Raouf Amalki (*)
Por fin ─y después de mucha sangre palestina derramada y décadas de sufrimiento─ se reconoce el derecho del pueblo palestino a existir, a ser una nación libre con un Estado que lo represente, proteja y defienda sus intereses, derechos e identidad.
No obstante, la madre patria palestina tuvo que sufrir más de cien mil de sus hijos entre muertos, heridos y desaparecidos, así como una destrucción devastadora de la Franja de Gaza. La misma destrucción que Sudáfrica y un centenar de países y organismos internacionales califican de genocidio.
Paralelamente ha habido voces, no solo en Colombia, sino en el mundo ─especialmente en occidente donde criticar a Israel es impensable─ que afirman que Netanyahu ha ido muy lejos, sin hablar de Israel en conjunto o su Ejército.
Pero no es Netanyahu, es el sionismo. La ideología racista que fundó Theodor Hertzl en 1897 y cuyo objetivo era la creación de un Estado para los judíos en Palestina, a pesar de sus habitantes a quienes tenía que despojar de sus propiedades y tierras para dar lugar a aquellos venidos de Europa. Para ello, se recurrió a la limpieza étnica contra la población autóctona, contando con el apoyo de las potencias coloniales del momento, que veían una oportunidad de tener una cabeza de puente estratégica desde donde controlar la región.
Justamente occidente permitió que Israel tuviera una historia aterradora de 76 años de masacres, crímenes de guerra, ocupación y apartheid. Esta historia no es diferente hoy a la del pasado. Solo que hoy, y a pesar de su control de los medios de comunicación, está perdiendo la opinión pública mundial. Simplemente porque ya el mundo puede ver su verdadera cara, la de un Estado racista, excluyente, terrorista, genocida, usurpador y supremacista que viola el derecho internacional constantemente gracias a la protección que goza de su mejor aliado, Estados Unidos.
Es por ello que el problema va más allá que el actual gobierno. Si Netanyahu dejara el gobierno ¿dejará Israel de ser lo que es? ¿Terminaría la ocupación y permitiría que los refugiados palestinos regresen a sus hogares?
La respuesta es no. Todos los gobiernos israelíes, independiente de su orientación política, han practicado las mismas políticas de ocupación y colonización. Basta con mirar la coalición de gobierno actual y aquellos en la oposición, para entender que todos acuerdan una sola cosa: un no a la creación de un Estado palestino, lo cual implica un no al retiro del territorio ocupado, no al retorno de los refugiados palestinos, convertir a Jerusalén en capital de Israel y ser la única soberanía entre el río y el mar.
Para el sionismo, solo ellos tienen derecho a la autodeterminación. Todo esto ha conllevado a que allí nazca una sociedad cada vez más radicalizada, gracias al adoctrinamiento de un Estado-ejército con impunidad para cometer crímenes.
Estamos seguros que la victoria está cerca y que Palestina será libre gracias a la lucha legítima de su pueblo, pero también a la solidaridad de todos los pueblos del mundo, la cual toma forma con el boicot, la desinversión y las sanciones a Tel Aviv, como ocurrió con éxito en Sudáfrica.
En Colombia, el presidente Petro ha respondido al clamor del pueblo al ordenar el retiro de la embajadora de Colombia en Tel Aviv y la suspensión de la compra de armamento a Israel. Estos y más pasos son los necesarios para que Israel empiece a actuar como un país normal y respete el derecho internacional, acatando las resoluciones de las Naciones Unidas.
* Embajador de Palestina en Colombia