viernes, abril 19, 2024
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Periodo preelectoral en Uruguay: “La izquierda es favorita, pero falta…”

Dos periodos presidenciales de la izquierda en Uruguay dejan un país con menor exclusión social, pero también una derecha que se prepara para retornar al gobierno y continuar con el dogma neoliberal

Juan Carlos Hurtado F.
@aurelianolatino

Uruguay hace parte de los países suramericanos que han logrado derrotar en las elecciones a un bipartidismo de derecha que representa la aplicación de medidas económicas impuestas por el Fondo Monetario Internacional. Poco a poco, el dogma neoliberal se desbarata y sectores sociales excluidos han empezado a tener derechos.

Después de dos periodos presidenciales, el Frente Amplio vuelve a buscar la presidencia. Pero la campaña electoral ha estado marcada por una gran influencia de los medios de comunicación. Apoyados en críticas a reformas como el matrimonio igualitario, la legalización del consumo de marihuana y la despenalización del aborto, buscan el retorno de la derecha al poder.

Uruguay es un pequeño país que cuenta apenas con tres millones y medio de habitantes, basa su economía en las exportaciones de ganadería y agricultura, y en los dos últimos gobiernos ha avanzado en grandes reformas laborales y sociales.

Para entender mejor su proceso, VOZ habló con Óscar Andrade, secretario general del Sunca (Sindicato de la Construcción de Uruguay), miembro del ejecutivo del Plenario Intersindical de Trabajadores – Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT), única central sindical, y del comité ejecutivo del Partido Comunista de ese país.

Algunas reformas

–¿En términos laborales y sindicales, qué cambios ha habido en Uruguay en los dos gobiernos del Frente Amplio?

–En temas laborales el primer gobierno del Frente Amplio fue el de mayores avances al dar garantías sindicales, derecho a la negociación colectiva al punto que en este periodo se cuadriplicó la cantidad de sindicalizados: de 1’200.000 trabajadores sindicalizables, hay 500 mil en sindicatos.

Entre las diferentes leyes laborales aprobadas en los gobiernos está la de negociación colectiva; la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial, que estipula como delito que un empresario ponga en riesgo la vida de un trabajador aunque ningún accidente ocurra. Es decir, si un empresario pone a un trabajador a laborar sobre un andamio podrido puede ser delito así no ocurra algo. Eso generó mucho debate, furia de empresarios, pero contribuyó a reducir la siniestrabilidad.

Hay otras disposiciones en materia laboral como la ampliación de las licencias maternales que antes era de 12 semanas y ahora de seis meses de medio horario, que pueden ser para la mujer o para el hombre. Normas contra el acoso laboral; ampliación de los derechos de seguridad social; para los mayores de 50 años el subsidio de desempleo se extendió de seis meses a un año; se bajó la edad jubilatoria de 35 años de trabajo y 65 de edad a 28 años de trabajo y 58 de edad; y está el derecho a la convención colectiva de las trabajadoras domésticas. Es un laboratorio de ensayo donde a contrapelo de las recomendaciones neoliberales se aplicaron un montón de disposiciones relativas a la cobertura del trabajo y la seguridad social.

–En estos países se dice que hacer ese tipo de reformas afecta el empleo, la inversión y el crecimiento empresarial.

–A diferencia de lo que las recetas neoliberales sostienen de que el avance de las reformas laborales significa retiro de la inversión y desempleo, se avanzó. Descendió el desempleo que en 2002 estuvo en el 20% y ahora en 6,5%; había una pobreza del 40% y hoy está en 10%. Por el contrario, en momentos de consolidación de reformas laborales estamos en la década de mayor crecimiento económico en mucho tiempo. Son falsos los paradigmas que inculcaron.

Elecciones

–¿Por qué, con estas reformas que han generado bienestar social, hay riesgos de que el Frente Amplio pierda las elecciones?

–Una mejor gestión del Estado en la economía no redunda en conciencia y transformación popular. Hay un aumento de cuatro veces más el gasto social: de atención a la mujer, de políticas habitacionales, entre muchas otras reformas sociales. Pero esto es muy cuestionado por los grandes medios de comunicación, quienes aseguran que son medidas para mantener vagos que no trabajan. Hacen una crítica perversa acusando al gobierno de cobrar más impuestos para darle al que no trabaja.

En los dos gobiernos del Frente Amplio los avances han logrado reducir a una cuarta parte la pobreza, a un décimo la indigencia. El problema es que esto no solo lo dice el oligarca de una transnacional sino que muchas veces influye en amplios sectores populares. La ideología de ellos tiene la capacidad de multiplicarse.

–Deme un ejemplo de cómo hacen eso.

–Por ejemplo, hemos iniciado una serie de políticas para la inserción laboral y social del menor infractor o el preso, con sistemas de cuidado, de educación y bolsas de trabajo; la campaña es tan bestial que la derecha impulsó un plebiscito para bajar la edad de imputabilidad. Es tan bestial que coloca al menor como sospechoso y si es pobre más sospechoso, y es un delincuente que roba al que tiene y al que trabaja. Esto hace que la gente piense que el principal problema hoy día es la seguridad. Pero no dicen que por cada uruguayo que muere víctima de una rapiña en la que participó un menor, mueren más de 20 personas en accidentes de trabajo por condiciones precarias. Sin embargo, el problema es la seguridad de la propiedad no la seguridad laboral.

–Entonces, ¿hay problemas ideológicos, organizativos?

–Está en disputa lograr un equilibrio entre las transformaciones sociales y el nivel de conciencia de la gente. Desplazamos a la derecha del gobierno pero no del supuesto ideológico que sostiene el poder neoliberal. No es que la mayoría de los uruguayos tenga conciencia revolucionaria; hubo un triunfo electoral que no es un reflejo de un grado de organización. Ese es el dilema. La izquierda es favorita para volver a ganar las elecciones, pero nos falta mucho en organización.

Ha habido un avance en los sindicatos, hay más trabajadores organizados pero no hay más izquierda organizada que antes. No alcanza con ser más honesto que la derecha y con gestionar con una sensibilidad social diferente. Hay grandes transformaciones sociales pero no siempre eso te da un resultado electoral mejor.

–Veo que con los medios de comunicación sucede lo mismo que en el resto de países donde hay gobiernos populares.

–Los medios de comunicación en la mayor parte del continente son la oposición. La lógica es que cada medida de tributación avanzada es mirada con una lógica de la expropiación; así hacen con las leyes de negociación colectiva y libertades sindicales. Entonces, ponen eso en la opinión pública como el fin de la propiedad privada, el fin de la libertad, el fin de la democracia, el fin de los derechos, de la libertad. Confunden los derechos del empresario con los de la población.

Hay una frase que decía Lula el año pasado y es que las clases dominantes hacen creer que cualquier política social que atienda sectores excluidos es gasto social y los recursos que van a potenciar empresas multinacionales sea visto como inversión. Recursos para el pobre es gasto, para el rico es inversión. Eso es lo que tratamos de superar.

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