Una agresiva política de flexibilización laboral, la globalización de los mercados y el uso intensivo de la robotización en los procesos productivos, las causas que explican la reducción de los salarios reales en el mundo laboral
Iván Posada Pedraza
El último informe de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, indica que el salario real promedio mundial creció en 2017 sólo 1,1 por ciento (descontada la inflación) en comparación con 2016, cuando aumentó 1,8 por ciento. Dentro del grupo del G20 (las economías más avanzadas), el salario real promedio creció 0,5 por ciento en 2017 en comparación con 2015 (1,7 por ciento). En Europa se estancó, sólo algunos países experimentaron pequeños aumentos que fueron absorbidos por las caídas en Italia, Francia y España. Asia por su parte, muestra el mayor crecimiento del salario real por el peso de China (donde hubo un aumento real de los salarios), pero en términos generales el poder adquisitivo de los salarios disminuyó en 2017.
Las causas
Un grupo de fenómenos que explican la situación son el comercio internacional y la tecnología. En efecto, la globalización de las economías y por ende de los mercados, está desplazando mano de obra que no se puede reubicar fácilmente en otras esferas del mercado laboral. A lo anterior se suma el empleo de la automatización y la robotización en los procesos productivos.
Para Jayati Ghost1 la explicación en la reducción de la capacidad adquisitiva de los trabajadores hay que buscarla en la política de los gobiernos que desconoce derechos laborales adquiridos mediante convenciones colectivas, pactos laborales, etc. La catedrática argumenta que muchos gobiernos están diseñando medidas para fomentar la flexibilidad laboral y privilegiar los intereses de los empleadores. Además agrega que “la obsesión con la consolidación fiscal y la austeridad impidió el tipo de gasto social capaz de aumentar el empleo y mejorar las condiciones de los trabajadores”. Más adelante agrega: “el actual entorno regulatorio está aumentando la capacidad de las grandes corporaciones para ejercer poder en forma irrestricta, lo que se traduce en un aumento de su renta monopólica y de su poder de negociación”. Luego concluye: “…la política económica por parte del neoliberalismo en muchos países está dando a que la mayoría de los asalariados queden excluidos de las ganancias del crecimiento económico”. Otra de las conclusiones del citado informe es que mientras se experimentó una recuperación de la producción mundial en los últimos años, esta no se traduce en la mejora de las condiciones laborales en una gran cantidad de países.
Desempleo y paro forzoso
De acuerdo a las estadísticas de datosmacro.com la población más afectada por el desempleo es la franja de población en edad productiva: jóvenes y adultos. Y entre ellos las mujeres son revictimizadas pues por la condición de género son discriminadas pues reciben menos remuneración que los hombres por trabajos iguales.
En la eurozona por ejemplo, el desempleo entre menores de 25 años osciló entre 17,7 y 20 por ciento en el periodo 2016 -2017, cifra que supera el promedio total para el mismo periodo de tiempo (9,6 – 8,6 por ciento), es decir, la población en plena edad productiva. Esto sumado al paro dentro de la población mayor de 24 años, crea una situación explosiva que se manifiesta en movilizaciones que van en aumento, como en Francia.
América Latina y Colombia
Del anterior cuadro se deduce fácilmente que los salarios reales se han reducido drásticamente en el periodo observado.
En el mismo documento de la OIT se precisa que Colombia tiene el cuarto peor salario mínimo (USS 270)2 de América Latina y El Caribe. Sólo superamos en este indicador a Brasil (USS 250); México (USS 150); y Nicaragua (USS 140). Los salarios mínimos más altos los registran Panamá, Costa Rica y Argentina.
En Colombia la reducción de la capacidad adquisitiva de los asalariados es una de las causas que explica que el país sea uno de los más desiguales del mundo.
1 Jayati Ghost. Catedrática de Economía en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi. El Tiempo, diciembre 23 de 2018, pág. 2.5
2 Tasa de cambio: 1 dólar = $3.000.