El lanzamiento del XII Congreso Nacional de Fensuagro, en sus 43 años de lucha y resistencia, tuvo como fin el fortalecimiento en unidad y la construcción del poder popular, para la defensa de la vida y del territorio. Son décadas de lucha y resistencia, en defensa de la tierra y el territorio en Colombia
Renata Cabrales
@renatarelata
En el auditorio del Iica de la Universidad Nacional, el pasado viernes 6 de diciembre y con la participación especial de las senadoras: Aída Avella, Victoria Sandino, el profesor Darío Fajardo y el líder sindical Húber Ballesteros, se realizó el lanzamiento del próximo congreso fensuagrista que se llevará a cabo en abril del 2020.
La senadora Victoria Sandino, una de las invitadas especiales a este evento, en su apertura, manifestó que: “Sabemos que la violencia en Colombia está ligada a la tenencia de la tierra y a la vez a la tenencia del poder tal y como nos lo enseñó el inolvidable escritor Alfredo Molano. Fensuagro, una organización en resistencia, una organización revolucionaria, ha sido esa organización que brinda una herramienta de lucha por los derechos a la tierra, por los derechos de los campesinos y campesinas, por adquirir ese sujeto social y político que se requiere para la ruralidad, para los campesinos”.
Mencionó, además, la senadora que ella estuvo 24 años alzada en armas y que por esa razón reconoce el valor incalculable que han tenido en la lucha revolucionaria las comunidades rurales, que reconoce además, la capacidad de resistencia y organizativa de Fensuagro y también la violencia que han padecido, por eso, “el primer punto del Acuerdo de Paz en la Reforma Rural Integral, esa por la que vienen luchando generación tras generación, nosotros también la abrazamos y hoy la seguimos reivindicando, para que todo el Acuerdo de Paz se cumpla, se implemente, para que esa esperanza que ustedes abrazaron al apoyar el Acuerdo no desaparezca…Por eso, en el Congreso también está en el congelador la Ley de Reforma Rural que se requiere”.
El panel central
El panel principal estuvo constituido por la senadora Aída Avella, el líder campesino, Húber Ballesteros y el profesor Darío Fajardo, cuyas intervenciones giraron en torno a la reforma agraria que el pueblo colombiano necesita de acuerdo al desarrollo social y económico del campo; a cómo se puede financiar una política agraria incluyente y democrática en el país; al significado del reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos y cómo articular todo eso como una política agraria territorial, como también acerca del campesinado y su incidencia en la implementación del Acuerdo de Paz.
Aída Avella: la concentración de la tierra
En su exposición la senadora de la Unión Patriótica manifestó su preocupación por el hecho de que el 0.4% de la población posea el 46% de la tierra. Si hay un índice que demuestre la desigualdad en este país es la inmensa concentración de la tierra.
Otro índice que le preocupa es que el 70% de la tierra no tiene escrituración, realmente hay grandes ocupantes ilegales de tierras: “les quiero poner un ejemplo del municipio de Ponedero, allí hay tierras por todos lados, cuando llegué los campesinos me dijeron que ellos tenían un poquito de tierra y que había llegado una señora desde Bogotá con unos postes y unos alambres de púas, que había cercado y ya no podían sembrar ni la yuca ni los plátanos”.
La senadora hizo la denuncia y a las dos semanas la llamaron y para informarle que la señora había llegado a decir que quitaran esos postes que sembraran rápido. Lo que demostró que la mujer no era la dueña de la tierra y que buscaba hacer “un acto de viveza con las tierras ajenas”.
Acerca de los TLC, Avella advirtió que “también nos preocupa que el 90% del maíz lo estamos importando, ya no hay cebada ni trigo. Estamos en manos de una importación y de un gran empobrecimiento. Lo peor es que en un par de supermercados encontré ajos importados de la China, ¡lo que nos faltaba! Eso es una humillación para las y los campesinos”.
El reconocimiento del campesinado
Aída Avella también mencionó el hecho de que al campesinado no se le reconocen sus derechos y que el mismo presidente Duque tuvo una actitud vergonzosa al no reconocer la Convención Internacional sobre los derechos del campesinado en la ONU: “Quedaron muy mal ante los ojos del mundo porque incluso los países africanos que son más pobres sí lo reconocieron”.
En cuanto a la implementación del Acuerdo de Paz, Avella resaltó que “los trabajadores del campo pueden incidir en la implementación del Acuerdo de Paz y lo están haciendo cuando marchan hacia Bogotá los indígenas, lo están haciendo cuando se rebelan por la explotación de petróleo, cuando todo el campo le dice no al fracking en Colombia, pero nos hace falta un Congreso que lo haga posible”.
Darío Fajardo: las movilizaciones y la paz
Según Fajardo, estamos viviendo un momento muy especial y no solo en Colombia, que da cuenta de que están cambiando muy rápidamente las cosas. Son muchos los aspectos que se pueden mencionar, desde el cambio climático hasta la caída gradual del sistema capitalista que ha sido el causante de la violencia y la pobreza:
“En Colombia hay una participación creciente de la gente en la movilización, y las comunidades del agro se están acercando a las ciudades buscando cercar la paz. También hay una participación creciente de jóvenes y de mujeres. Pero empujar para que esto avance necesita de nuestra acción y la preparación para el Congreso de Fensuagro es muy importante. Es necesario que de este Congreso salgan las directrices para continuar el trabajo de movilización, que esto apunte al cambio y que se vuelva un proceso de organización. Yo quisiera que nuestro congreso no solo sacara unas banderas muy bonitas sino que salgan cientos de comités municipales de “Reforma Agraria”.
Húber Ballesteros: la reforma agraria
El líder campesino habla de una reforma agraria que serviría para aclimatar la paz en nuestro país. Menciona que hay una reforma deseable para el campesinado y en esa se podría pedir la eliminación total del latifundio, es decir poner límites a la propiedad, cosa que se ha intentado muchas veces, no solamente en los foros y seminarios, sino en cabeza de quienes han acompañado las iniciativas legislativas de quienes han llegado al Congreso.
Para hacer una reforma agraria deseable, es necesario analizar entonces, la coyuntura y decir cuál es la reforma posible y esa es la disyuntiva que el líder plantea.
“Porque eso nos marca dos vías para esa reforma y es si nos inclinamos por esa que es deseable de eliminación total del latifundio, entonces nos tocaría la recuperación de la tierra por la vía de hecho. Las organizaciones campesinas hemos hecho más distribución de tierra por la vía de hecho que la que hizo el Incora. Es decir, sí hemos hecho reforma agraria por la vía de hecho. Y esa reforma no será por la vía institucional”, advierte Ballesteros.
Por la institucional, según afirma el líder “habría que rebajar nuestras expectativas y no pensar en una eliminación total del latifundio, sino empezar a conversar con mucha gente de este país, que seguramente posee la tierra y, de esta forma, hacer la combinación necesaria entre la reforma agraria que redistribuya la propiedad y el cambio de modelo de desarrollo rural. Seguramente vamos a encontrar unos aliados”.
Ballesteros reconoce que en el país hay tres formas de la tenencia y explotación de la tierra: “La economía parcelaria y comunitaria que hacemos los campesinos, y que tiene como fundamento principal garantizar la soberanía alimentaria, está la agricultura comercial de tipo capitalista y el latifundio improductivo capitalista, que ha llenado de potreros nuestro país. Tendríamos que conversar con aquellos latifundistas que se han robado la tierra, puede que haya un sector en el que podamos hacer aliados”.