viernes, abril 19, 2024
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Recuperar el sindicalismo

Camilo Torres tuvo muchas facetas: el cura, el guerrillero, el político, pero indudablemente lo que lo marcó es su legado de amor eficaz, su legado de amor al prójimo, el mismo amor que sentimos cuando los niños mueren de hambre, miles de familias son desplazadas o los políticos de turno roban.

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Germán Reyes

En una sociedad excluyente como la colombiana, donde cincuenta familias determinan el rumbo del Estado y los medios de comunicación juegan un papel preponderante en las decisiones de las clases más desfavorecidas, el concepto de trabajador organizado o sindicalizado se ha convertido en algo sospechoso, para muchos representa el oportunista que quiere un mejor salario, el perezoso que no quiere cumplir un horario o en muchos casos el personaje maligno que quiere acabar con las empresas y los empresarios.

Indudablemente ser trabajador organizado en nuestro país es una excepción. Pero recordemos, fueron trabajadores organizados en la huelga de las bananeras allá por los años veinte, quienes con su vida marcaron la indignación y cambio en las estructuras políticas de nuestro país. Fueron trabajadores organizados en la década de los cuarenta, los que expulsaron a la Tropical Oil Company, dando nacimiento así, a la estatal petrolera y hoy empresa más grande del Estado, Ecopetrol y fueron trabajadores organizados en la década de los ochenta, los que pagaron con su vida los ataques del aparato narco-estatal con sus bandas paramilitares. Podríamos seguir dando muchos ejemplos de cómo los trabajadores han jugado un papel muy importante en la construcción de nuestro país. Por tanto, ese infundio de que los trabajadores sindicalizados le han hecho daño a Colombia, es un cuentico chino inventado por estas cincuenta familias privilegiadas, empresarios y políticos de nuestra nación.

Podrán seguir tratando de dividirnos pero la conciencia de un trabajador organizado será siempre la de un rebelde rechaza las injusticias y no soporta las desigualdades en nuestra sociedad. Camilo Torres tuvo muchas facetas, el cura, el guerrillero, el político, pero indudablemente lo que lo marcó, es su legado de amor eficaz, su legado de amor al prójimo, el mismo amor que sentimos cuando los niños mueren de hambre, cuando miles de familias son desplazadas o cuando los políticos turno, roban y ferian los recursos del Estado. Tal vez por este motivo Camilo, dedicó gran parte de su vida a concientizar y organizar a los trabajadores colombianos.

Como un homenaje a Camilo Torres debemos comprometernos a fondo para “insistir en todo lo que nos une y prescindir de todo lo que nos separa,” como insistía Camilo.

Si bien es cierto que algunas organizaciones sindicales fueron infiltradas por el oportunismo y el acomodamiento, nuestra tarea fundamental es trabajar para depurarlas y elevar su conciencia revolucionaria, su capacidad de denuncia, de movilización y lucha. Así contribuiremos a elevar la unidad y la combatividad del sindicalismo y del pueblo en general, con lo cual haremos posible la revolución.

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