jueves, marzo 28, 2024
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Niños palestinos describen régimen de aislamiento en las prisiones militares israelíes

«[A los niños detenidos] se les niega el acceso a un abogado hasta después de ser sometidos a varios días de interrogatorios prolongados y aislamiento». «El objetivo aparente es obtener una confesión» a toda costa.

Diyaa, de 16 años, recuerda haber sido arrojado a una celda sin ventanas, donde pasó 15 días.
Diyaa, de 16 años, recuerda haber sido arrojado a una celda sin ventanas, donde pasó 15 días.

Samer Badawi*

«No me moveré hasta que me despida de mi madre».

Por decir estas palabras, Diyaa fue tirado al piso de su casa de familia, pateado y golpeado por soldados israelíes que, dos semanas antes, habían hecho lo mismo a sus dos amigos. Eran las tres de la mañana, y los padres de Diyaa sólo pudieron ver cómo su hijo, de 16 años de edad, fue arrastrado a un jeep del ejército, con los ojos vendados, y como miles de niños palestinos antes de él, llevado a la fuerza a un centro de detención militar en la Cisjordania ocupada por Israel.

Lo que sucedió a continuación, de acuerdo con declaraciones juradas dadas por Diyaa y sus amigos, se adapta a un patrón de abuso israelí diseñado para obtener confesiones de los niños palestinos. Entre las más preocupantes de sus experiencias estuvieron los prolongados períodos de confinamiento solitario, una táctica correccional generalmente reservada para los prisioneros adultos, e incluso entonces, sólo después de ser condenados.

«Aunque es cierto que, en los Estados Unidos, los niños y los menores infractores se recluyen a veces en confinamiento solitario, ya sea como medida disciplinaria o para separarlos de la población adulta, en la detención militar israelí, los niños palestinos son mantenidos en confinamiento solitario con fines de interrogatorio «, dice Brad Parker, funcionario de acompañamiento internacional y abogado de DCI-Palestina.

Eso, dice Parker, «equivale a tortura en el derecho internacional».

Aislamiento, interrogatorios y palizas

En el día de su detención, Diyaa, de 16 años de edad, recuerda haber sido arrojado a una celda sin ventanas, donde fue a pasar los próximos 15 días. Durante ese tiempo, sólo salió escoltado a una sala de interrogatorios. Estima que fue interrogado 15 veces, durante dos horas cada una, con los pies y las manos atadas a «una silla baja de metal».

El interrogador acusaba a Diyaa de tirar piedras, un delito que, de acuerdo con una orden militar israelí de noviembre de 2009, podría llevar a una condena de hasta 20 años. «Yo sólo decía que quería ver a un abogado» recuerda Diyaa.

«Me preguntó cuándo tiré piedras y con quién, pero no respondí. Me interrogó durante unas dos horas. Hizo lo mismo los siguientes cinco días».

En el quinto día, Diyaa cedió. «Tuve que confesarle que había tirado piedras, debido a mis condiciones de detención horribles en la celda. También pensé que me iban a trasladar a una prisión regular si confesaba». Pero incluso después de su «confesión», Diyaa fue arrojado de nuevo en su celda. Su aislamiento debía durar otros 10 días, puntuados por más interrogatorios y, esta vez, las palizas.

«Uno de los carceleros me pegaba cada vez que llamaba a la puerta para pedir algo», dice Diyaa a DCI-Palestina. «Venía a la celda con otro carcelero, me ataban las manos y los pies, y me pateaban duro mientras yo estaba en el suelo, y me daban puñetazos en el estómago y la cabeza sin ninguna misericordia».
Las confesiones forzadas

El objetivo, se vio después, era extraer otra confesión para un incidente específico de lanzamiento de piedras que el amigo de Diyaa había admitido, de acuerdo con el interrogador.

Pero en testimonio jurado ante DCI-Palestina, Diyaa niega cualquier implicación en el incidente:

«El interrogador dijo que mi amigo Zabet me acusó en su declaración de tirar piedras con él a un coche de los colonos, que el coche volcó y los pasajeros resultaron heridos. Le dije que no era cierto, y que yo estaba en el supermercado local cuando me enteré del incidente».

Zabet, el amigo de Diyaa, sólo había admitido apedrear un vehículo que transportaba a residentes de un asentamiento ilegal cerca de su ciudad natal de Nablus, en Cisjordania ocupada por Israel. Pero la «confesión» del joven de 16 años vino después de cuatro días de aislamiento y abuso, que culminó en una amenaza tan terrible que Zabet aceptó inmediatamente cualquier cargo que se formulara contra él.

Según Zabet, un interrogador israelí le dijo: «Si no te confiesas, voy a arrestar a tus padres, los traigo a esta sala, y los mato».

Un interrogador israelí amenazó a Zabet con matar a su madre, Amira, y su padre, Abed.
Un interrogador israelí amenazó a Zabet con matar a su madre, Amira, y su padre, Abed.

«Tenía miedo de que realmente les hicieran lo que dijeron: arrestar y matar a mis padres», dice Zabet a DCI-Palestina. «Así que confesé. Confesé haber tirado piedras varias veces a un coche de los colonos, y que las piedras golpearon el coche y lo volcaron, y que los pasajeros resultaron heridos, como yo [recuerdo]».

Valerse por sí mismos

Hasta sus «confesiones», Diyaa, Zabet, y un tercer amigo, de 17 años, Bashar, también acusado de arrojar piedras, fueron dejados a su suerte, privados de las visitas de familiares y abogados. Parker dice que esto, también, es parte de un patrón de abuso de Israel:

«[A los niños detenidos] se les niega el acceso a un abogado hasta después de ser sometidos a varios días de interrogatorios prolongados y aislamiento», según Parker. «El objetivo aparente», dice, «es obtener una confesión» a toda costa.

Entre los tres, Diyaa, Zabet, y Bashar pasaron un total combinado de 62 días en régimen de aislamiento. En 40 casos similares documentados por DCI-Palestina entre 2012 y 2013, el tiempo promedio que un niño en particular pasó en confinamiento solitario fue de 10 días. El período más largo de reclusión documentado en un solo caso fue de 29 días en total en 2012, mientras que, en 2013, otro niño fue mantenido en aislamiento durante 28 días en total.

«Este patrón de abusos por parte de Israel es grave», dice Richard Falk, ex relator especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado. Falk, quien también es profesor emérito de derecho internacional en la Universidad de Princeton, califica el uso que Israel hace del confinamiento solitario contra los niños «inhumano, cruel, degradante, e ilegal, y, lo más preocupante, es probable que afecte adversamente la salud mental y física de los detenidos menores de edad».

Un informe de octubre de 2013, de The New York Times sobre el uso de interrogatorios entre los adolescentes presos en Estados Unidos llegó a la conclusión de que los detenidos eran «demasiado jóvenes para saber mejor», a menudo incriminándose a sí mismos sin la comprensión de sus derechos legales.

En Cisjordania ocupada por Israel, los niños detenidos no tienen tales derechos. Entre 2008 y 2013, DNI-Palestina documentó 80 casos de niños palestinos detenidos en régimen de incomunicación antes de ser acusados de ningún delito.

Tortura

«El uso de la incomunicación de esta manera es una conducta que equivale a la tortura en el derecho internacional», dice Parker. El relator especial de las Naciones Unidas contra la Tortura ha encontrado de manera explícita que la incomunicación, cuando «se utiliza intencionalmente durante la prisión preventiva como una técnica con el fin de obtener información o una confesión» equivale a tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

En más del 97% de los casos documentados por DCI-Palestina entre 2012 y 2013, «los niños recluidos en régimen de aislamiento no fueron debidamente informados de su derecho a guardar silencio, se les negó acceso a un abogado y no tienen un miembro de la familia presente durante el interrogatorio», según un informe de mayo de 2014 preparado por la organización. En el mismo período de tiempo, más de las tres cuartas partes de los niños detenidos estaban al desnudo, objeto de abusos físicos, y se les negó el acceso a los alimentos y el agua.

En algunos casos, las autoridades israelíes utilizan el régimen de aislamiento para castigar a los niños ya detenidos como prisioneros políticos. En abril de este año, un palestino de 15 años de edad, de Jerusalén Este, que había sido condenado a 18 meses de prisión por el lanzamiento de piedras, fue objeto de 25 días de aislamiento por rechazar el alimento, medida desesperada que, dice, tenía la intención de protestar contra las duras condiciones en que se encontraba recluido. Obaida, cuyo apellido no fue revelado a petición de su familia, dijo a DCI-Palestina que sus carceleros amenazaron con atarlo a la cama y alimentarlo a la fuerza si no terminaba su huelga de hambre.

Abuso generalizado

Según los casos que DCI-Palestina documentó en 2012 y 2013, alrededor del 20% de los niños palestinos detenidos fueron sometidos a confinamiento solitario durante sus interrogatorios. Cualquier «confesión» obtenida por esta práctica es sospechosa, dicen expertos legales. Sin embargo, al igual que los detenidos políticos de mayor edad, los niños palestinos tienen pocas posibilidades de defenderse en los tribunales militares israelíes, que funcionan bajo un conjunto de directivas diseñadas explícitamente para «administrar» la ocupación israelí.

«Los jueces de los tribunales militares israelíes rara vez excluyen las confesiones u otras pruebas obtenidas a partir de los interrogatorios coercitivos», dice Parker. «A los niños palestinos detenidos se les niega el acceso a un abogado, son maltratados y torturados, y luego se encuentran ante un proceso de corte militar que incumple drásticamente las normas internacionales de justicia de menores».

A partir de septiembre, DCI-Palestina registró 182 niños palestinos detenidos por Israel. Desde el año 2000, se estima que ocho mil niños palestinos han sido detenidos y procesados en el sistema de tribunales militares israelíes.

En cuanto a Diyaa, Zabet, y Bashar, los tres amigos ya han comparecido ante un juez militar para enfrentar cargos por el lanzamiento de piedras. Los tres han sido retirados de confinamiento solitario, pero se enfrentan a un destino incierto en un sistema judicial que no es el suyo. Mientras tanto, los tres continúan siendo atormentados por el recuerdo de su detención e interrogatorio.

«Yo tenía mucho miedo de ellos», dice Zabet de sus interrogadores. «Había cinco de ellos, y eran enormes en comparación a mí».

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Samer Badawi es un colaborador independiente para la Defensa de los Niños Internacional Palestina. Con sede en Washington, DC, pasó el verano como reportero en Gaza para 972 Mag. Síguelo en @samwithaner.

Defence for Children International Palestine

Traducción de David Moreno

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