El semanario VOZ, que surgió de las resistencias y luchas de la gente, tiene en las pasadas ediciones 1000 y 2000 una radiografía fidedigna de su historia
Simón Palacio
@Simonhablando
Considerado como la memoria de las resistencias, tanto de los movimientos sociales como de los proyectos políticos de izquierda, en el archivo del semanario VOZ reposan 2999 ediciones, miles de fotografías y cientos de caricaturas en las que el periódico, junto al movimiento trabajador, campesino, juvenil y cultural, ha sido protagonista de los principales acontecimientos de la historia. Un largo camino en favor de las luchas populares y democráticas que, en palabras de Gilberto Vieira, recordado secretario general del Partido Comunista, tiene un prioritario objetivo: “decir la verdad al pueblo”.
Siguiendo el propósito de la prolongada y difícil tarea de construir un órgano de prensa cuya información esté en sintonía con la gente y sus anhelos de cambio, las ediciones 1000 y 2000 construyen una fidedigna radiografía social, pues proporcionan distintos contextos históricos y momentos políticos bajo la óptica revolucionaria del semanario.
Por un frente anti-represión
Las mil batallas de VOZ Proletaria, tal y como se llamaba el semanario por aquel entonces, se daban en un contexto de profundas contradicciones. La edición 1000 fechada el 28 de septiembre de 1978, retrataba el inicio de la presidencia de Julio César Turbay Ayala y su represivo “Estatuto de Seguridad” donde se institucionalizaron toda clase de violaciones a los derechos humanos, mientras el país pasaba por un momento particular de la economía nacional con una nueva bonanza cafetera y los inicios del narcotráfico. Su director era el entrañable Manuel Cepeda Vargas.
A un año del famoso paro cívico de 1977, el movimiento popular pasaba por un excepcional momento. La Confederación Sindical de Trabajadores Colombianos, CSTC, lideraba en distintas partes del territorio sendas luchas en favor de la clase trabajadora. Se podría decir que, siendo leales a su nombre, VOZ Proletaria es un periódico predominantemente obrero y volcado a informar sobre los acontecimientos de las luchas de los trabajadores.
Por su parte, la Unión Nacional de Oposición, UNO, si bien no demostraba un salto cualitativo en la pasada contienda electoral, sí podía ejercer una férrea batalla desde el Congreso con Gilberto Vieira, José Cardona Hoyos, Hernando Hurtado y Humberto Criales de la Rosa como parlamentarios populares.
Las páginas del periódico problematizaban la Argentina de la dictadura y del mundial de fútbol, la situación en Nicaragua, la experiencia del Festival Mundial de la Juventud en Cuba y las vicisitudes que se tejían alrededor de la Unión Soviética y la tardía Guerra Fría. En definitiva, un periódico combativo y robusto que se preparaba para asumir la consigna de la paz democrática como salida a la crisis nacional de los ochenta.
Paz con justicia social
Pareciera un cliché tanto del Partido como de la izquierda, pero para entender el momento en el que sale la edición 2000 del semanario VOZ fechada el 10 de febrero de 1999, se debe evocar la consigna “paz con justicia social”. Pasados 21 largos años donde el país había vivido dos procesos de paz frustrados, una trágica guerra sucia y las contradicciones de la nueva Constitución con el modelo económico neoliberal, el ascenso de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela, y muchos otros temas, son el contexto de las dos mil batallas de VOZ.
El inicio de la negociación en el Caguán entre el presidente Andrés Pastrana y las FARC-EP, la emergencia económica derivada de la quiebra del modelo UPAC y la crisis financiera, y el terremoto en el eje cafetero, son los temas en los que se concentra la 2000 en medio de una grave situación económica para el periódico que era quincenario.
Bajo la dirección de Carlos Lozano Guillén, el semanario VOZ estaba dispuesto asumir los retos periodísticos de la paz. El recordado director del periódico, junto al periodista Álvaro Angarita, proporcionarían en la coyuntura sendos reportajes y crónicas de las intríngulis que saldrían del proceso.
El nuevo milenio se acercaba, mientras VOZ se convertía en un medio coherente con los anhelos por una solución política al conflicto armado. El sabotaje de las élites a la paz y la terrible etapa de la violencia paramilitar en los territorios, no fueron indiferentes a VOZ con denuncias que le valieron perseguimiento y amenazas a su labor periodística.
Citando el editorial de esa edición: “en la historia de Colombia estamos inmersos los comunistas. En esa historia ha participado VOZ. Nunca como espectadores sino en calidad de protagonistas de primera línea».