jueves, marzo 28, 2024
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Premian a Patricia Ariza

La dramaturga recibió este año el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en la categoría “A toda una Vida” y el Premio Internacional de Teatro otorgado por la Liga de Mujeres Profesionales de Teatro de Estados Unidos

Redacción Cultura

La dramaturga, historiadora, poeta, defensora de derechos humanos y sobreviviente del genocidio contra la Unión Patriótica Patricia Ariza, ha recibido este año varios merecidos galardones, fruto de toda una vida de trabajo dedicado al teatro como impulsor de derechos humanos en el país.

Ariza, quien es codirectora del Teatro La Candelaria, presidenta de la Corporación Colombiana de Teatro, directora del Festival de Teatro Alternativo y del Festival de Mujeres en Escena, recibió en septiembre el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en la categoría “A toda una vida” por su defensa a los derechos de las mujeres y desplazados del conflicto armado “desde una perspectiva cultural”.

En octubre pasado la Liga de Mujeres Profesionales de Teatro, de Estados Unidos, y su Comité Internacional otorgaron el Premio Internacional de Teatro LPTW Gilder/Coigney (por sus siglas en inglés) 2014, galardón único de teatro internacional otorgado por una organización estadounidense con el objetivo de destacar una obra extranjera. Patricia fue elegida entre 21 candidatas de 19 países, que han dedicado su vida a promover justicia e igualdad a través del teatro.

Hay que recordar que Patricia Ariza ganó también el premio holandés Príncipe Klaus en 2007, el cual se otorga anualmente a artistas e intelectuales por sus destacadas contribuciones en el terreno de la cultura y el desarrollo. El Congreso de la República la condecoró en el 2008 con una Orden en reconocimiento a “toda una vida dedicada a la cultura”. Además recibió el título de Doctorado Honoris Causa en Cuba del Instituto Superior de Artes en el año 2011.

Entre otros reconocimientos que ha recibido la intelectual, se pueden mencionar el Premio Casa de las Américas por la autoría de las obras Guadalupe años sin cuenta y Los diez días que estremecieron al mundo, en 1975, una mención especial de Colcultura en el Año Internacional de la Mujer (1989) por su trabajo como promotora cultural y social, Premio Reconocimiento Casa de las Américas como directora de la Corporación Colombiana de Teatro en 1990, Premio Anna Magnani Brasil 1992 en el concurso de Dramaturgas Latinoamericanas y la Medalla al Mérito Artístico en Dramaturgia, del Instituto Distrital de Cultura y Turismo en 1993.

VOZ habló con Patricia Ariza sobre este reciente premio internacional:

–Antes que nada el Semanario VOZ quiere felicitarla por los galardones recibidos gracias al trabajo que ha realizado en pro de la cultura y de las mujeres.

–Muchas gracias.

–En estos momentos en que lo femenino ha tomado fuerza en las artes, aunque siempre la ha tenido, digamos que es más visible, ¿qué significa para Patricia recibir el Premio Internacional del Teatro de la Mujer?

–Significa mucho por varias razones. Una, porque viene de una organización independiente de mujeres de los Estados Unidos, de la parte democrática de los Estados Unidos, de la Liga de Directoras y Dramaturgas. Y dos, porque son colegas de trabajo, algunas de las cuales han venido y han visto los trabajos que hacemos aquí en La Candelaria y los trabajos que hacemos en la Corporación Colombiana de Teatro, con las víctimas buscando una estética nueva que no pretenda ocultar, sino decir de otra manera lo que nos pasa.

–Usted como dramaturga, poeta y actriz es hoy por hoy un ejemplo de cultura impulsado por una mujer en un país que ciertamente ofrece poco apoyo a las mujeres, ¿cómo ha logrado sortear, de un lado la falta de apoyo del país y el machismo reinante, aún hoy en día?

–El machismo es el obstáculo más brutal, pero más fácil de atacar cuando es visible. Cuando es invisible y cotidiano es complicadísimo erradicarlo porque está en la cultura, porque hombres y mujeres lo ven como “normal”, y la falta de apoyo para la cultura es demasiado grave en este país. Ahora más que nunca necesitaríamos trabajar desde la cultura para desmontar del imaginario de los colombianos la idea peregrina de que la salida es la guerra. Necesitamos una cultura y un arte que contribuya a la paz, que desengatille los imaginarios. Insistimos tanto en esto que nos estamos volviendo monotemáticas.

–¿De qué manera aportan el teatro y la creación dramatúrgica en la participación de las mujeres en el campo de las artes?

–En el teatro ahora han irrumpido muchas nuevas directoras y dramaturgas que están trabajando de otra manera el teatro y el relato. Un aporte importante es el Festival de Mujeres en Escena. Es increíble la cantidad de directoras y de mujeres haciendo “performances”. Es que si las mujeres participamos en la política es para cambiar la política, para lograr que se incorporen otras subjetividades, de varias maneras.

Las mujeres en el mundo están irrumpiendo con fuerza incontenible. En este país la mayoría de las mujeres son víctimas o del maltrato sicológico o físico o de desplazamiento forzado. El 70 por ciento de la población desplazada son mujeres que cargan con el duelo, con los ancianos, con los enfermos, los niños, etc.

–¿Qué papel ha tenido la Corporación Colombiana de Teatro en concientizar y motivar a otras mujeres a atreverse a hacer arte y cultura y cambiar la mentalidad de los hombres frente a la participación de ellas en este campo?

–La importancia es que hemos trabajado siempre con las víctimas y las mujeres profesionales del teatro, la danza y la música. Hemos buscado siempre que estén juntas en la escena hablando del conflicto y eso nos ha potenciado a todas. Hemos aprendido a convertir el dolor en fuerza y en resistencia, en música y en obras. Y eso a su vez ayuda a tejer el gran relato que necesitamos para los nuevos tiempos que se avecinan.

–Patricia, por favor, un mensaje para las mujeres que se dedican a las artes en el país y muchas veces se sienten desmotivadas por factores como el machismo y la falta de recursos.

–No desfallecer, no rendirse y combinar la justicia para las mujeres con las luchas populares. Es que el capitalismo y el patriarcado están en su crisis más profunda.

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