“No puedo respirar”, grito que sacude a Estados Unidos

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Estadounidenses de todas las etnias se manifiestan contra el racismo.

Un video tomado con el celular de un testigo de la muerte de George Floyd, puesto en redes, se regó como pólvora por toda la Unión. Al día siguiente, en Minneapolis comenzaron las protestas muy temprano

Ricardo Arenales

Con medidas de guerra como la aplicación del toque de queda, la ley marcial y el despliegue de tropas de la Guardia Nacional, que no se ponían en movimiento desde la segunda guerra mundial, terminaron la semana pasada al menos 25 ciudades de los Estados Unidos, para intentar contener la más vigorosa protesta social desde los tiempos en que Norteamérica se puso en pie para rechazar la guerra en Vietnam.

Un estremecedor grito: “no puedo respirar”, desgarró las gargantas de millones de manifestantes para significar su ira incontenida por el brutal asesinato, a manos de la policía de Minneapolis, del ciudadano afroamericano George Floyd, de 42 años, el lunes de 25 de junio, en un hecho de la mayor brutalidad policial, que recordó a los ciudadanos de ese país que aún perduran las más crudas condiciones de racismo, xenofobia y persecución contra la población de color.

“No puedo respirar, por favor”, fue el grito clamoroso, y de hecho su último gemido de ciudadano acribillado, que rogó a su verdugo, el policía Derek Chauvin, que le quitara la rodilla de su cuello, que lo ahogaba. El uniformado permaneció impávido ante el pedido de auxilio, y con la mayor frialdad esperó hasta el último hálito de vida del ciudadano, al que arrebató la vida solo por su condición de hombre negro.

Una condena a muerte

El móvil del crimen fue ratificado por el alcalde de Minneapolis, Jakob Frey, en unas primeras declaraciones a la prensa: “Estaría vivo hoy si hubiera sido blanco”. El mandatario instó a las personas afectadas por el crimen a que formulen cargos contra el policía. “No soy Fiscal, pero quiero dejarlo claro, el policía que realizó el arresto mató a una persona”. Y precisó: “Ser negro en Estados Unidos no debería ser una condena a muerte”.

Un video tomado con el celular de un testigo, puesto en redes, se regó como pólvora por toda la unión. Al día siguiente, en Minneapolis comenzaron las protestas muy temprano. Parecía una protesta normal. Como otras. Pero un par de declaraciones conocidas en la prensa irritaron al máximo a los manifestantes: Una, del Fiscal del condado de Hennepin, Mike Freeman, en el sentido de que no tenía la intención de imputar cargos ni de detener al policía autor de la muerte de George Floyd. “Hay otras pruebas que no respaldan un cargo penal. Necesitamos sopesar todas esas pruebas para llegar a una decisión coherente”, dijo el funcionario.

Otra declaración fue la del presidente Trump, quien tras prometer que se haría justicia, instó sin embargo al alcalde de Minneapolis a que controlara la situación o de lo contrario enviaría a la Guardia Nacional para “hacer bien el trabajo”. El mensaje estuvo acompañado del calificativo de “matones” a los manifestantes, que no utilizó contra los policías que causaron la muerte del ciudadano negro. Trump sentenció: “si empiezan los disturbios, comienzan los disparos”.

Miles de detenidos

Estas declaraciones fueron interpretadas como una apología de la violencia contra los manifestantes, y a partir de allí las protestas se generalizaron por todo el país. Muchos calificaron el discurso racista de Trump como “el huevo de la serpiente” xenófoba, que ha crecido en Estados Unidos.

En Minneapolis, los manifestantes llegaron hasta el tercer cuartel de la policía. Lo incendiaron y destruyeron; los agentes huyeron, perdiendo el control, de la situación. Se registraron hasta el domingo, saqueos en al menos 170 locales comerciales de la ciudad. En Denver (Colorado) hubo movilizaciones y se escucharon disparos. En Nueva York se produjeron enfrentamientos con la policía y se registraron unos 30 detenidos. Pero en todo el país, el número de ciudadanos arrestados por la policía supera los tres mil.

En Louisville, estado de Kentucky, se registraron violentas protestas por el asesinato de Brenonna Taylor, una mujer negra, que fue abatida por la policía en su propia casa el 13 de mayo pasado, en desarrollo de una redada de la policía.

Contra la gran prensa

En Atlanta, los manifestantes llegaron hasta las instalaciones de la cadena CNN y la atacaron y destrozaron sus ventanales. La policía disparó gases lacrimógenos. Casi en forma simultánea, en Los Ángeles, los manifestantes arremetían contra la CBS, en una particular forma de rechazo a la desinformación mediática de los grandes consorcios televisivos. Las protestas llegaron hasta las puertas de la Casa Blanca, en Washington, que debió cerrar a sus visitantes, pues los manifestantes alcanzaron a romper varias barricadas con las que quisieron impedirles el acceso.

Aún el domingo, al término de la semana, y en preparación de esta nota, en una veintena de ciudades se registraban impresionantes movilizaciones que no pudieron ser contiendas ni por el temor al coronavirus, ni por los dispositivos policiales. En la tarde del mismo día se registraron protestas similares en Londres, Berlín y Manchester, en Europa, donde los manifestantes se arrodillaron, para simbolizar el martirologio de George Floyd.

Ante las Naciones Unidas

Las reacciones al hecho se dieron por todo el mundo. La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, dijo que la muerte de Floyd se suma a “una larga lista de asesinatos de afroamericanos desarmados por parte de agentes de la policía”.

El Comité Judicial de la Cámara de Representantes en Washington, instó al Departamento de Justicia a investigar la conducta de la policía en recientes casos de afroamericanos muertos a manos de agentes y establecer si han seguido “un patrón o una práctica de conducta institucional”.

El abogado de la familia Floyd, Lee Merrit, dijo, por su parte: “Estados Unidos tiene la cultura policial más mortal en el mundo moderno. No hay ninguna nación en el planeta que mate y encarcele más personas. Estamos en una situación de crisis. Lo de Floyd es ‘un asesinato’”, dijo el profesional. Indicó a renglón seguido que planea llevar el caso Floyd ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, para exigir sanciones por el atropello a los derechos fundamentales de la comunidad afroamericana.

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