Colombia fue uno de los últimos países de América en otorgarle derechos políticos a las mujeres, quienes pudieron concurrir a las urnas por primera el primero de diciembre de 1957. Pero en la actualidad la participación de las mujeres en los cargos de elección popular es mínima.
Renata Cabrales
En el siglo XX se lograron ciertas reivindicaciones que venían caminando de la mano de defensores (as) de los derechos humanos, desde tiempo atrás. Fue en esa época cuando la Organización de Naciones Unidas llegó a ser el foro donde se discute la igualdad entre hombres y mujeres, por ejemplo, el derecho al voto femenino y se busca la solución ante la violación de derechos humanos. En 1946, la ONU hizo un llamado para que el sufragio femenino fuera incorporado a todas las constituciones de América, este representaría al 50% de la población.
La igualdad en Colombia
Si en Colombia las mujeres no podían participar en la arena política, esto era más que todo, por culpa de la influencia religiosa en esta población, desde la Conquista hasta comienzos del siglo XX. Bien sabemos que su papel dentro de la sociedad dependía en buen porcentaje de los hombres, bien sea, padre, marido o hermano, todo, debido a la sociedad patriarcal y religiosa.
Cuando llegó la industrialización, a finales del siglo XIX y principios del XX, empezó a ver la luz una clase obrera femenina, que debido a esta condición, era explotada y mal paga en comparación con los hombres. Fue así como en 1920 hicieron una huelga por la defensa de sus derechos laborales, casi 500 empleadas de la planta de Fabricato, en Bello, Antioquia, exigían mejor salario y denunciaban el abuso sexual de parte de sus jefes. Varias de estas luchas fueron lideradas por Betsabé Espinosa.
Tras casi un mes de negociaciones se fue abriendo camino a la participación de las mujeres en la vida pública, ya que el evento generó controversia al interior del gobierno. En 1936 se logró que las mujeres pudieran desempeñar cargos públicos. En 1944 se fundó la Unión Femenina en el país y en la reforma de la Constitución de 1945, con la presión ejercida por esta en el Congreso, las colombianas lograron el título de “ciudadanas”, pero el proyecto del derecho al sufragio fue archivado luego de un gran debate en Cámara y Senado.
En el Congreso de 1949 se negó de nuevo el derecho al voto de las mujeres y en 1953 se pasó, con el paquete de reformas a la Constitución, la decisión del sufragio femenino con presión para su aprobación por parte de asociaciones de mujeres y también de hombres que veían la necesidad de ese espacio político, como el diputado Félix Ángel Vallejo quien se apropió del Proyecto.
Ejerciendo el derecho al voto
Colombia fue uno de los últimos países de América en otorgarle derechos políticos a las mujeres, quienes pudieron concurrir a las urnas por primera el primero de diciembre de 1957. Pero en la actualidad la participación de las mujeres en los cargos de elección popular es mínima.
Hoy en día la participación de la mujer en la política del país es tan relevante, que incluso en la conformación del censo electoral, son mayoría. Un total de 32.403.326 colombianos conforman el censo electoral de ciudadanos(as) habilitados(as) para votar en el país y en el exterior.
Como lo señala la ley, el censo electoral se realiza para que los(as) ciudadanos(as) ejerzan su derecho de sufragio y de participación ciudadana. Ese derecho por el que tanto lucharon las mujeres a principios del siglo XX.
Según datos de la Registradora Nacional del Estado Civil, de los 32.403.326 colombianos que conforman el censo electoral en el país y en el exterior, al 9 de agosto de 2013, un total de 16.834.368 son mujeres y 15.568.958 son hombres. Es así que el 51,95% de los ciudadanos (as) inscritos(as) en el censo electoral son mujeres.
Las circunscripciones electorales con mayor número de mujeres son: Bogotá con 2.779.496, seguida de Antioquia con 2.199.901, Valle con 1.719.229 y Atlántico con 879.866 mujeres inscritas en el censo electoral.
Pero aun así no es cierto que “mujer vota mujer”, que las mujeres ejerzan su derecho al voto, o que voten a conciencia. Es necesario que estas conozcan más a fondo las luchas de las mujeres por conseguir este derecho y todos los derechos que la sociedad patriarcal les ha arrebatado históricamente para que haya, por fin, esa sororidad y conciencia política que algún día nos permitirá a las colombianas ver en el Palacio de Nariño o en el Palacio Liévano, a mujeres como Clara López o Aída Avella garantizando nuestro bienestar. La lucha continúa para el movimiento feminista.
