Paro Nacional: un momento para la acción, y una acción para la transformación

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Foto Laura Sophia Martínez.

Retornaron las acciones de movilización al país en el marco del denominado Paro Nacional y las expectativas van en aumento a propósito de la realización del II Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales a realizarse en Bogotá durante los días 30 y 31 de enero. Por ello es importante ofrecer un análisis del estado actual del movimiento y las tareas del movimiento juvenil en esta coyuntura

Jhonny Alejandro Marín
@JhonnyMarinC

Cuando el joven Marx, escribía en ese bello texto conocido como Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel que, “el poder material ha de ser derrocado por el poder material; pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto se apodera de las masas.” Y más adelante dice “La teoría sólo se realiza en un pueblo en la medida en que es la realización de sus necesidades” de ello se puede decir entonces, que la apropiación de las necesidades más sentidas por el pueblo colombiano, pueden convertirse en el arma para derrocar y transformar la realidad de toda una sociedad, que en este caso, una gran parte se encuentra movilizada.

Dicho lo anterior, se hace necesario introducir tres elementos que son fundamentales para la continuidad y proyección del actual movimiento.

Debilidades y perspectivas del movimiento

Es una verdad de Perogrullo decir que las jornadas de lucha y su tiempo de duración desbordaron las lecturas de todos los movimientos y organizaciones; pero la mayor debilidad está en establecer los alcances de lo que permite la correlación de fuerzas para la acción unitaria actual.

Por ello con lo ya establecido en los 13 componentes del pliego y en los 105 puntos que los desarrollan, es necesario diferenciar los alcances reales de la negociación de los elementos que pueden permitir la construcción de una plataforma de unidad político y social, que contenga las necesidades más sentidas del pueblo colombiano y que en un mediano plazo se potencien como elementos mínimos de unidad para la construcción de un nuevo país.

No es contradictorio el impulso de una plataforma que vaya encaminada a profundizar las contradicciones con el Establecimiento, que reconozca las dinámicas y realidades regionales, y se articule con puntos centrales de la lucha a nivel nacional.

Lo anterior se debe diferenciar y distinguir del impulso de una mesa de negociación que priorice el mejoramiento de la calidad de vida de las y los colombianos, de sus condiciones laborales, no solo derogando el paquetazo, si no exigiendo el Estatuto del Trabajo como mínimo de garantía; al igual que las garantías democráticas que están contempladas en salvaguardar el derecho a la protesta, la implementación de lo ya acordado con diferentes sectores sociales; y la paz, como garantía para la vida y lograr proteger las y los lideres sociales, el cumplimiento del acuerdo de la habana, y la continuación del dialogo con el ELN, e impulso con el EPL. Por ello la consigna del momento deberá ser: Trabajo digno, democracia y paz.

Encuentro 30 y 31, sobre los debates de la conducción

El actual proceso de movilización al desbordar las lecturas y predeterminaciones de los sectores políticos y sociales, ha demostrado su carácter descentralizado. El actual movimiento, si bien presenta un relativo respaldo al Comité Nacional de Paro, no depende de este para generar acciones. Los problemas inician cuando representantes de las centrales obreras sin consultar a nadie, definen qué es y qué no es reconocido como acciones del Comité Nacional de Paro. Existen sectores, que pareciese que están más interesados en desmontar el proceso de movilización, que en avanzar en unidad hacia la construcción de una correlación que permita luchar por los cambios democratizadores de la economía, la política y la garantía de la vida.

Por ello el criterio de articulación debe reconocer las dinámicas regionales y sectoriales, evitar que las vocerías sean copadas, e impulsar su rotación. De la misma manera, establecer unas iniciativas que vayan encaminadas a fortalecer e impulsar los comités regionales, con reivindicaciones propias que logren encaminar y garantizar acuerdos parciales en las regiones, pero también ganar respaldo en la lucha y en la confrontación nacional.

Jóvenes y la lucha por el futuro

Sin lugar a dudas uno de los sectores sociales más determinantes en el proceso de movilización son las y los jóvenes. Marginados, excluidos, estigmatizados y judicializados, los movimientos juveniles son los que más han aportado en el proceso de movilización.

La conversación nacional que ha impulsado el gobierno de Iván Duque, que pretende cooptar y quebrar la espina dorsal del proceso de movilización, ha centrado todos sus esfuerzos en el dialogo juvenil. Estas conversaciones, han mostrado su carácter de clase, es un dialogo autocomplaciente y engañoso. Las y los jóvenes colombianos no necesitan que se abra un buzón de sugerencias con el presidente de la república, los problemas del país no se les puede dar trato de atención al cliente con marketing presidencial. Solo pueden ser resueltos materializando y resolviendo los temas más sentidos y urgentes, en este caso de la juventud colombiana.

Es necesario impulsar la realización de un encuentro nacional de jóvenes, como espacio autónomo, amplio, unitario y diverso, El Gran Parche Nacional, que articule encuentros regionales y distritales, donde se ajusten propuestas de jóvenes afros, indígenas, urbanos, rurales, estudiantes, desempleados y trabajadores, artistas, marginados, excluidos y estigmatizados como vándalos.

Se trata de hablar, acordar y agendar iniciativas para luchar por la tarifa diferencial de transporte público de cobertura nacional, la recuperación del carácter laboral del contrato de aprendizaje del SENA y todo el componente por el trabajo digno, urbano y rural, las garantías de acceso a la educación básica, media y profesional de manera gratuita, y condonación de los créditos del ICETEX,  la eliminación del servicio militar obligatorio y la implementación de un servicio social para la paz, entre otras reivindicaciones.

Esta generación de jóvenes se encuentra en la lucha entre grandes intereses; entre la guerra y la paz, el autoritarismo y la democracia, la desigualdad y la justicia social, entre el pasado mezquino y el futuro que no ha llegado y que es necesario construir. Es por ello que pretendemos no dejar nuestro futuro a nadie, más que a nuestra propia lucha que es la lucha y el porvenir del pueblo colombiano por lograr trabajo digno, democracia y paz.