
La llamada capital del mundo, cuna de los más importantes movimientos culturales estadounidenses, legalizó el consumo de cannabis recreativa para mayores de 21 años
Violeta Forero
@Violeta_Forero
«Esta legislación histórica brinda justicia a comunidades largamente marginalizadas, fomenta una nueva industria que hará crecer la economía y establece garantías de seguridad sustanciales para la gente», dijo Andrew Cuomo, el gobernador del estado de Nueva York que impulsó la iniciativa del uso recreativo legal de la marihuana.
La ciudad cliché de rascacielos y tiendas de moda, donde Carrie Bradshow (la popular protagonista de la serie Sex and The City) tiene sus aventuras, también es una de las ciudades más desiguales del mundo. Por eso la iniciativa hacia la legalización busca reducir esas brechas sociales, sintonizándose con la tendencia general en los Estados Unidos. Aunque la posesión, la compra y la venta siguen siendo un delito federal, ya son 18 estados los que han legalizado el consumo con finalidades recreativas.
La prohibición de la planta cannábica tiene un trasfondo político y social que toca las fibras del clasismo y el racismo, pues según un informe publicado por la ONG Norml, basado en los datos de la Policía sobre los arrestos por posesión del psicotrópico entre 2012 y 2016, la detención de personas negras es 3.7 superior a la de las personas blancas.
Tabú
En Latinoamérica aún se tiene un tabú frente al consumo de marihuana desde el punto de vista patológico o criminal, pues según un concepto general, las sustancias alucinógenas son usadas por dos tipos de personas: quienes rompen la ley y los adictos. La Oficina de las Naciones contra la Droga y el Delito entiende que cerca del 10% de los consumidores, es decir menos de la mitad, tienen conductas delictivas. Es importante mencionar que la marihuana genera dependencia más no adicción.
No se debe dejar de lado que hasta el momento no ha habido muertes por sobredosis de marihuana ni personas atravesando síndrome de abstinencia grave por dejar de consumirla. Pese a esto, los prejuicios están atravesados por instituciones, como la religión, donde se piensa que quien fuma marihuana no es alguien productivo, sino que al contrario es una persona que se vuelve una “carga social”.
Al momento de criminalizar a la persona que fuma, se tiene en cuenta la posición socioeconómica y de clase. Por ejemplo, no es lo mismo las requisas policiales a la juventud de los barrios populares, que los procedimientos al mismo grupo etario en los barrios privilegiados.
Beneficios económicos
En los últimos años la percepción sobre el consumo de marihuana ha cambiado lentamente. Se ha pasado de una lectura conservadora que identificaba al cannabis como una planta dañina, a una apreciación científica que determina no solo el potencial medicinal del cáñamo sino la valoración positiva de su uso recreativo.
Hay que decir que regular el consumo de la marihuana tendría grandes beneficios tanto para la economía del país como para los consumidores, pues son el último eslabón de la cadena satanizada por la prohibición. En consecuencia, se calcula que el potencial de exportación de cannabis en Colombia podría llegar a ser superior al petróleo, el carbón, el café o las manufacturas.
En pocas palabras, acá no se está discutiendo que se consuma o se deje de consumir, se está poniendo en consideración las ventajas económicas y sociales que traerían la legalización regulada del consumo de marihuana. Además, es importante traer a colación que la Constitución Política de Colombia, en su artículo 16 reza que: “Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”.
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