viernes, abril 19, 2024
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Plebiscito en Crimea: “Seremos parte de Rusia”

En un histórico plebiscito en el que participó una abrumadora mayoría de electores, el 95 por ciento votó por incluir la península de Crimea en la Federación Rusa. Occidente amenaza a Rusia con imponer sanciones

Con banderas rusas, los votantes en Crimea se pronunciaron por volver a la Madre Patria.
Con banderas rusas, los votantes en Crimea se pronunciaron por volver a la Madre Patria.

Alberto Acevedo

En una crucial decisión política, que anuncia nuevas confrontaciones entre las potencias occidentales de una parte, y Rusia y China de la otra, los casi dos millones de ciudadanos de la península de Crimea, en forma abrumadoramente mayoritaria, se pronunciaron, mediante un plebiscito, por su adhesión a la Federación Rusa, con un estatus de república autónoma.

La determinación se reflejó en una consulta en las urnas, el pasado domingo 16 de marzo, en la que el 95.5 por ciento de los sufragantes respondieron ‘sí’ a la pregunta: “¿Está usted a favor de la reunificación de Crimea con Rusia como sujeto de la Federación Rusa”?

El contundente resultado es la primera reacción de la población de la península crimea al golpe de estado en Ucrania, en el que las potencias occidentales se confabularon para forzar la salida del presidente constitucional, Víctor Yanukóvich, e imponer un gobierno pro occidental que ya ha dejado ver su intención de apartarse de la órbita de influencia rusa y acercarse a un pacto con la OTAN y con la Unión Europea.

El 80 por ciento de la población apta para votar acudió a las urnas. Es una cifra histórica si se tiene en cuenta que en las elecciones parlamentarias del año 2012, la participación fue del 49 por ciento. “Estoy segura que en unos meses seremos parte de la Federación Rusa”, dijo Nina, una pensionada, a un grupo de periodistas, después de depositar su voto. Al mediodía del pasado domingo, la mitad de las personas inscritas habían cumplido ya con su derecho al voto, en una jornada que muestra la decisión de incorporarse a Rusia.

Ni las amenazas de Ucrania de militarizar la región, ni los cortes de agua potable, gas y electricidad, ordenados desde Kiev, capital de Ucrania, para amedrentar a los electores, lograron el objetivo de modificar los resultados del referendo.

Crimea no es una provincia sino una república autónoma, dentro de territorio ucraniano. Su población actual es en un 60 por ciento de origen ruso, 24 por ciento ucranianos, un 10 por ciento tártaros, y el resto bielorrusos y de otras minorías, que no alcanzan al uno por ciento.

Al lado de la URSS

Desde el año 1783, Crimea hizo parte del imperio ruso. Con el estallido de la Revolución de Octubre de 1917, la intervención de las potencias occidentales contra el nuevo régimen socialista provoca el desmembramiento de Crimea. El ejército rojo derrota a los invasores y Crimea se reincorpora a la URSS en 1922. Por una decisión del gobierno soviético, en 1957 pasa a formar parte del territorio de Ucrania, con el estatus de república autónoma.

Rusia celebró un acuerdo con Crimea para mantener en territorio de Sebastopol la base de operaciones de la Flota Rusa del Mar Negro, con derecho a estacionar 25.000 soldados, un centenar de tanques y varios aviones. El acuerdo está vigente hasta el año 2042. Desde este punto de vista, Rusia no viola el derecho internacional al mantener soldados suyos en territorio de Crimea, como dijo en forma temeraria el presidente Obama la semana pasada.

Y aunque la decisión mayoritaria del pueblo de Crimea de separarse de Ucrania y adherir a la Federación Rusa está justificada en el rechazo al golpe de estado de derecha ocurrido en Ucrania el pasado mes de febrero, lo cierto es que esta decisión va a marcar un pulso entre las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, y Rusia, por mantener allí una zona de influencia.

Foco de tensión

En Occidente se maneja la especie de que Moscú fue artífice del refrendo en Crimea y acusan al gobierno de Putin de ‘intervención’ en los asuntos de otra nación. Y eso lo hacen Estados Unidos, Francia y otras potencias, que tienen un largo historial intervencionista por todo el planeta.

Así las cosas, un gobierno en Kiev, que incrementará sus relaciones con la OTAN y con la Unión Europea, y la nueva decisión de Crimea de ingresar a la Federación Rusa, son elementos de tensión con Occidente en esta parte del mundo. Rusia considera que la presencia de la alianza militar atlántica en cercanías a su frontera es un peligro para su seguridad nacional.

Entre tanto, Estados Unidos alienta a los socios del Grupo de los Ocho, G-8, que tienen prevista una cumbre de países industrializados para el mes de junio en Sochi, muy cerca de Crimea, para que no asistan a la reunión, y por el contrario contemplen algún tipo de sanciones económicas y políticas contra Rusia, una de las cuales sería su expulsión del G-8.

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