Por democracia socializante

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José Ramón Llanos

Cepal, Unicef y otros organismos que estudian la situación de la niñez denuncian la altísima cantidad de niños menores de cinco años que padecen la emaciación, un estado de desnutrición tal que condena a los afectados a un desarrollo mental por debajo del normal, además tienen altas posibilidades de morir prontamente.

Esa es una consecuencia de las políticas excluyentes de los gobiernos tanto liberales como conservadores que han detentado el poder a lo largo de más de 190 años. Siendo esta afectación gravísima, sin embargo, no es la única secuela negativa de los gobiernos hegemónicos de la burguesía.

Es claro que la situación gravísima de la niñez denunciada incluso por una comisión de médicos y otros profesionales de almacenes Éxito, acusa el mal funcionamiento del actual Sistema de Salud, sin embargo, políticos y exministros como Vargas Lleras cotidianamente emplean sus columnas y discursos en criticar las propuestas de cambio agenciadas por el presidente de la República y su ministra de Salud. Llama la atención el título de la columna del exministro, Lo de menos es la salud.

Eso es precisamente lo que a Vargas Lleras y su clase política menos les ha interesado, la salud. Pero no es la única cuestión lesiva al pueblo y a la naturaleza causada por los que gobernaron a Colombia, a partir de la muerte de Simón Bolívar. Recordemos las acciones depredadoras de la biosfera, fauna y flora que la entrega del petróleo, el oro y otros metales a las empresas estadounidenses nos han afectado y nos siguen afectando.

A la burguesía solo le interesan las monedas que el capital extranjero le da de manera lastimosa a cambio de nuestras riquezas. Esa política entreguista le deja a nuestro pueblo contaminación ambiental, enfermedades y socavones estériles.

El cambio climático infortunadamente se manifiesta actualmente con lluvias torrenciales que saturan los suelos y lanzan las montañas sobre vías de comunicación y las viviendas campesinas. Todos vemos los efectos humanos, económicos de los más reciente deslizamientos en la Vía Panamericana.  Si no procedemos inmediatamente a detener los contratos de exploración de gas y petróleo no se podrá cumplir con los objetivos que exige la comunidad científica para detener la catástrofe del cambio climático.

Por tanto, se requieren más acciones y menos palabras. Debe ser la respuesta del Gobierno del Cambio ante tanta mentira de los líderes burgueses para tratar de engañar al pueblo y movilizarlos en contra de las reformas que el país urge para convertir en realidad la política que por primera vez beneficiará a las grandes mayorías e implementará el cambio de los combustibles fósiles por fuentes de energías renovables no contaminantes y protectoras de la naturaleza.

El Gobierno del Pacto Histórico y el pueblo dijeron ¡Basta ya de tantas mentiras de la burguesía y de la prensa institucional! La suerte está echada. Con los cambios estamos todos y solo se oponen los burgueses y los que hasta ahora detentaron el poder y ellos son un grupúsculo de aprovechadores de la ignorancia de una parte del pueblo que abrió los ojos y ya sabe cómo defender lo más conveniente para empezar a forjar una democracia socializante, incluyente y profundamente humana y solidaria, principio y fin de la vida sabrosa según la concepción de la sapiencia de nuestros pueblos originarios. ¡Esta vez sí le tocó perder a la clase dirigente incapaz que se creía invencible!