viernes, abril 19, 2024
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Premian en Bogotá a artistas destacados: Aquelarre de ensueños

Por iniciativa de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, un grupo de consagrados artistas de la ciudad, recibieron un merecido reconocimiento. Arlés Herrera, ‘Calarcá’, caricaturista de VOZ, uno de los galardonados

Ricardo Arenales

Cuanto en forma azarosa se acercaba la media noche del día de brujas, en la capital de la república, y en la Plaza de Bolívar la gente danzaba, en medio de disfraces multicolores, evocando una fiesta pagana con una luna lela como testigo, a pocos pasos de la plaza, en uno de los auditorios de la alcaldía mayor, se realizaba un conjuro supremo, donde sacerdotes y sacerdotisas de la cultura asistían, también con sus prendas y rituales, convocados por las autoridades locales para reconocerles su trabajo, su vida y obra.

Era un inusual aquelarre en noche de brujas, en el que por iniciativa de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, se hacía el más alto reconocimiento de la ciudad a artistas de diversas disciplinas.

Y como en toda ceremonia pagana, se elaboró una curiosa mixtura, un brebaje exótico, en el que se mezclaron, en una ceremonia de sueños, las caricaturas de Arlés Herrera, las producciones cinematográficas de Miguel Ángel ‘El Indio’ Rincón; los ensayos y novelas de Helena Iriarte Núñez, las marionetas de hilos mágicos de Carlos Parada, ‘Charlie Boy’; las danzas negras de sanación de Edelmira Massa Zapata y las notas sonoras del saxofonista Agustín Rodríguez García.

Elige la paz

Y de ese raro potaje salió una cosa maravillosa, que no estaba en el libreto de la noche: todos a una confesaron que su mayor anhelo era trabajar por la paz de los colombianos, que morirían felices si pudieran constatar que sus novelas, sus dibujos, su música, sus audiovisuales, de alguna manera habían contribuido a la reconciliación, la felicidad y el futuro de esta generación de compatriotas.

Arlés Herrera dijo emocionado: “se necesitan más espacios, más estímulos, porque se gasta más en guerra que en cultura. Se gasta más en guerra mientras la salud de los colombianos está de muerte; se gasta más en guerra mientras se caen los techos de la Universidad Nacional por un aguacero. Tenemos que decir un nó rotundo a la guerra, a los guerreristas hay que elegir la paz”.

En este criterio coincidió con el compositor, arreglista y saxofonista Agustín Rodríguez García, quien dijo que “la música es para el espíritu, la música es hermana de la paz”. “La música es el arte y emociona los sentimientos humanos”, dijo este veterano maestro, que se dolió de que hoy nadie se acuerde de los artistas verdaderos, los artistas del pueblo.

Compensa los sufrimientos

Miguel Ángel Rincón Ortega, técnico, actor, guionista y uno de los pioneros de la televisión en Colombia, dijo por su parte que la cultura y el arte deben “defender la paz de nuestro país y sus riquezas”. Recordó emocionado que en sus 75 años de trabajo cultural, es la primera vez que recibe un premio, y aseguró que “es bueno que en vida le den a uno una mencioncita”, cosa que en su caso agradece, pues un reconocimiento como ese “paga los esfuerzos, los sufrimientos” por una labor que no siempre es bien comprendida.

Conmocionados, los asistentes aplaudieron también a la destacada escritora Helena Iriarte Núñez, autora de varias novelas, con estudios en filosofía y letras, egresada del Instituto Caro y Cuervo y actualmente docente de la Universidad Javeriana. Iriarte habló de las dos pasiones de su vida: la literatura y la enseñanza, y se refirió a su convivencia con los libros, desde que era una niña.

La directora de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deportes de Bogotá, Clarisa Ruiz Correal, al hacer una presentación de los artistas homenajeados, dijo que en la versión de este año se introdujo un reconocimiento a los gestores de cultura, que realizan un trabajo igualmente valioso, y el premio fue otorgado a Luis Alberto García Guevara, de la localidad de Santa Fe.

Viven de la verdad

Igualmente se hizo un reconocimiento a tres alcaldes locales, Diego Ricardo Piñeros Nieto, Edilberto Guerrero Ramos e Iván Marcel Fresneda Pereira, mandatarios de las localidades de Los Mártires, La Candelaria y Teusaquillo, respectivamente.

La funcionaria dijo que honrar a nuestros artistas es honrar a toda la ciudadanía, y para el caso de la gestión del alcalde Petro, es honrar a artistas que vivieron de la verdad, y esta distinción busca también construir la memoria del arte en la ciudad.

En este sentido, defendió la gestión del alcalde mayor y dijo que la política cultural de la Bogotá Humana ha tenido un gran impulso. Ha logrado introducir en la educación básica de los muchachos el arte y el deporte como una materia importante. Señaló que más de sesenta mil niños, en su jornada extendida tienen en su pensum el arte y el deporte, en concordancia con la Ley de Cultura, una cuestión que no se cumplía, y constituía una deuda histórica con la ciudad.

Así concluyó el aquelarre de la cultura en esa noche de brujas en Bogotá. Afuera, en la plaza, centenares de personas hacían su danza, disfrazados de demonios, de ángeles, de súper héroes de toda condición. Y los artistas, muchos de ellos octogenarios, prometían sacar fuerzas para continuar una obra fecunda, el mayor número de años posible, para que los danzantes de la plaza pudieran continuar su rito, tranquilos, en paz, sin que una bala trunque su sueño y que sus descendientes tengan asegurada la felicidad, como corresponde a un pueblo civilizado.

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