José Ramón Llanos
El salto más trascendental ocurrido en las relaciones internacionales fue la construcción a lo largo de los siglos de una normatividad que ha permitido las relaciones cordiales de países con las más diversas formas de gobierno, modelos económicos y aún diferentes religiones. Eso se conoce con el nombre de diplomacia.
El gobierno de Iván Duque, para vergüenza del país, ha violado repetida y tozudamente estas normas. Incluso no acepta los acuerdos firmados por el Estado colombiano a través del expresidente Juan Manuel Santos en todo lo referido a los protocolos relacionados con el proceso de paz con el ELN. Este garrafal error del gobierno colombiano, frente a la sapiencia y sensatez de Cuba, nos presenta ante la faz del mundo como un país gobernado por un necio.
En cambio, el doctor Luis Ponce embajador de Cuba en Colombia ha actuado con discreción y sapiencia.
¿Cómo se configura la necedad y la estulticia del presidente Iván Duque?
Sucede que el contenido de los protocolos firmados por Colombia y el delegado del ELN que regulan los diálogos de paz, determinan que, en caso de ruptura de los mismos, los insurgentes señalan el lugar donde deben dejarlos los aviones o helicópteros oficiales y solo 72 horas después puede iniciarse la persecución de los guerrilleros por parte de las tropas colombianas. Los guerrilleros deben viajar en los medios de transportes acompañados por delegados de los países garantes, en este caso Cuba y Noruega. Estos protocolos fueron respetados por los presidentes César Gaviria, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe, cuando dialogaron con la insurgencia colombiana. En cambio, el presidente Iván Duque se empeña en desacatarlos, en su última declaración lo expresa así: “El único protocolo que acepto es que Cuba entregue a los responsables”. Está tan aferrado a este error, que no ha logrado entender que es insensato creer que las Naciones Unidas, la comunidad internacional, están equivocadas y que él es el exclusivo depositario de la verdad.
La antítesis a esta equivocada posición es la de Cuba la cual ha manejado la situación con discreción, una gran madurez y sapiencia. Eso explica el contenido del Twitter de la Embajada de Cuba del 12 de febrero de 2021: “Cuba seguirá apostando a la paz, al encuentro y al diálogo. La ética, la responsabilidad, la verdad, la discreción y la seriedad seguirán siendo nuestras divisas en la lucha por la paz”. Este contenido hace honor a las inmarcesibles enseñanzas de José Martí y el pensamiento visionario y siempre asertivo de Fidel Castro.
Además, frente a la inapropiada y reiterada exigencia del gobierno colombiano a Cuba para que extradite a los guerrilleros, la cancillería isleña ha respondido: “Cuba cumplirá rigurosamente su obligación, como Garante y Sede del Diálogo de Paz, la garantía del retorno seguro de la Delegación de Paz del ELN, establecida en el protocolo de ruptura de esa negociación, acordado y suscrito entre el Estado colombiano y el ELN, junto a seis estados el 5 de abril de 2016…” Esta decisión “cuenta con el más amplio respaldo de la comunidad internacional…Cuba ha sido paciente y prudente. Esperamos que, en algún momento prime la cordura y la sensatez”.
Los colombianos también esperamos que vuelva la cordura, afortunadamente solo debemos soportar 18 meses más para que desaparezcan la estulticia y la insensatez que hoy habitan el Palacio de Nariño.
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