio.com/la-leccion-de-francisco-para-el-desescalamiento-del-conflicto-colombiano-articulo-11518/] y que eso está teniendo problemas, incluso en la misma Iglesia.

Hoy en Colombia necesitamos escuchar más a Francisco el de Asís y el de Roma y a las mujeres que han vivido el conflicto para construir la paz que soñamos justicia y estable.

Ustedes mujeres, han vivido días, semana, meses, años de pasión, persecución, crucifixión y muerte como madres, hermanas, hijas, esposas, amigas… de las y los asesinados, desaparecidos, torturados, perseguidos, señalados, condenados, despojados, encarcelados… ayer sábado ustedes terminaron la vigilia y hoy los cristianos del mundo comenzamos la celebración de la semana Santa, que es la memoria de la Pascua de Jesús de Nazaret, quien dedicó su corta vida a anunciar y realizar lo que llamaba el Reino de Dios (paz, justicia social, amor, fraternidad, igualdad entre todas y todos) por eso los poderes políticos, religiosos, sociales, culturales y militares de su tiempo lo asesinaron para quitarse un obstáculo, pero él vive en quienes siguen sus pasos, sus enseñanzas, sus ejemplo, en quienes actualizan en la historia el proyecto del Reino de Dios.

Bueno, ya les estoy “predicando”, solo les quería decir gracias por la acogida y las enseñanzas del viernes pasado, ojalá todos los creyentes y no creyentes, mujeres y hombres de buena voluntad relacionemos la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús con la vida, pasión, muerte y resurrección de nuestro pueblo y nos dediquemos a construir una Colombia más justa, humana, fraterna, una Colombia resucitada y así celebremos de verdad la Semana Santa, la Pascua (el paso) de a la muerte a la vida

Cordialmente

P. Alberto Franco Giraldo, CSsR.
Comisión Intereclesial de justicia y paz

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