José Luis Díaz-Granados
En 1915, Vladimir Ilich Lenin publica su trabajo El socialismo y la guerra, donde registra importantes reflexiones sobre la actuación del Partido Obrero Social-Demócrata de Rusia (Posdr), que a pesar de su carácter ilegal, ha cumplido a plenitud sus deberes revolucionarios.
En plena primera guerra mundial y en la Rusia del Zar Romanov, Lenin analiza exhaustivamente lo que significan las guerras modernas, las de ofensiva y las de defensiva, lo mismo que las guerras imperialistas. Sobre estas últimas expresa que el pueblo que acepta el régimen imperialista es un pueblo que no puede ni podrá ser libre.
Además, reflexiona sobre los caminos del marxismo y las falsas referencias a Marx y a Engels que publican muchos activistas de la izquierda y del anarquismo; repudia las torcidas orientaciones de los mencheviques, incluido George Plejanov, e informa de manera pormenorizada el papel desempeñado en la clandestinidad por el Posdr.
En esta obra, Lenin también señala como “socialchovinistas” a Plejanov y a Kautsky, entre otros activistas; recuerda que la social-democracia rusa surgió antes de la revolución democrático-burguesa de 1905 y vaticina la emancipación triunfante del proletariado ruso, lo que efectivamente ocurre dos años más tarde con el suceso histórico más grande de nuestro tiempo: la Gran Revolución Socialista, acontecida el 24-25 de octubre (7 de noviembre en el calendario moderno) de 1917.
Esta serie de artículos -aparecidos inicialmente en el periódico Sotsial-Demokrat, órgano del Comité Central del Posdr, como un balance de la táctica del Partido de Lenin con respecto a la guerra y a ciertas directrices de los mencheviques y de algunos oportunistas-, se agrupan luego para una publicación en París bajo el título de El socialismo y la guerra, libro que circula clandestinamente por Europa en ejemplares publicados en ediciones limitadas, muchos de ellos impresos por participantes a la Conferencia de Zimmerwald -efectuada en Berna, Suiza entre el 5 y el 8 de septiembre de 1914, en donde Lenin condena la participación de su patria en la guerra y propone contra ella la Revolución proletaria- y por obreros e intelectuales rusos que copian a mano su contenido para divulgarlos en la Rusia zarista.
Este documento indica la clave del gran acontecimiento, pues tanto en Zimmerwald como en las proclamas y reflexiones de Lenin está el germen definitivo de la Revolución de Octubre (y del nacimiento de la III Internacional) y por tanto, del destino de la clase trabajadora y de la humanidad.