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Olof Palme, un asesinato impune y olvidado

Se ha sospechado de la autoría del asesinato de Palme de grupos de la ultraderecha suecos o de extremistas sudafricanos partidarios del apartheid. Otras investigaciones apuntaron sobre agentes pinochetistas y de fracciones alemanas que se hacían llamar “ejército rojo”.

Olof Palme.

Libardo Muñoz

La noche del viernes 28 de febrero de 1986, el primer ministro de Suecia y su mujer Lisbet decidieron dedicarse a una afición que los unía desde sus años de estudiantes: ir al cine, tomados de la mano, comprar unas rositas de maíz y sumergirse en esa extraña sensación de abrigo que sólo los buenos cineastas disfrutan cuando se apagan las luces del teatro.

Marten Palme, uno de los tres hijos del ministro, estuvo en el mismo cine con su esposa, unas butacas más atrás y a la salida tuvieron una conversación despreocupada. “Padre, toma un taxi”, le dijo Marten sin lograr convencerlo.

La pareja oficial sueca prefirió regresar a pie a casa. Olof Palme estuvo decidido todo ese viernes a respirar un poco sin la rigidez del protocolo y no quiso tener guardaespaldas. Además, el ministro Palme era bien conocido por su temperamento despreocupado, nada complicado, como lo afirmaban sus antiguos compañeros de los días de la secundaria en el Kenyon College, donde se graduó de bachiller en artes en 1948 y de la Universidad de Estocolmo, en sus estudios de Leyes que lo convertirían en un abogado de posiciones ateas.

Desde sus días de dirigente estudiantil, cuando colaboró con la fundación de la Unión Nacional de Estudiantes de Suecia, de la que fue presidente, Olof Palme, un hombre de familia acomodada, descendiente de holandeses y alemanes, asumiría posiciones críticas contra la política exterior de los Estados Unidos.

La brisa nocturna de la fría capital sueca y unas luces brillantes de las tiendas que a esa hora atendían algunos clientes, animaron a los esposos Olof y Lisbet a disfrutar entre los transeúntes sin sospechar siquiera que un pistolero, armado con una Smith & Wesson 357 Magnum, los separaría para siempre y que al día siguiente, los periódicos del mundo entero darían la terrible noticia a todo lo ancho de la primera página: “Asesinado el primer ministro de Suecia”. El asesino disparó a Olof Palme por la espalda. Lisbet trató de proteger a su marido con su cuerpo y solo un milagro la salvó de morir también, pues el asesino hizo por lo menos otro tiro.

Un mar de gritos

El asesinato de Olof Palme ocurrió en el punto donde se cruzan las calles céntricas de Sveavagen y Tunnelgatan. Allí cayó el ministro, quien murió en el acto mientras las personas que estaban cerca buscaban alguna protección. Un taxista detuvo su carro y trató de auxiliarlo pero nada pudo hacer en medio de lo que en pocos segundos era un mar de gritos y de carreras en todas direcciones.

El proyectil Magnum como el que se utilizó para matar a Olof Palme causa estragos cercenantes cuando hiere en alguna de las extremidades. Para el caso de este atentado, el pulmón derecho fue destrozado de tal forma que hubiera sido inútil una intervención quirúrgica, de acuerdo con un concepto del forense.

Un delincuente común de poca monta y drogadicto, llamado Christer Petterson, fue detenido, juzgado y condenado por el asesinato de Olof Palme gracias al testimonio de Lisbet, pero la sentencia fue anulada por falta de pruebas.

En el terreno de las hipótesis se ha sospechado de la autoría del asesinato de Palme de grupos de la ultraderecha suecos o de extremistas sudafricanos partidarios del apartheid. Otras investigaciones apuntaron sobre agentes pinochetistas y de fracciones alemanas que se hacían llamar “ejército rojo”.

En febrero de 2011 la causa por el asesinato de Olof Palme prescribió exactamente 25 años después del magnicidio.

Petterson parece haber sido utilizado como otro chivo expiatorio, de esos que la CIA sabe engendrar.

El político en sus comienzos

Olof Palme fue líder del Partido Socialdemócrata de Suecia desde 1969. Llegó a primer ministro entre 1969 y 1976. Fue reelegido en 1982.

Desde un comienzo Palme era un opositor a la dualidad de “servicios público-privados” en su país y se enfrentó con argumentos contra los interesados en desmontar el Estado social.

Olof Palme estuvo siempre preocupado por la problemática de los países del Tercer Mundo y por cuestiones que afectaran a la democracia, lo mismo que la carrera armamentista.

Durante la agresión militar de Estados Unidos contra Vietnam, Palme no dudó en condenar ese terrible episodio como una aventura criminal. También se recuerda su papel de mediador de la ONU durante cierto periodo de la guerra Irán-Irak. La ultraderecha sudafricana ligada al apartheid fue denunciada de manera constante por Olof Palme en todos los escenarios internacionales. Palme defendió el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino y proclamó la no intervención de EE.UU. en Cuba. La principal postura política de Olof Palme fue la defensa de la paz mundial y al lado del inolvidable Dag Hammarsjold fue el político sueco más conocido del siglo XX.

Palme, luego de una visita a los Estados Unidos, quedó muy impactado en su sensibilidad por los cuadros de desigualdad humana y económica que vio entre la población afrodescendiente.

Desde mucho antes de sus 125 meses como primer ministro de Suecia, Olof Palme fue un hombre incómodo para la agresiva política de guerra del Pentágono y de los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca.

Se tiene a 1953 como el punto de partida de la vida política de Olof Palme, cuando lo llama el entonces primer ministro de su país, Tage Erlander, para trabajar en su gobierno.

Palme obtuvo las distinciones “Orden del León Blanco”, el “Premio Libertad” y el “Premio Nehru”.

Olof Palme tenía 59 años al caer asesinado. Durante mucho tiempo después, una mancha de sangre se negaba a desaparecer del piso. Hoy una placa metálica, que siempre tiene flores, estremece a los caminantes de la esquina de Sveavagen y Tunnelgatan.

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