Referendo constitucional: Hacia un socialismo a la cubana

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El pueblo de Cuba ha aprobado el proyecto de reforma constitucional que, conservando los principios del marxismo leninismo, actualiza la Carta Magna y la pone a tono con los tiempos actuales

Roberto Amorebieta
@amorebieta7 

El pasado 24 de febrero, el pueblo de Cuba refrendó el proyecto que reforma la Constitución de la República. Más de ocho millones de cubanos y cubanas han acudido este domingo a las urnas para decidir sobre la reforma constitucional que modifica varios artículos de la Constitución vigente, aprobada también por referendo en 1976.

Las nuevas reformas han sido objeto de estudio y discusión por más de tres meses en cientos de mesas, foros y conversatorios donde los ciudadanos han podido expresar sus desacuerdos con el proyecto, solicitar el retiro o la modificación de cualquier artículo o incluso exigir que se incluyeran elementos que estaban en la Constitución de 1976 pero que habían sido removidos del nuevo proyecto. Un ejemplo es el de la declaración del internacionalismo proletario como guía de las relaciones exteriores del Estado.

El nuevo proyecto ha sido objeto de análisis en la prensa internacional porque introduce algunos elementos novedosos en el ordenamiento jurídico cubano. Uno de ellos es el reconocimiento de la inversión extranjera y de la propiedad privada, como también de la propiedad estatal, cooperativa y mixta.

Por supuesto, ello significa flexibilizar el mercado, pero siempre bajo los criterios de utilidad social. Si bien esta propuesta ha sido motivo para que opinadores entusiastas califiquen esta reforma como una renuncia al comunismo, lo cierto es que el propio proyecto deja muy en claro que el país mantiene su rumbo hacia el socialismo.

Otro de los temas que ha generado debate es el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo. El texto original definía al matrimonio como la unión “entre dos personas” y no “entre un hombre y una mujer” –como lo establece, por ejemplo, la Constitución colombiana–, dando a entender que el sexo de los contrayentes no era relevante para ejercer tal derecho.

Sin embargo, en el proceso de consultas, la definición explícita de matrimonio fue retirada del texto y a cambio el artículo se redactó refiriéndose a los “cónyuges”, dejando la posibilidad de que el tema sea reglamentado por una nueva Ley de Familia. Por supuesto, esta modificación fue objeto de intenso debate en el proceso de consultas, pero la prensa internacional simplificó toda la situación diciendo que el matrimonio igualitario seguía sin ser reconocido en el ordenamiento jurídico cubano.

En aspectos políticos también hay cambios. El Partido Comunista conserva su papel como fuerza dirigente superior de la sociedad cubana y se crean los cargos de primer ministro y de presidente de la República, este último elegible solo por dos periodos. Además, el proyecto establece que también serán parte de la dirección colegiada del Estado el presidente del Consejo de Estado (también presidente de la Asamblea Nacional) y el secretario general del PCC.

El proceso ha sido inédito. Cuba es un país donde la democracia se ejerce no a través de los canales convencionales del gobierno de representación, es decir, lo que se conoce como la democracia liberal burguesa, sino a través de un modelo mucho más inspirado en la democracia popular y directa. No obstante, sí es nuevo el esfuerzo de incorporar iniciativas ciudadanas en un proyecto específico dando voz de manera directa y sistemática a la ciudadanía a través de consultas, deliberaciones y foros. Dicho proceso ha sido respaldado por los cubanos con una nutrida participación de personas de todas las condiciones y ha sido acogido como un avance en el ejercicio de la democracia directa.

Este proceso de reforma constitucional ha evidenciado el anhelo de que estos avances en la participación popular se traduzcan en un mediano plazo en una mejor comunicación entre el pueblo y sus autoridades. Si bien los cubanos reconocen que las reformas obedecen a las necesidades de los tiempos actuales, también esperan que este proceso además signifique cambios en algunos aspectos que pueden y deben mejorarse en el ejercicio de la política pública como la eficiencia administrativa y el burocratismo.

Cuba ha dado otra vez una lección de dignidad y soberanía. El proceso deliberativo que ha llevado a cabo el pueblo y que ha permitido aprobar el proyecto de la nueva Constitución es el reflejo de una sociedad madura, que mira hacia el futuro y que al reconocer las cosas que pueden mejorarse, se pone manos a la obra para transformar su realidad y transitar hacia el socialismo. Pero no hacia un socialismo de libro o de manual, sino hacia una experiencia genuina, cubana, contemporánea y emancipadora en la que se sigan construyendo escenarios de mayor poder popular.