Más allá de Pablo Iglesias

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Jaime Cedano Roldán
@Cedano85

Como en los tiempos del alzamiento fascista contra la república, Madrid vuelve a ser corazón de resistencia democrática. La presidenta de la Comunidad Autonómica disolvió la Asamblea y convocó elecciones en pleno ecuador del mandato. El temor a una moción de censura la llevó a ejecutar un movimiento, que hace rato venía pensando, dada la favorabilidad de las encuestas y la perspectiva de un gobierno de mayoría absoluta sin necesidad de acuerdos con otras fuerzas de la derecha y así reafirmar su liderazgo dentro del Partido Popular.

A la decisión de Isabel Díaz Ayuso le sucedió otra quizás más inesperada, la renuncia de Pablo Iglesias a su cargo de Vicepresidente para asumir la candidatura de Unidas Podemos. Un hecho inédito, renunciar a una posición de primera línea de carácter estatal para asumir una candidatura regional, la del partido más pequeño dentro del arco parlamentario de la ya disuelta Asamblea.

Fue un bombazo político con todo tipo de especulaciones y análisis, de apoyos y de rechazos. Para los “pablistas” más fieles era un acto de inmensa generosidad, de elevada inteligencia política, una jugada estratégica excepcional. Para “antipablistas” y otros, una huida hacia adelante ante el desgaste en el gobierno, el fracaso del llamado escudo social, las duras contradicciones con el PSOE y un cercano futuro de mayores recortes y austeridades, además de las rupturas con sectores claves del movimiento social, especialmente del feminismo.

También se señala que la decisión se tomó ante el riesgo de que UP desapareciera de la Asamblea de Madrid, y que nadie más aceptara el reto de la candidatura. Y aquí está la valentía y gesto épico. La reacción de la derecha ha sido la radicalización del discurso. Se trata ahora de “comunismo o libertad”. Dijo Ayuso, al candidato socialista esta polarización parece caerle bien y la explota publicitariamente, aunque en sus primeras declaraciones se escorea un poco a la derecha.

En sectores de la izquierda existen muchos desencuentros con Pablo Iglesias y el aparato de Podemos, así como existen también contradicciones en Izquierda Unida frente al tipo de relación que tiene dentro de la coalición de izquierdas. Pero nada de todo esto puede ser superior al momento que se está viviendo, donde vuelve a resonar el “No pasarán”, aunque alguien dijo que ya estaban dentro, que el PP lleva 26 años gobernando la Comunidad de Madrid.

La diferencia es que este PP que lidera Diaz Ayuso es más bolsonarista y llegaría a gobernar de la mano de los fascistas de Vox, con toda la carga programática oscurantista y retrógrada en contra de las libertades, la democracia, la permanencia de lo público. Una derecha radicalmente patriarcal y antifeminista, aliada de golpistas y terroristas de América Latina y otras regiones, que criminaliza brutalmente a la inmigración y a los humildes.

Por esto no se trata de unas elecciones más y por ello todo nuestro apoyo incondicional a Unidas Podemos. No se trata de Pablo Iglesias sino de la lucha universal contra esta derecha fanatizada, mucho más oscurantista, que está avanzando en muchos sitios, destrozándolo todo.

Madrid se apresta a la campaña electoral más anticomunista de todos los tiempos, pero también ante la posibilidad de que junto a Más País y el PSOE se logre una mayoría que pueda propiciarle una derrota estratégica a la más hirsuta derecha europea.

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