Para comprender la Comuna de París (I)

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José Ramón Llanos H.

El texto Para comprender la Comuna se propone compartir con los lectores una descripción de los procesos políticos, sociales y militares que precedieron la eclosión popular de la primavera de 1871.  La guerra Franco- Prusiana será objeto de un análisis detenido ya que este proceso tiene una gran relevancia sobre los resultados de la Comuna y hechos de gran significación en los cambios ocurridos en el mundo a finales del siglo XIX  y en el discurrir de la primera mitad del siglo XX.

Para comprender cabalmente la Comuna de París es necesario hacer una contextualización que incluya la evolución económica -social de París, el desplazamiento de la clase obrera y los artesanos por las reformas impulsadas por Napoleón III y ejecutadas por el barón Georges Haussmann entre 1850 y 1870.

El auge económico que tuvo   París durante el gobierno de Napoleón III es un hecho incuestionable, es una verdad aceptada por todos los historiadores especializados en ese periodo de la historia del país galo. Este auge explica un masivo desplazamiento de trabajadores, independientes y de los vinculados a las empresas de comercio, industriales y la banca. Esta movilización humana creó dos polos: el del oeste de personas de altos ingresos, la edificación de viviendas de lujo, hoteles, restaurantes y cafeterías y hacia el norte y el este se crea un polo constituido por trabajadores de bajos ingresos, población extremadamente pobre, viviendo en condiciones deplorables[1].

La población de París tuvo un crecimiento inusitado, en 1851 era un poco superior a un millón y ya en los 70 tenía casi dos millones de habitantes. Hubo un gran movimiento inmigratorio desplazados de la Picardía, Normandía, Champaña y Lorena. El imán de estos desplazados, gente más pobre que los habitantes de París, estaban atraídos por la actividad constructora; algunos de estos desplazados eran indigentes que dependían de la caridad pública. Para 1870 un 25 por ciento de la población parisina se podían considerar indigentes, según Gaillard. En las regiones centrales se alcanzó una densidad de 15.000 habitantes por kilómetros cuadrados. Saint-Marceau era una zona habitada por personas muy pobres, enfermas. La cuestión sanitaria se agravaba porque los traperos y los curtidores lanzaban los restos de animales al Rio Bievre.

La segregación social de París

Según Jacques Duclos en la época de la Comuna en París había 1.900.000 habitantes; los obreros eran 550.000, un 60 por ciento trabajaba en las empresas pequeñas. Claro que había fábricas que tenían entre 1.500 a 2.000 trabajadores dedicados a la construcción de maquinarias, repuestos, y en la industria de guerra. Se calcula que los indigentes eran aproximadamente 120.000. En el año 1868a 69 en un distrito de París había 15.000 desempleados y en los demás un número similar.

En 1864 a raíz de la candidatura de Tolain  en un texto en que justificaban esta candidatura decían: “se ha repetido hasta la saciedad ‘ya no hay más clases: después de 1789 todos los franceses son iguales ante la Ley’. Pero nosotros, que no tenemos otra propiedad que nuestros brazos… afirmamos que la legalidad escrita en la Ley todavía falta realizarla en los hechos”[2]

En la región oriental de París solo un 20 por ciento de los edificios contaban con agua; sus condiciones sanitarias eran tan deplorables que la tasa de mortalidad era la más elevada entre todas las ciudades grandes de Francia. Esta situación ahondó las diferencias de clase y creó en la clase relativamente solvente una actitud discriminatoria contra los pobres a los cuales consideraban como gente “de clases peligrosas”. La mentalidad discriminadora de la clase alta era más despectiva, los sitios donde vivían los pobres los señalaban como cuevas habitadas por “la escoria de la sociedad”  Estas condiciones explican porque la clase alta apoyó la llamada la haussmannización de París la cual produjo la destrucción de 100.000 apartamentos en 20.000 edificios disminuyendo el número de pobres en la zona, los cuales fueron desplazados a la periferia

El barrio de Chausée  d Antin que  había sido poblada por la nobleza en la segunda mitad  del siglo XVIII devino sede de residencias lujosas, de amplios hoteles como el Grand Hotel, el Café de la paz, la Nueva Opera y almacenes suntuosos. Este barrio también se convirtió en lugar de residencia de los gobernantes. Próximo a esta zona estaban los Champs–Elysées igual que el distrito VIII en el occidente de París, sus calles se convirtieron en lugares por donde transitaban los carruajes de los ricos. Entorno al Bulevar Saint-Germain hacia parte  de la zona de residencias ocupadas por la burguesía.  La zona albergaba una parte de la nobleza ya decadente y la burguesía enriquecida en los últimos 40 años.

El París incrédulo

París se destacaba por ser una ciudad donde una gran parte de la burguesía, la clase media, el proletariado y los artesanos rechazaban las sectas y la religión Católica. Aunque las iglesias multiplicaban los ritos religiosos diarios, la prensa oficial y  el gobierno  apoyaban a la iglesia, pero su discurso no había logrado influir sobre la mayor parte de los parisinos. La iglesia no había podido convencer a los pobres y a los indigentes que sus padecimientos en la tierra serían compensados por la munífica condición en que vivirían en el cielo. Un indicador de la incredulidad de los parisinos es el hecho que en el distrito XX de un total de 33.000 hombres solo 180 habían hecho la  Comunión. Esta situación se agravó con la aparición de una corriente sociológica que le daba primacía a la ciencia frente a la religión.

La amplia difusión de las teorías de Auguste Comte, creador de la sociología, fundamentó, especialmente en los jóvenes, una ideología más racionalista, más pragmática que basaba la verdad no en la biblia, ni en la narrativa de la iglesia, si no en la investigación científica. Esta propuesta permeó la academia, especialmente la investigación, por supuesto en las pesquisas sobre todo lo concerniente a las actividades en la sociedad. En consecuencia, las actividades humanas, los fenómenos sociales y económicos no respondían a mandato divino si no a la interacción de los hombres mediatizadas por sus diversas ideologías, la política en primer plano.

Este rechazo expresaba la influencia de la Ilustración y el enciclopedismo que se convirtió en realidad y cultura cuotidiana a través de la revolución y los consecuentes debates políticos-ideológicos que se desarrollaron desde 1789 hasta los primeros años del siglo XIX. Claro que también aportaron a esta cultura de la incredulidad las propuestas de los socialistas utópicos, espacialmente  Fourier, Henri de Saint Simon y Robert Owen.

En el próximo artículo analizaremos el debate ideológico de marxistas, blanquistas  y proudhonianos   y la fundación de la Primera Internacional.

Fuentes:
  • Jacques Duclos. El asalto del Cielo. Ediciones Sociales. París 1961
  • Jeanne Gaillard, París, La Ville 1852-1871. 1997.
[1] Jeanne Gaillard, París, La Ville 1852-1871. 1997.

[2] Benito Marianetti. La Comuna de París. 18 de marzo-28 de marzo de 1871. A los 100 años de una gloriosa gesta. Ediciones “Centro de Estudios”. Buenos Aires 1971. P. 71