viernes, abril 19, 2024
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Mirador: Humanidad dividida

Carlos A. Lozano Guillén

El mundo actual es más desigual que hace un cuarto de siglo, dice un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que tiene por título “Humanidad dividida: confrontando la desigualdad en países en desarrollo”. Mil doscientas millones de personas viven en extrema pobreza y el 1% de los ricos controla el 40% de la riqueza a nivel planetario. Demasiada pobreza y exagerada concentración de la riqueza y del capital.

Foto: Hani Amir via photopin cc
Foto: Hani Amir via photopin cc

Según el informe, la desigualdad creció en el mundo en 11% durante los últimos 24 años y más del 75% vive en países en desarrollo que presentan un tamaño enorme de desigualdad, casi igual a las cifras de hace 65 años en la segunda posguerra.

Pese a la “inmensa riqueza creada mediante impresionantes crecimientos” de la economía, hoy existe más pobreza en el mundo. Para el PNUD esta desigualdad debilita la democracia y la cohesión social, divide más las sociedades. La brecha entre ricos y pobres es mayor, decimos nosotros, y agita el escenario social, dinamiza la lucha de clases, que académicos de la derecha, como algunos pocos que posan de izquierda, la habían sepultado, declarada anacrónica y “cosa del pasado”.

Según el informe: “La evidencia muestra que los aumentos en la desigualdad durante las últimas dos décadas se debieron en buena medida a los procesos de globalización comercial y financiera que debilitaron las posiciones de negociación de la fuerza de trabajo frente a la movilidad del capital”, además de la revolución tecnocientífica y del internet que dinamizan los procesos del mercado de capitales. “La humanidad sigue estando profundamente dividida. Y las tendencias recientes no son muy alentadoras”, reconoce el documento. Es una división de clases que las enfrenta en el escenario de la lucha social, sea económico o político.

Sin embargo, el informe es tímido en la valoración del efecto de la economía de libre mercado neoliberal, que arrasó con importantes conquistas laborales de los trabajadores y afectó la producción agrícola, en especial de alimentos, así como la agresividad de las potencias y de la transnacionalización económica. Tras el derrumbe soviético el capitalismo se tornó más agresivo y arrasó con el interés público, convirtiendo todo en mercancía como lo advirtió Carlos Marx hace más de 150 años. Su dios es la mercancía. La voracidad de la burguesía no tiene límite. Impone la dictadura del capital a sangre y fuego.

El capitalismo es más agresivo en la llamada modernidad. En Colombia las contradicciones son dramáticas.

carloslozanogui@etb.net.co

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