Un inventario hecho por la Autoridad Nacional Palestina durante la corta tregua pasada de las pérdidas humanas y materiales, es sencillamente dantesco. Los muertos han superado la cifra de dos mil personas, muchos de ellos niños, en tanto que las fuerzas de ocupación han perdido 64 soldados.
La última etapa de la escalada de exterminio contra el pueblo palestino por parte de las tropas de ocupación de Israel, ha sido lo que el gobierno de Tel Aviv califica con gran desfachatez como ‘asesinatos selectivos’ de los principales líderes político-militares del movimiento islámico de la Franja de Gaza.
El miércoles 20 de agosto, la aviación de Israel produjo el disparo de al menos 170 cohetes contra una edificación en la que suponía estaba alojado el líder palestino Mohamed al Deif, caracterizado líder militar del movimiento Hamás. Y dos días después, descargó una bomba de una tonelada contra la vivienda en la que se encontraban otros tres líderes de la misma organización, Raed al Atar, Mohamed Abu Shamala y Mohamed Barhum. En este caso la destrucción fue de tales proporciones que murieron calcinadas las esposas e hijos de varios de los mencionados líderes.
Y aunque los voceros del gobierno de la Franja de Gaza no confirmaron que los líderes mencionados estén muertos, la artillería israelí continuó, durante el fin de semana anterior y en lo corrido de esta, los bombardeos a instalaciones civiles, causando nuevos destrozos y pérdidas de vidas humanas.
Destrucción
Un inventario hecho por la Autoridad Nacional Palestina durante la corta tregua pasada de las pérdidas humanas y materiales, es sencillamente dantesco. Los muertos han superado la cifra de dos mil personas, muchos de ellos niños, en tanto que las fuerzas de ocupación han perdido 64 soldados.
La economía de la región afectada por los bombardeos ha sido prácticamente destruida, reducida a ceros. En las regiones oriental y norte, las plantas industriales y las granjas agrícolas fueron arrasadas. Desaparecieron industrias emblemáticas como la fábrica de productos electrónicos de la compañía de Ibrahim al-Yaru y la granja ganadera Afaneh, donde las vacas murieron producto de los bombardeos.
Toda la infraestructura nacional de esta parte de Palestina, incluyendo las mejores fábricas de alimentos, fue objetivo militar de las tropas israelíes. Gaza pierde cinco millones de dólares al día al quedar suspendidas todas sus actividades económicas. Y lo más dramático es que si hubiera un cese al fuego y alguna garantía de paz, las autoridades locales no podrán atender en lo inmediato la restauración industrial, pues la prioridad es reconstruir los hogares destruidos. Primero, garantizarles vivienda a las familias sin hogar y después reconstruir las plantas industriales.
