martes, abril 23, 2024
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“Queremos construir el país que nunca hemos tenido”

La histórica dirigente campesina del Caribe colombiano y candidata al Senado por el Pacto Histórico, Catalina Pérez Pérez, habla con VOZ sobre su vida política, que inició en la ANUC-Sincelejo, el exilio de 22 años y su regreso, las problemáticas del territorio que la vio nacer y los compromisos con el campesinado que espera la implementación de la Reforma Rural Integral

Redacción Política

¿Quién es Catalina Pérez?

-Soy una mujer campesina hija del Caribe colombiano. Siempre he dicho que soy una mujer de hacha y machete. Entendí desde muy joven la importancia que tenía la organización para transformar la vida del campesinado empobrecido por los terratenientes. Nosotras producimos la tierra, pero nunca se nos ha tenido cuenta.

Ingresé a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, ANUC, y participé de ese gran movimiento que tenía la consigna de “la tierra es para quien la trabaja”. También estuve en la vida política de la región con la experiencia del Frente para la Unidad del Pueblo, FUP, en 1978 con nuestro movimiento la Democracia Popular. Luego nos adherimos al Nuevo Liberalismo buscando la esperanza con Luis Carlos Galán, un hombre que sin duda tuvo un pensamiento libertario y que fue asesinado.

La lucha por la tierra y el exilio

¿Cómo fue la experiencia de luchar por la tierra en medio de un escenario violento para los liderazgos campesinos?

-En ese momento la represión fue muy grande en la región. La organización campesina, que era muy fuerte, tenía información que mi vida corría peligro y me trasladaron en 1983 a Sincelejo. Allí estuve fortaleciendo la organización, especialmente a las mujeres, porque nosotras en cada toma de tierra hacíamos un comité femenino.

Finalmente, Amnistía Internacional me saca del país en 1988. Terminé en Viena, Austria. Fueron 22 años en el exilio. Allá me involucré en el activismo internacional para dar a conocer la lucha del campesinado y las experiencias de las tomas de tierra. Impulsamos la Casa Cultural Colombiana para mostrar en Europa lo bello, la cultura, la música, la danza, la gastronomía, las bebidas típicas, etc. Dimos a conocer otra faceta de Colombia en el exterior.

¿Cómo se da su retorno? ¿Cómo encuentra el país después del largo exilio?

-Regreso al país en el 2009. Encuentro a Colombia más pobre por la violencia desatada desde finales de los ochenta hasta esta época. Observo el despojo de las tierras a los campesinos y que muchos de ellos terminaron en las calles haciendo parte de los cinturones de miseria. A pesar de este escenario, me entusiasma la lucha de las organizaciones sociales en resistencia, especialmente de las mujeres. Me quedé ayudando a fortalecer el tejido social y organizativo, y es allí que me vinculo a la Colombia Humana, movimiento que lidera Gustavo Petro.

El Caribe colombiano

¿Qué significa hoy el Pacto Histórico para Colombia?

-El Pacto Histórico significa la voz del pueblo, de las mujeres, de las juventudes, del campesinado, de la diversidad, de los territorios marginados. Precisamente digo la voz de las mujeres porque como mujer campesina he tenido el espacio de poder participar en la convergencia, donde resaltamos la lista paritaria.

Me parece fundamental involucrar a sectores históricamente excluidos, como los indígenas, afros y nosotras. Queremos construir el país que nunca hemos tenido. Es una convocatoria a los colombianos y a las colombianas para que a partir de la juntanza podamos transformar el país.

El Caribe colombiano ha sido protagonista de intensas luchas por la tierra del campesinado, pero también ha sido víctima del despojo y la violencia. ¿Cómo está el territorio hoy y qué perspectivas analizan?

-El Caribe colombiano ha sido una de las regiones más abandonadas por el centralismo de los gobiernos en la historia. Es por eso que la política de la corrupción ha tenido mucho poder en el Caribe, especialmente porque se le ha negado la posibilidad de que tengamos un desarrollo progresista de la vida. Nos han impuesto las políticas neoliberales que llevan al atraso, acabando a la ANUC y al campesinado.

La mal llamada “revolución verde”, ha monopolizado las semillas y ofertan los paquetes de agro tóxicos que acaban con la vida de la tierra y el agua. El despojo ha impuesto en los territorios los monocultivos de palma aceitera y de teca. Otro fenómeno es la “desculturización” de nuestra tierra con nuevas especies, como pasa en La Mojana con los búfalos, que han matado los humedales que servían como esponja para contener cada año las inundaciones y así evitar tantos desastres que perjudican a la gente que vive en el territorio.

También la minería indiscriminada, que destruye nuestras montañas y contamina los ríos, como el San Jorge, Magdalena y Cauca. El campesinado no puede producir como antes porque lo han relegado a territorios improductivos, a las tierras incultas o territorios inundables.

Por eso estoy convencida que con el Pacto Histórico impulsaremos una verdadera reforma agraria, donde queremos reestructurar el Ministerio de Agricultura y el Banco Agrario para que el campesino tenga tierras donde producir, crédito con intereses bajos y educación para aportar al progreso de la región. El Caribe tiene que volver a ser la despensa agrícola de Colombia.

Acuerdo de Paz y mujer

El Acuerdo de Paz contempla una reforma rural integral. ¿Cómo va su implementación en el Caribe y qué retos trae para el nuevo congreso y presidencia?

-En el Acuerdo de Paz el principal punto transformador es sobre el tema de la tierra, que como todos sabemos es una de las causas de la violencia y el conflicto de nuestro país. Después de cinco años de la firma, los liderazgos campesinos que han luchado por restitución de tierras han sido asesinados mientras persiste la violencia en los territorios.

Nosotras creemos que para parar esta nueva violencia se tienen que implementar los PDTS, para que sean las comunidades quienes decidan que quieren hacer en el territorio. En nuestro caso, ni en La Mojana ni en los Montes de María sabemos quiénes tienen la tierra y como la producen.

Como bancada parlamentaria del Pacto Histórico nos comprometemos a impulsar el punto uno de La Habana que es la Reforma Rural Integral con créditos, asistencia técnica y vías terciarias, para mejorar la economía del campesino a partir de la estabilidad en los precios y mercado justo, la democratización de la tierra para que el campesino sea libre y decida en su territorio que le sirvan a la vida, la libertad, a la alegría y cultura, porque la cultura viene de la agricultura.

¿Es la hora de las mujeres en la política colombiana?

-Como mujer defiendo que se nos tenga en cuenta en las decisiones estratégicas del país. Nosotras impulsamos la economía y la política de la vida. Ahora, como mujer campesina me comprometo a que cuando se vengan las titulaciones de la tierra, a las mujeres se les titule por igual y que ellas sean las que tengan parte de decisión en la vida económica del hogar campesino.

Desde el Pacto Histórico hacemos un llamado a la mujer a participar activamente en la política y transformarla. Una mujer que participa en solitario en la política se transforma, pero si somos muchas las mujeres que participamos en la política, sin duda, transformaremos el país. Ese es el objetivo.

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