Gabriel Ángel
@GabAngel_FARC
Desde las calurosas tierras de Norte de Santander, en el Catatumbo, una ex guerrillera reincorporada que junto con su familia intenta salir adelante, en una finca propiedad de su hermano, me escribe alarmada con el texto de un panfleto que desconocidos difunden ampliamente en la zona fronteriza con Venezuela.
El pasquín lo firma un supuesto Comando Catatumbo Norte de Santander de las Autodefensas Unidas de Colombia AUC. Y alerta a los poblados de Petrolera, Campo Dos, Tres Bocas, La Cuatro, Tibú y Casigua El Cubo en el sentido de que en los próximos meses serán tomados por ellos, bajo la acusación de ser guaridas del ELN, disidencias de FARC, EPL y colectivos chavistas. Los emplaza a abandonar los poblados so riesgo de que ellos y sus familias sean objetivos militares.
Se les avisa a los cultivadores de palma que deberán colaborar con ellos o perderán sus tierras. Afirman ser solidarios con todos los venezolanos, por lo que todo patrón debe respetarles la jornada laboral y el salario justo. Dicen tener identificados a todos los guerrillos. Serán 600 los hombres que aseguran tomarán el control de la zona.
La muchacha recuerda que algo muy parecido fue difundido a fines de los años 90, a lo que siguió el ingreso de Mancuso y los suyos, con las conocidas masacres, los desplazamientos y despojos. Eso precisamente fue lo que la condujo a ingresar a las FARC, en donde militó durante 18 años. Teme la repetición de ese pasado doloroso y se pregunta si le tocará volver a las armas.
Procuro calmarla. Sin embargo recuerdo algo que leí apenas un par de horas antes. Se trata de una alerta temprana de la Defensoría del Pueblo, la número PP-P01-F10 vigente desde 07 09 2018, en la que se advierte que las localidades de Ciudad Bolívar, Kennedy y Bosa de la ciudad de Bogotá D.C. se encuentran en riesgo, particularmente personas estigmatizadas socialmente, líderes y lideresas de organizaciones sociales, culturales, comunales, comunitarias, de población desplazada, así como campesinos, indígenas, afrodescendientes, población Rom y miembros de partidos políticos en oposición, especialmente de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, FARC.
De acuerdo con la Defensoría, en el contexto regional, esas localidades configuran corredores de movilidad logísticos y de abastecimiento para estructuras armadas ilegales que desde hace años han establecido allí su control. Como quien dice, si por el Catatumbo llueve, por aquí no escampa. Bonito país tenemos. Semejantes estructuras criminales parecen fortalecerse cada día más, al tiempo que el gobierno nacional permanece impávido ante la ola de asesinatos de líderes y ex guerrilleros. Quizás no sea descabellado relacionar su odio a la paz con todo lo que sucede.