Fabiola Calvo
La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en China (1995) fue una gran conquista de las mujeres en sus derechos, que se plasmó en la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing y que hicieron posible las y los 17.000 participantes y las 30.000 activistas de 189 países.
Buscamos la igualdad en derechos y esto precisa de mujeres empoderadas que deciden sobre su cuerpo y su propia vida lejos de la dependencia de sus parejas, padres, hermanos, jefes, que las han considerado menores de edad, incapaces de tomar sus propias decisiones.
Los derechos se ejercen, y para hacerlo se precisa de condiciones económicas, sociales, políticas, culturales y espirituales, no podemos hablar de derechos de una igual remuneración por un igual trabajo cuando se amplía la cifra del desempleo que alcanzó su momento cumbre en agosto del pasado año (10,8%) y las más afectadas fueron las mujeres con un 14,4%
No podemos hablar de una vida libre de violencias cuando aumenta la violencia física, sexual, económica, simbólica y la mayor expresión de todas las violencias contra las mujeres, el feminicidio, sin desconocer que existen políticas públicas y normativa como la Ley 1257 de 2008 pero que carece de presupuesto para su cumplimiento, aplicable a las diferentes decisiones legislativas en este tema.
Y si nos referimos a la mujer y los conflictos armados, Colombia firmó unos Acuerdos de Paz que no se reflejan en la realidad, que registran el aumento de lideresas asesinadas, que buscan la aplicación del cumplimiento de ese pacto entre el Estado y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Si bien hemos avanzado en la promulgación de leyes, en la creación de secretarías de la mujer, en la presencia de niñas y mujeres en las aulas educativas, en una Ley que exige el 30% para cargos de elección popular y representación (no hemos logrado ese porcentaje en las capitales menos en los pueblos de las diferentes regiones), también lo es que la mayoría se queda en la letra que no se da a conocer, no se difunde ni se hace una amplia pedagogía que corresponda a las exigencias.
Estos son los doce puntos que deben pasar a examen este próximo marzo en NY y luego en encuentros globales en México y París: la mujer y el medio ambiente, la mujer en el ejercicio del poder y la adopción de decisiones, la niña, la mujer y la economía, la mujer y la pobreza, la violencia contra la mujer, los derechos humanos de la mujer, educación y capacitación de la mujer, mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer, la mujer y la salud, la mujer y los medios de difusión y la mujer y los conflictos armados.
La Declaración y la Plataforma de Beijing exigen una minuciosa mirada este 2020 en estos eventos en los que habrá presencia de decenas de países y donde las organizaciones de mujeres, académicas, periodistas y un largo etcétera, se reunirán para conocer sus avances, estancamiento y retrocesos en su cumplimiento.
Corremos el riesgo de un retroceso, que en septiembre en la Asamblea General de Naciones Unidas, los gobiernos consideren que la Declaración y la Plataforma de Beijing ya cumplieron su función ¿misión cumplida? ¿Miramos punto por punto, cifras…? Necesitamos alianzas, acuerdos para mantener las conquistas que nos dan herramientas para continuar este largo camino.