miércoles, abril 24, 2024
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Nicolás Maduro valora elecciones: “Es una victoria chavista”

Superando el sabotaje económico de la burguesía, que quiso convertir las votaciones municipales en un plebiscito al gobierno de Nicolás Maduro, las fuerzas socialistas consolidaron una contundente victoria política

El presidente Nicolás Maduro, en tiempos de campaña electoral.
El presidente Nicolás Maduro, en tiempos de campaña electoral.

Alberto Acevedo

Las cifras que muestran la victoria del chavismo en las elecciones municipales del pasado 8 de diciembre en Venezuela son contundentes. La derecha golpista de ese país aún no se repone, no asimila del todo cuál fue el mensaje del pueblo en las urnas.

Los últimos datos del Consejo Nacional Electoral consolidan la victoria de las fuerzas socialistas. Esas cifras indican que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ganó la mayoría de las alcaldías en 23 de los 24 estados en que se divide administrativamente la nación.

En cifras concretas, esta victoria indica que el chavismo ganó 242 alcaldías, de 337 posibles, lo que indica que controla el 76% de los gobiernos municipales. Otros grupos políticos que no participaron en listas unificadas con el PSUV, pero que están comprometidos con la revolución, ganaron 13 alcaldías. El Partido Comunista de Venezuela, por su parte, será gobierno en nueve alcaldías municipales.

En las capitales de distrito, la revolución ganó 15 alcaldías. De las 40 ciudades más pobladas del país, el PSUV ganó en 30, lo que equivale al 75% de mayoría en estas municipalidades. El partido de gobierno ganó también el 75% de los concejos municipales.

El sapo que la burguesía de ese país y la prensa oligárquica del continente han tenido que tragarse, que no asimilan del todo, es que en un país con las tiendas de los almacenes vacías, con apagones que han semiparalizado todo el territorio nacional, sin los productos de la canasta familiar a la mano, con precios de hasta el 1.200% de aumento en el mercado negro, sin papel higiénico, y con largas filas esperando que lleguen los productos a los almacenes, el programa de reformas sociales del gobierno fue el gran vencedor, y el voto ciudadano entregó el mensaje de que el chavismo sin Chávez sobrevive como proyecto y como esperanza de la nación venezolana.

De alguna manera, lo más relevante en la jornada del 8 de diciembre no fue la campaña electoral en sí misma, sino el contenido social de los programas por los que la gente fue a votar. Casi seis millones y medio de venezolanos, pese a la guerra económica de la burguesía, dijeron sí a los candidatos del gobierno, que representaban la suma de las reformas sociales que había que defender.

Catalizador

Las medidas económicas adoptadas por el Ejecutivo, en el marco de la ley habilitante, especialmente en el mes de noviembre, fueron el catalizador de un estado de conciencia muy particular, que hizo que el elector entendiera que las duras condiciones económicas del país obedecen a un plan desestabilizador de fuerzas oscuras, y que por encima de las carencias inmediatas en la cocina de los hogares, había que salir a defender el proceso de cambios democráticos.

Esto muestra además una alta politización en el voto ciudadano, que se refleja en el hecho de que la alianza socialista alcanza el 55% de las papeletas, en tanto que la oposición, agrupada en la MUD, se queda con el 45%.

Un vistazo a este comportamiento electoral muestra detalles significativos. En el estado de Miranda, donde es gobernador el señor Henrique Capriles, considerado bastión electoral de la derecha, el chavismo ganó en 15 de las 21 alcaldías provinciales.

Seguramente, tomando estas cifras, vendrán inevitablemente análisis juiciosos sobre las perspectivas y tareas que deberán afrontar la dirección del PSUV y del Gran Polo Patriótico, para profundizar en el proceso de transformaciones sociales.

No bajar la guardia

Hoy sin embargo, saltan a la vista, algunos rasgos de ese balance posterior: uno, que la gobernabilidad del presidente Maduro, que dio muestras de debilidad al comienzo de su mandato, se fortaleció considerablemente en poco más de seis meses. Este hecho da al traste con dos hipótesis que manejó la oposición: a) que el chavismo sin Chávez tenía los días contados y estaba destinado a desaparecer. De eso hablaron Mario Vargas Llosa, el señor Openheimer y el director de Caracol Radio, Darío Arismendi, entre otros agoreros.

Y la otra hipótesis es que el caos económico, creado como estrategia de la oposición para propiciar un golpe de timón a la revolución bolivariana se revirtió por las medidas oportunas del presidente Maduro, que además se adelantó a replantear la necesidad de un estado comunal para blindar el proceso revolucionario.

Otros dos elementos a tener en cuenta: de un lado, que la manipulación mediática de los grandes medios de la burguesía ya no tiene el impacto de antes, por el trabajo de educación política entre el pueblo; y segundo, que el cerco económico de los grupos de poder va a seguir expresándose como estrategia de debilitamiento del gobierno. Ni la burguesía nacional ni las potencias imperialistas van a renunciar fácilmente al petróleo venezolano.

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