jueves, abril 18, 2024
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María de Zayas: escritora del Siglo de Oro español

A propósito del 23 de abril, Día del Idioma

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Renata Cabrales

Cierto ha de ser que las mujeres que leen son peligrosas, pues en épocas pasadas esta actividad tan enriquecedora del espíritu y del intelecto, era prohibida para ellas.

Se habla de genios del Siglo de Oro español, entendiendo esta como la época clásica de la cultura española, desde el Renacimiento del siglo XVI y el Barroco del siglo XVII. En la dramaturgia se destacaron: Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Lope de Vega y Pedro Calderón de la Barca; en la pintura: Greco y Diego Velázquez; en la narrativa: Miguel de Cervantes Saavedra con su inmortal Don Quijote de la Mancha, en honor al cual se elige el 23 de abril como Día del Idioma Español, por ser la fecha de su muerte.

Vale la pena resaltar que la obra de estos artistas enriqueció las diferentes áreas del arte, contribuyendo así de forma positiva a la cultura española y haciendo valiosos aportes a la cultura clásica universal.

La contribución de las escritoras

Las mujeres también han contribuido a la humanidad con su arte, en este caso con la escritura, aunque la sola práctica de la lectura, desde siempre, fue peligrosa para ellas, pero era peor aun que estas osaran agarrar la pluma para plasmar cualquier historia sobre el papel. En algunos casos, cuando eran mujeres de familias de buena posición social, estas podían tener acceso a la lectura pero, sobre todo, a la de las santas escrituras, pues así podían adquirir un comportamiento recto, moral y socialmente aceptable. Podían elegir, además, recluirse en el convento.

Según Fray Luis de León, Dios hizo que las mujeres fueran propensas a estar encerradas en casa y con la boca cerrada, sometidas a las labores domésticas y a su marido. Por su parte, San Juan de la Cierva advertía que podían leer, pero libros religiosos: la escritura era innecesaria, pues así se evitaba que respondieran cartas a los hombres.

Teresa de Jesús fue criticada por afirmar que en sus monasterios las mujeres tenían que ser “letradas” y por eso se tenía que retirar la regla de San Pablo, según la cual las mujeres no tenían nada que decir, porque no tenían nada que pensar.

Lo que nos interesa resaltar, entonces, es que el pensamiento crítico y reflexivo de las mujeres en ese entonces era algo prohibido, pues al ser consideradas inferiores, no se les permitía opinar en público si el objetivo era hacer un aporte a la sociedad. Algunas lucharon por vencer estos prejuicios que aún continúan, y por eso la obra literaria femenina, muy pocas veces, hace parte del canon literario, donde solo encaja la escritura hegemónica de corte patriarcal y excluyente.

María de Zayas: una escritora prolífica

En el caso del Siglo de Oro, a propósito del 23 de abril, fecha en la cual se conmemora el Día del Idioma Español, deseamos resaltar la obra de una gran escritora de la época: María de Zayas.

María de Zayas y Sotomayor fue una célebre escritora española del Siglo de Oro cuya obra se siguió publicando durante el siglo XVIII. Estando en Zaragoza, publicó la primera parte de sus Novelas amorosas y ejemplares o Decamerón español (1637), una colección de diez novelas cortesanas que analiza los estratos sociales superiores de su época y en la que se percibe influencia de Miguel de Cervantes. Influenciada también por el Decamerón, de Bocaccio, en lugar de una reunión debido a la peste, toma como eje central de la reunión el motivo de una enfermedad; así, a lo largo de cinco noches, se narran dos novelas de gran crudeza.

Personajes femeninos de libre pensamiento

Zayas hace énfasis en la psicología de los personajes y los ambientes en que se mueven. Sus personajes reflejan independencia y orgullo femenino, mostrándose muy liberal en las escenas más abruptas.

La segunda serie está compuesta por Novelas y saraos (Barcelona, 1647) y Parte segunda del Sarao y entretenimientos honestos (1649), reeditados como Desengaños amorosos. Este segundo grupo de novelas intensifica los argumentos lamentables y escabrosos.

Lo que más se resalta en esta prolífica escritora es la insolencia de los personajes femeninos en el aspecto sexual y erótico. Los hay desde los que persiguen hombres hasta la mujer desinhibida que esconde un amante negro en el establo hasta consumir sus energías, debido a su sexualidad inagotable. Fueron estos los motivos por los cuales en el XVIII, la Inquisición prohibió reeditar sus novelas.

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