miércoles, abril 24, 2024
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Natalicio del maestro del proletariado Carlos Marx

Nelson Lombana Silva

Hace 195 años nacía el más grande pensador de todos los tiempos: Carlos Enrique Marx Pressburg, conocido universalmente como Carlos Marx. Esto ocurrió el 5 de mayo de 1818 en la población de Tréveris, ciudad bajo el imperio prusiano.

Foto: wolfgangfoto via photopin cc
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Su abuelo paterno había sido rabino y su progenitor consejero de Justicia en la misma población. Su madre, Enriqueta Pressburg, también judía, había nacido en Holanda. Tuvo tres hermanas: Sofía, Emilia y Lisa.

¿Cómo transcurre la infancia de Carlos Marx? Al parecer sin sobresaltos, porque creció en tiempo de paz y sus progenitores tenían cierta solvencia económica. En 1824, la familia Marx tuvo que abjurar del judaísmo y aceptar los sombríos dogmas del cristianismo, por cuanto el Estado había declarado una violenta persecución antisemita.

Desde un principio el niño Marx mostró sus dotes racionalistas. Sus padres abrigaban la esperanza de que fuera un eximio jurista. En 1835, se gradúa de bachiller en el Gimnasio de Tréveris, destacándose por las eruditas traducciones de algunos clásicos latinos. Desde estas instituciones Marx brilla por la rigurosidad científica. Su fundamento y guía será la ciencia, es decir, el conocimiento demostrado a través de la teoría y la práctica.

Más tarde traduce el libro I y II del Digesto de Justiniano y en ese mismo año (1835) se matricula en Bonn (Alemania) en la facultad de Derecho de la Universidad Renana Friedrich-Wilhelm, quizás con el propósito de complacer el sueño de sus padres, pero pronto se da cuenta que su real pasión son la filosofía, la historia, la economía e, incluso, las matemáticas.

Por estos años mozos fluyen sus amoríos prácticamente eternos con Jenny de Westfalia, que el camarada Marx conocía desde su infancia. Fue su esposa eterna y madre de varios hijos. Muchos de ellos murieron de física hambre y desnutrición. Un drama por demás conmovedor.

A partir de los 19 años de edad, una constante inexorable fue el desplazamiento de ciudad en ciudad y de país a país, especialmente por la endiablada persecución de los zares que lo veían como un tipo supremamente peligroso para sus intereses económicos, sociales y políticos.

Estando en Berlín (Alemania) escribe algunos poemas de los cuales renegaría tiempo después. Es inquieto. Crítico. Estudioso. Lector empedernido. Todo cuanto cae en sus manos lo “devora” con pasión desenfrenada, inclinándose por los hechos novedosos del momento en las diversas áreas del conocimiento. Se preocupa por estar actualizado. Durante 1837 se concentra en la filosofía del derecho y en los ratos de “ocio” los dedica a traducir a Ovidio y Tácito.

Por estos días ingresa al grupo de jóvenes admiradores de Hegel, el filósofo más importante del momento y de la filosofía clásica alemana, el filósofo que rescató la dialéctica griega y la convirtió en moderna y vigente, el filósofo del que partiría Marx su más acérrima critica al método dialéctico idealista, construyendo la dialéctica desde la ciencia, es decir, la dialéctica materialista.

Marx no para de investigar, indagar, comparar, criticar y deducir sus propios criterios y conclusiones. Poco a poco va elaborando la teoría científica que habría de revolucionar al mundo en su totalidad. Teorías del momento las somete a la crítica argumentada y demoledora, demuestra sus puntos de vista y señala el camino a seguir la humanidad.

Hasta ese momento, los filósofos y estudiosos eran contemplativos, pasivos. Marx no solo desmitifica, sino que señala la ruta a seguir, es decir la práctica, la acción. En su célebre tesis señala: “No se trata de interpretar únicamente el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”. Esto se constituyó en un martillazo mortal a la filosofía clásica idealista.

Señala Julio Antonio Fernández Estrada: “Para Marx el Estado no era más que el amparo de una sociedad dividida, el guardián de la burguesía que lo necesita para mantener la aparente libertad personal, de la industria, de la propiedad”[1. Marx, Carlos. Filósofo, historiador, sociólogo, economista y dirigente político alemán. Padre fundador del socialismo científico. Vidas rebeldes. Ocean Sur, una editorial latinoamericana. Primera edición 2010. Página 5.].

En su primer destierro llega a la conclusión de que el materialismo que había comenzado a estudiar con sumo detenimiento de René Descartes hasta Holbach, al que él mismo consideraba portador del humanismo real, podía ser la base social del comunismo. Era una primera aproximación que había de perfeccionar con el transcurrir de los años y sus nuevos y deslumbrantes descubrimientos.

En París (Francia) descubre la lucha de clases, aunque varias veces dijo que esta teoría no era obra suya, sino apenas la demostración de que ella debía desembocar sin remedio en la dictadura del proletariado, señala Julio Antonio Fernández Estrada.

En respuesta a los utópicos socialistas que sostenían que no era pertinente la revolución, Carlos Marx les contesta: “Toda revolución es social y política”.

En 1844, se encuentra en Alemania con el que habría de ser su mejor amigo en la investigación y las concepciones materialistas y comunistas: Federico Engels. Comienza Marx su trabajo en equipo. Ambos conocen a dos personajes influyentes: Proudhon y Bakunin. Se relacionan con miembros de la Liga de los Justos y abren espacios para desarrollar sus tesis y demostrarlas desde la alteridad científica.

El primer trabajo en equipo es La Sagrada Familia, que se constituye en respuesta a Bruno Bauer y su idealismo especulativo, en la cual todavía Marx y Engels se sienten atados al humanismo real de Feuerbach, pero se aproximan por momentos al hombre histórico, alejándose de lo abstracto del viejo filósofo alemán.

La teoría científica del materialismo histórico y dialéctico pulveriza la ingenua teoría de que todo era producto del creacionismo. Carlos Marx destruye ese castillo, el cual cae estrepitosamente y sale a relucir uno nuevo, real y concreto que se sostiene por su condición científica. Descubre la ley de la plusvalía, la piedra angular del capitalismo. Muestra el camino y las armas para destruir este sistema y construir el nuevo: el socialismo.

Ese genio de la ciencia era, sin embargo, humano, profundamente humano como dijera Federico Nietzsche. Vivió en precarias condiciones, aguantó física hambre y fue además un constante desplazado. Muchas veces –dicen algunos biógrafos– no tenía una chaqueta para salir a la calle. El hambre lo devoraba y muchas enfermedades empezaron a minar su humanidad, como las hemorroides. La niña Francisca nace sin cuna y al año muere y puede ser enterrada gracias a un emigrado francés.

Desesperadamente busca empleo en un ferrocarril en 1861, pero es rechazado por su caligrafía. Los demás hijos mueren de bronquitis, de frío y de pobreza. En 1855, su único hijo varón, Edgar, llamado cariñosamente Musch, muere en sus brazos a la edad de 9 años. Le escribe a su amigo Federico Engels y le dice: “No he sabido hasta ahora lo que era sufrir de veras”.

Los cólicos hepáticos no lo dejan tranquilo. Marx sigue sus estudios en medio de esas aberrantes y angustiantes tragedias económicas. En 1857, Jenny tiene otro niño, pero éste nace muerto. De octubre a mayo de 1858, escribe el borrador del primer libro sobre El Capital, de los seis tomos que se había propuesto escribir para tratar la parte sistemática de su crítica de la economía política. Este manuscrito fue publicado en 1939 y 1941 con el título de Grundrisse. En 1859, publica el documento La contribución a la crítica de la economía política.

La obra de Carlos Marx sigue iluminando el camino de la humanidad que camina hacia el socialismo. Es una obra que se renueva con la conquista de la ciencia y la lucha de los pueblos. Es un proyecto que avanza con creatividad, firmeza y la guía inexorable de la teoría y la práctica, o sea, la ciencia.

Por eso y mucho más, hoy debemos exaltar el natalicio del filósofo más grande de todos los tiempos. En su memoria estudiar sus aportes al calor de la lucha revolucionaria, pues al fin y al cabo somos marxistas-leninistas.

¡Feliz cumpleaños!

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