martes, abril 23, 2024
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Nos deben un desfile

Esta nota la escribí hace siete años y la reenvió cada 11 de octubre, no porque considere que es una gran nota sino por cuanto es el recuerdo de una fecha muy sentida

Foto: .:Subversion*Visual:. via photopin cc
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Jaime Cedano Roldán

Hace veinte años estábamos felices y contentos celebrando en Cali el III Festival Nacional de la Juventud y los Estudiantes. Después de tres días de rumba, debates y actos culturales nos disponíamos a salir desde el Parque de la Caña en un multicolor desfile que sería la clausura del festival. La rumba de despedida estaba programada en el Parque Panamericano. Pero las risas, los cantos y la alegría se convirtieron en llanto, rabia y dolor. Hacia las cinco de la tarde recibimos la noticia de que habían asesinado a Jaime Pardo Leal, dirigente comunista, presidente de la Unión Patriótica y candidato presidencial de la izquierda.

La marcha festiva se convirtió en luctuosa protesta.

Luego seguirían muchas otras marchas similares. Por otros muertos. Por centenares. Miles. Todos los días mataban un camarada. A veces dos. Cinco. A Pedro Luis Valencia se le metieron una noche a la casa y lo mataron en la cama. Con un carro derribaron la puerta. A Gabriel Jaime Santamaría lo acribillaron en plena oficina de la Asamblea de Antioquia. Chucho García fue destrozado con la poderosa bomba que pusieron en la sede de la Juco. Al negro Pepe, lo mismo que a Bernardo, lo mataron en pleno aeropuerto de Bogotá.

Miles de historias y de nombres, de rostros, de recuerdos, de rabias. De sentimientos de culpa por estar vivos. Por haber sido impotentes. De ver a los genocidas y a los instigadores de los crímenes pavoneándose por las páginas sociales, las gobernaciones, los ministerios, la presidencia y la diplomacia. Algunos de ellos están hoy en la cárcel, pero sus amigos y compadres buscan aprobar leyes que los indulten.

Jaime Pardo Leal era un hombre honesto. Inteligente. Una persona transparente. Lo mismo que Manuel Cepeda, que Bernardo Jaramillo, que Teófilo Forero, José Antequera, Miller Chacón, Gabriel Jaime Santamaría, Pedro Nel Jiménez, Leonardo Posada. Lo mismo que los cinco mil militantes de la Unión Patriótica y el Partido Comunista asesinados en estos 20 años. Veinte años de sobresaltos. De escalofriantes llamadas a las medias noches. Veinte años de torturas, de desapariciones. De exilios. Veinte años de dolor. Pero también de resistencias.

Los días 10 y 11 de octubre vamos a conmemorar con diversos actos estos veinte años de ausencias, de impunidad y de ofensas.

Y aunque estamos cansados de tanto ir a los cementerios, el jueves 11 de octubre iremos al medio día a la tumba de Jaime Pardo Leal en el cementerio central de Bogotá.

Yendo a ella será como ir a la de todos.

Llevaremos una serenata, unas flores y mucha nostalgia. Les diremos que no descansaremos hasta que haya justicia y se sepa la verdad. Hasta que termine el terrorismo de estado y la guerra sucia. Y los criminales sean juzgados en lugar de ser condecorados o nombrados de embajadores, generales y de héroes.

Pero también les diremos que hoy nuevamente el país se viste, como en los tiempos hermosos de la Unión Patriótica, con banderas amarillas, que como las mariposas de Mauricio Babilonia muestran el camino de los sueños y la libertad. Las banderas del Polo. Esta nueva esperanza que crece a pesar de los que siempre han pisoteado la vida y la dignidad.

Y que a una generación de colombianos nos tienen en deuda el desfile de clausura de un festival. Y la ausencia forzada de tantos y tan entrañables amigos y camaradas.

Pero que por ellos y con ellos seguimos adelante sin desfallecer.

Mi voz la que está gritando!
Mi sueño el que sigue entero.
Y sepan que solo muero
Si ustedes van aflojando.
Porque el que murió peleando
Vive en cada compañero!

Bogotá, octubre 7 de 2007

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