Estas novedosas jornadas han sido exitosas por la acogida en una gran parte del movimiento estudiantil. Por su parte, la respuesta del Gobierno ha sido la de siempre: represión policial, golpes, capturas, estigmatización y posibles judicializaciones
Fabricio Muñoz – Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU)
Las principales ciudades de Colombia han vivido en lo corrido del año una serie de movilizaciones que se han venido desarrollando en torno a la exigencia del cumplimiento integral del acuerdo firmado entre el Gobierno nacional y el movimiento universitario, y en contra de la violencia estatal que ha sido protagonista en los múltiples hechos de represión en las diferentes jornadas de movilización. ¿Cuáles son las exigencias de un movimiento estudiantil que vuelve a dar la pelea en las calles?
Volvieron las movilizaciones
Según el acuerdo del año pasado, debe ser en la Mesa de Diálogo Para la Construcción de Acuerdos Para la Educación Superior, en donde se construirían la reforma a los artículos 86 y 87 de la ley 30, y una reforma al Sistema General de Regalías que garantizará más recursos a la educación superior.
Sin embargo, en el Congreso de la República en este momento cursan propuestas de reformas de estos elementos centrales para el mejoramiento de la educación superior pública, lo cual constituye el principal incumplimiento al acuerdo, al que se suma la violación de dicho pacto de no entregar la totalidad de los recursos de los saldos apropiados y no comprometidos que debían ser por lo menos 300 mil millones y de los cuales se ofrecieron 78 mil millones.
El fuego que prendió la hoguera
Las primeras movilizaciones de este semestre fueron motivadas por hechos de corrupción principalmente en la Universidad Distrital, la represión violenta a las protestas, despertaron un sentimiento de indignación en el resto del movimiento estudiantil que también decidió salir a movilizarse en diferentes universidades, exigiendo el cumplimiento integral del acuerdo y el desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad, y contra la brutalidad policial, teniendo la misma respuesta violenta por parte del estado.
En medio de esta coyuntura, el congreso aprobó el Presupuesto General de la Nación con un artículo que en un primer momento la Cámara de Representantes había rechazado. Se trata del artículo 44 que plantea que se utilizarán los recursos entregados por la Nación a las universidades para pagar cualquier tipo de fallo en contra del Estado colombiano.
Evidentemente esto causó una gran indignación en el conjunto del estudiantado que decidió declarar una semana de la indignación con movilizaciones y escenarios asamblearios que retoman el debate sobre la defensa de la educación superior. Estas jornadas han sido exitosas por la gran acogida por parte de los estudiantes y la respuesta del Gobierno fue la de siempre: represión policial, golpes, capturas, estigmatización y posibles judicializaciones.
En medio de estas movilizaciones y la represión violenta, el rector de la Universidad del Atlántico autorizó el ingreso del Esmad al campus universitario, poniendo en riesgo la integridad y la vida de las y los estudiantes que se encontraban ahí. Esto provocó que el movimiento estudiantil se declarara en paro exigiendo la renuncia de Carlos Prasca a la rectoría de la Uniatlántico, objetivo que después de la masiva movilización del 31 de octubre se logró.
El Gobierno nacional tiene la posibilidad de objetar el artículo 44 del Presupuesto General de la Nación, sin embargo, hasta la fecha esto no ha pasado. Es necesario que se mantenga la exigencia de que este artículo sea eliminado, puesto que constituiría un golpe importante a las finanzas de las universidades públicas.
No perder la fuerza
Debe ser imperativo mantener una agenda de movilización sobre la base de tres elementos centrales. En primer lugar, la consecución de una nueva lógica de financiación, así como de organización, es decir, un nuevo modelo de educación superior es lo que debe guiar las acciones emprendidas, reconociendo el momento y sus disputas analizando cuáles son las potencialidades con las que se cuenta.
Mantener la exigencia del cumplimiento integral del acuerdo firmado en diciembre del año pasado, avanzar en la elaboración de propuestas como la tarea del conjunto del estudiantado, emprendiendo una lógica de construcción amplia en cada una de las IES, lo cual podrá ser un determinante a la hora de avanzar en ese debate estratégico.
La indignación como primer elemento al interior de las fuerzas vivas del sector estudiantil en contra de la brutalidad policial, la represión y el señalamiento se debe canalizar a partir de la exigencia hacia el desmonte definitivo del uso de la violencia para “regular el derecho a la protesta”. Esto tiene como condición primaria el desmonte del Esmad, así como la generación de una política de atención a los casos de violación de derechos humanos.
Un segundo elemento, deben ser las disputas locales en cada una de las IES, pues la distribución de la totalidad de los recursos, entre ellos los conseguidos en la movilización, están siendo dirigidos a perpetuar lógicas de corrupción que no terminan fortaleciendo la educación superior y por el contrario la mantienen en lógicas de endeudamiento y déficit en materia de planta profesoral y políticas de bienestar. En esa medida la generación de escenarios de interlocución con las administraciones de cada IES es de vital importancia para poder continuar con la disputa nacional.
Será la unidad del movimiento universitario, sobre la base de la construcción de propuestas, una agenda de movilización que presione el avance en la mesa de diálogo lo que el movimiento estudiantil deberá definir en el actual momento. Son muchos los retos, pero sin lugar a dudas, la movilización debe ser la forma que adquiera la disputa en momentos de ruptura .
Generar esos canales de diálogo con una correlación favorable hacia los estudiantes a través de la lucha callejera, es la principal tarea. Pensar estratégicamente nuestras acciones nos permitirá mantener el movimiento vivo con un propósito claro: defender la universidad crítica, creadora y transformadora por la cual luchamos.