El movimiento sindical tiene miles de historias que contar alrededor del primero de mayo. Sin embargo, la vida de Pastor Pérez es el relato perfecto para romper el “mundo Google” que hoy ignora, no solo el papel del dirigente obrero, sino el lugar del Partido Comunista en la formación de la clase trabajadora en Colombia
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
“La enorme condescendencia de la posteridad”, frase memorable del historiador marxista E.P. Thompson, invita al ejercicio de rescatar del olvido a aquellas personas fundamentales en la construcción de la historia.
En medio de la pandemia, la celebración del primero de mayo será atípica y la disputa, que anualmente se libra en las calles, en esta oportunidad estará concentrada en el mundo virtual. Vía internet, miles de personas en Colombia indagarán a profundidad sobre la narración macrohistórica de esta fecha.
Orgulloso “nigüatero”
A los siete años se puso sus primeros zapatos en la vida. Tenía la percepción que solo los ricos podrían utilizar calzado y pantalón largo. La primera comunión, ritual sagrado para cualquier familia antioqueña, se convirtió en la ocasión ideal para sentir la felicidad de no andar “pata al suelo”.
Justo Pastor Pérez había nacido en Medellín el 2 de octubre de 1918. De cuna humilde, con hondas raíces en el pueblo que lo vio nacer, fue un orgulloso “nigüatero” (palabra con la que identificaban a los niños pobres sin calzado) que muchos años después sería oído en foros internacionales, que llegó varias veces al palacio de los encopetados presidentes para defender a la clase trabajadora, conquistando los más altos honores por su lucha proletaria.
De sastre a dirigente sindical
Por aquel entonces Colombia vivía una transformación económica que derivó en la emergencia de una tardía clase obrera, que ya había vivido trágicas jornadas de violencia, siendo la masacre de las bananeras la más emblemática.
La llegada al poder del Partido Liberal en 1930 significó para el país un tránsito hacia la modernización por la vía de una incipiente industrialización. Con el avance en sectores estratégicos de la economía, como los ferrocarriles nacionales o la manufactura, la necesidad de organizar a la clase obrera se convertía en una prioridad.
Liberales, socialistas, pero principalmente comunistas, fundaron el 10 de agosto de 1935 la Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC, en un país expectante ante la pretenciosa propuesta de la “revolución en marcha” que conducía el presidente liberal Alfonso López Pumarejo.
En ese contexto, el joven Pastor Pérez conoció a José Hernández, un sastre que le enseñó el arte exclusivo de crear prendas de vestir a la medida. En 1934 y con tan solo 15 años, emprendió su lucha sindical que lo acompañaría el resto de su vida: se afilió al Sindicato de Sastres de Antioquia, del que fue más tarde su presidente.
La desgarradora violencia en los territorios de Colombia, que inauguró el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, y las victorias obreras en distintas huelgas de sastres, como la ocurrida el 9 de marzo de 1949 en la prendería de Ignacio Jaramillo Vieira, obligaron a que Pastor Pérez, su amada Alejandrina Villa y sus hijos emigraran a la capital del país.
La masacre de Santa Bárbara
La historiografía colombiana documenta que entre 1948 a 1957 los sectores reaccionarios gobernaron a sangre y fuego con las presidencias de Laureano Gómez y Gustavo Rojas Pinilla, y que los sectores democráticos se defendieron heroicamente gracias a la resistencia popular. Pastor Pérez confirmaría en este difícil periodo, no solo su compromiso con las reivindicaciones de la clase trabajadora, sino las convicciones ideológicas que lo convertirían en un prolijo cuadro del Partido Comunista de Colombia.
Con el fin de la dictadura de Rojas Pinilla y la configuración del pacto entre elites conocido como Frente Nacional, las contradicciones al interior del movimiento obrero se fueron agudizando. Los sectores oficiales del liberalismo veían inconveniente la presencia de comunistas al interior de la central obrera, oficializando su expulsión en 1964.
Mientras tanto, ya como presidente de la poderosa Federación de Trabajadores de Antioquia, Fedeta, Pastor Pérez viviría momentos de angustia y frustración ante la masacre de los obreros del cemento en Santa Barbara, Antioquia, el 23 de febrero de 1963.
El ruido de las ametralladoras accionadas por el Ejército Nacional dejaba un saldo trágico de 12 muertos y 39 heridos en la fábrica El Cairo. Detenido por el régimen de Guillermo León Valencia, los acontecimientos de Santa Barbara se convirtieron en una huella imborrable en la vida del dirigente sindical.
La CSTC y el paro cívico de 1977
El 4 de mayo de 1964, el Partido Comunista fundó la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia, CSTC. Con cerca de 160 mil afiliaciones que provenían de diversas ramas industriales de la economía, el designado para ocupar la presidencia sería la figura morena y afable de Pastor Pérez.
Desde el momento en que asumió la tarea de liderar la nueva propuesta para dinamizar las luchas de la clase trabajadora, Pastor se fue ganando un espacio fundamental en la correlación de fuerzas, al punto que tirios y troyanos reconocieran en él un portaestandarte cualificado del diálogo político.
Fue el presidente de la CSTC por 20 años. En ese periodo de tránsito post Frente Nacional, donde el país cambió para que todo siguiera igual, el líder sindical se posicionó como la voz autorizada del proletariado en Colombia. En la vorágine del Paro Cívico de 1977, Pastor Pérez estuvo al frente de la acción multitudinaria de la clase obrera que protestó, como nunca en su historia, por justicia social y dignidad.
Paradoja del destino
Después de los hechos del 14 de septiembre de 1977, Colombia experimentó una regresión democrática. La llegada al poder del liberal Julio Cesar Turbay Ayala en 1978 y la puesta en marcha del Estatuto de Seguridad, marcaron un periodo de represión para el movimiento popular en Colombia.
Las principales centrales obreras, por iniciativa del Partido Comunista, verían la necesidad de conformar una central única del proletariado colombiano para enfrentar los retos de un momento que perfilaba turbulencia política en el corto y mediano plazo.
Con la tarea de consolidar la propuesta unitaria, que en 1986 se materializaría con la creación de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Pastor Pérez moriría en Budapest, Hungría, el 2 de julio de 1984. La primera ciudad del mundo que conoció a lo largo de su vida sería el último lugar donde lucharía con tenacidad contra la muerte; paradojas del destino.
Que sea la pluma de Manuel Cepeda Vargas la encargada de cerrar esta semblanza: “Una sonrisa enorme se diluye en el rostro del líder obrero. Sus rasgos contemplan la plaza, que poco después va a palpitar llena de gente y pancartas. Serenamente atraviesa los cordones policiales y codo a codo con los demás trabajadores despliega la roja bandera sindical. Tras él una multitud de gargantas corea el grito: “¡CSTC, clase obrera de pie!” Asciende entonces a la tribuna y comienza su discurso, el discurso de la unidad popular, el discurso de la unidad de acción, el discurso de Pastor Pérez, el discurso de la clase obrera colombiana”.
Fuentes:
Acevedo Vásquez, Alberto (12 de julio de 1984); “Soñó siempre con una central obrera única”; Semanario VOZ “La verdad del pueblo”; Edición 1293; pp. 8
Cepeda Vargas, Manuel (5 de julio de 1984); “Pastor Pérez o la lección de la clase obrera”; Semanario VOZ “La verdad del pueblo”; Edición 1292; pp. 5.
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