viernes, abril 18, 2025
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Palabra itinerante: Un congreso que alienta

Jaime Cedano Roldán

Que el acuerdo sobre participación política logrado en La Habana fuera presentado una semana antes del V Congreso de la Unión Patriótica obliga a hacer comparaciones entre lo que se podría avanzar ahora en garantías reales a las que hace 28 años le ofrecieron e incumplieron a la UP, permitiendo el Estado colombiano que este movimiento nacido de un acuerdo de paz fuera demonizado, perseguido y exterminado. Alentando la persecución con acusaciones temerarias. Y con la creación de las Convivir, y los contextos ideológicos de sus políticas de seguridad nacional, participar directamente en el genocidio.

No fueron agentes aislados. Fueron planes de exterminio concebidos, financiados y ejecutados desde los más altos poderes. Después de muchos años. La Fiscalía así lo está investigando. El acuerdo de La Habana habla de propiciar una apertura democrática. Recordemos que fue en 1981 en su 13 Congreso cuando el Partido Comunista Colombiano lanzó esta audaz línea política que diera origen a la posibilidad de una solución política al conflicto político, social y armado. Han pasado muchos años. Y como predijera un día en El Caguán el jefe guerrillero Mono Jojoy, se vuelve a hablar de paz después de miles de nuevos muertos.

El acuerdo sobre participación política con alusiones claras sobre garantías, mecanismos de protección, estatuto de la oposición y posibilidades para la representatividad parlamentaria de las regiones más afectadas por la violencia, y el compromiso claro de no repetición de los hechos que afectaron a la UP y a otras expresiones políticas como A Luchar, el Frente Popular y otros sectores, es mucho más avanzado y elaborado que lo que se planteó en los acuerdos de La Uribe. Faltaría que existiera verdadera voluntad política y acción administrativa para cumplirlos. Ello ha de pasar por la resolución definitiva del caso de la UP.

El Congreso de la UP no podía hacerse en mejor momento. Será un escenario ideal para escuchar la opinión y las propuestas de las víctimas y para avizorar un escenario de encuentro entre las diferentes reagrupaciones de la izquierda y el movimiento social y popular. Nadie puede poner en duda la vocación pluralista y unitaria de la UP ni acusarla de ser portadora de partidismos perratas.

El regreso de Aida Abella a Colombia, después de tantos años, simboliza en forma clara y nítida los buenos vientos que pueden ahora soplar.

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