Ricardo Arenales
Establecida ya, desde hace varias semanas, una mesa de negociaciones entre los sectores más representativos de la oposición venezolana y el gobierno de Nicolás Maduro, la novedad de los últimos días es que el flamante ‘presidente interino’ Juan Guaidó, quiere sumarse a las conversaciones bilaterales.
Hace unos cuatro meses escasos, Guaidó rechazaba esa posibilidad y decía que la invitación al diálogo era una estrategia del régimen de Maduro “para ganar tiempo”. Ahora se muestra desesperado porque se le permita ocupar un escaño en la mesa de conversaciones.
¿Por qué el cambio de estrategia? No es tanto que se haya vuelto realista o generoso. Más bien es un fenómeno de falta de oxígeno. En primer lugar, una mayoría de sectores de oposición al gobierno bolivariano optó por sentarse a la mesa de conversaciones. La Asamblea Nacional eligió un nuevo Consejo Nacional Electoral, con representantes de la oposición, que entró en funciones y convocó a elecciones.
Piden levantar sanciones
El presidente Maduro ha enviado señales de conciliación a sectores empresariales y a la Iglesia católica, que se muestran dispuestos a lograr entendimientos con el ejecutivo para salir de la crisis. A su vez, sectores empresariales y de oposición han reclamado a Estados Unidos que revise la política de sanciones impuesta al gobierno socialista y que golpea en forma directa a todo el pueblo, que sufre las privaciones del bloqueo económico.
El Departamento de Estado, según versiones divulgadas por el portal de noticias PanAm Post, aseguró que la administración norteamericana reconocerá a Guaidó como presidente interino solo hasta el primero de diciembre, y si para entonces no ha logrado sacar del poder a Maduro, le retira este reconocimiento. Es decir, le pone fecha de vencimiento a Guaidó.
Estas señales indicarían un cambio de estrategia de Washington respecto a Venezuela, que deja colgados de la brocha a los golpistas, encabezados por Guaidó. A este panorama se suma el mal momento que pasa la administración de Iván Duque en Colombia, a causa del errático manejo de la pandemia y de la tormenta social desatada en su intento por imponer reformas fiscales y de la salud en contra de los intereses populares. Duque ha sido el principal soporte de la política intervencionista y desestabilizadora contra el gobierno bolivariano de Venezuela.
Que renuncie al golpismo
En este contexto, sectores de la oposición, con representación en el Consejo Nacional Electoral, y golpeados por su política aventurera y apátrida, al hacerle juego a los planes norteamericanos, no parecen hoy dispuestos a quedarse por fuera del proceso electoral de noviembre próximo.
A todo esto, el presidente Nicolás Maduro les ha respondido: “estoy listo” a las propuestas de diálogo. Pero a Guaidó le ha advertido: “no venga con ínfulas de líder”, y le pidió como requisito previo que “renuncie al camino del intervencionismo y el golpismo”.
“Estamos listos y dispuestos para el diálogo. Estamos curtidos en el diálogo político y diplomático para la paz”, una posición que tiende la mano a todos los sectores políticos, tras la convocatoria a elecciones para gobernadores, alcaldes y concejos municipales.