miércoles, abril 24, 2024
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Madres contra la Represión en España: “No le diga a su hijo que deje de luchar, póngase a luchar a su lado”

Mar Rodríguez & Juanjo Conde

La historia de Alfonso Fernández, Alfon, sigue viva en la memoria de muchos ciudadanos. Detenido en la pasada huelga general del 14-N y acusado de tenencia de explosivos, pasó casi dos meses en prisión, la mayor parte del tiempo bajo el régimen FIES-5, aplicado a narcotraficantes y terroristas. Hoy sigue pendiente de juicio y acude cada quince días a firmar a los juzgados de Plaza de Castilla. Carlos Palomino corrió peor suerte. El 11 de noviembre de 2007 salió de casa hacia una contraprotesta para mostrar su repulsa por una manifestación de corte fascista, pero el joven no llegó a su destino. La puñalada que le asestó Josué Estébanez (un soldado del Ejército de Tierra) en un vagón del metro de Madrid, sesgó su vida. Tenía 16 años. Su asesino fue condenado a 26 años de prisión.

Los nombres de Carlos Palomino o Alfon ya no se borrarán ni de las hemerotecas ni del recuerdo de muchos. Son dos de las caras más visibles de la represión. Pero hay muchas más. Historias de detenciones, agresiones, torturas, asesinatos. Y detrás de cada una de estas historias hay una familia que sufre. Algunas se mantienen en el anonimato. Otras sí salen a la luz pública: la lucha de sus hijos es también la suya. La lucha de Alfon, de Carlos y de tantos otros jóvenes revolucionarios es también la de sus familias. Así nace la Plataforma de Madres contra la Represión, que se presentó públicamente el pasado fin de semana en Madrid.

De izquierda a derecha: Willy Toledo, Mavi Muñoz, Elena Ortega, Paloma Gregorio y Leonor Lagar. Imagen de Juanjo Conde.
De izquierda a derecha: Willy Toledo, Mavi Muñoz, Elena Ortega, Paloma Gregorio y Leonor Lagar. Imagen de Juanjo Conde.

Madres, hijos: una misma lucha

La idea lleva años gestándose. “El principal sufrimiento que nos unió fue la muerte de Carlos Palomino y arropar a su madre, Mavi”, cuenta Paloma Gregorio, la secretaria de la asociación. La detención de Alfon fue el detonante. “Hemos ido muchas veces a los calabozos, a las comisarías, hemos pagado muchas multas y muchos abogados”, explica su madre, Elena, “y sabemos que mucha gente está sufriendo esto en soledad y ya es hora de que nos juntemos y digamos ¿qué os creéis?”

No obstante, Elena reconoce que, hace tiempo, cuando su hijo Alfon era un adolescente, pensaba que los jóvenes como él “apostaban demasiado fuerte”, mientras ella prefería “hacer reformas, mejorar la Constitución y votar más a la izquierda”. Ahora su opinión ha cambiado: “me doy cuenta de que tienen razón y por eso las madres vamos a estar a su lado, porque ellos son los que tienen que crear el futuro y la nueva sociedad”.

De hecho, reconoce que, por primera vez en su vida, no acudirá a las urnas en las próximas elecciones. “Hasta ahora siempre he defendido que la gente de izquierdas teníamos que tener representación en el Parlamento para defender nuestros intereses, pero me he dado cuenta de que, con el sistema electoral que hay, nunca vamos a llegar a tener representación porque está montado para que no eso no suceda”.

Sufrir la represión en sus propias carnes no les amedrenta, aunque reconoce que “todas tenemos miedo, a nadie nos gusta que encarcelen, detengan o apaleen a un hijo nuestro”. A otras madres, Elena les diría “que cuando eso suceda, no le digan a su hijo que deje de luchar, sino que se pongan a luchar a su lado”.

La lucha, una herencia que continúa

La lucha viene de lejos. No entiende de edades ni de sexos ni de barrios. Y se transmite de generación en generación. Sólo hay que reparar en el escenario elegido para presentar la asociación: el antiguo colegio Trabenco del barrio madrileño de Vallecas, fundado a principios de la década de los setenta por Amparo Hermoso, la abuela de Alfon, junto a otras madres y padres que, en plena dictadura, se negaban a educar a sus hijos bajo las directrices del régimen franquista.

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El gimnasio del antiguo colegio Trabenco, de Vallecas, de donde hoy cuelgan los carteles elaborados por las Madres contra la Represión. Imagen de Juanjo Conde.

“Decidimos crearlo porque no nos gustaba como se educaba a nuestros hijos durante la dictadura. Hicimos una cooperativa y contratamos a los maestros. Era un colegio totalmente laico donde todo se compartía, donde los niños no tenían que estar sentados en los pupitres, donde podían moverse y hablar a los profesores de ‘tú’, algo que estaba muy mal visto en este país”. Tampoco se separaba por clases a niños y niñas, todos estudiaban juntos. En este colegio fue donde estudió la madre de Alfon. “Vienen de un tipo distinto de educación”, explica Amparo. Y sentencia: “yo estoy muy contenta de que mi nieto Alfonso me haya salido revolucionario como yo”.

Décadas después, Elena vuelve al colegio donde estudió. Hoy comparte mesa con el actor y activista Willy Toledo, encargado de presentar el acto. “Conocí a Elena y Alfon a raíz de su detención, encarcelamiento y las torturas que ha sufrido en el régimen FIES-5. A partir de ahí, hemos hecho una buena amistad y aparte de la afinidad política, hay una amistad y un reconocimiento a la lucha que Elena lleva ejerciendo tantos y tantos años como obrera de izquierdas y lo que está haciendo ahora la siguiente generación, Alfon y sus compañeros”.

Junto a Elena y Willy, completan la mesa otras tres mujeres: Paloma Gregorio (secretaria), Leonor Lagar (psicóloga) y Mavi Muñoz, la madre de Carlos Palomino.

Mavi: la historia de un hijo que nunca volvió

La historia de Mavi Muñoz conmueve pese a que ya han pasado seis años del asesinato de su hijo. Los asistentes rompen en aplausos cada cierto tiempo y su voz, aunque firme, se quiebra por momentos: “yo soy antisistema, me complace ser antisistema y quiero seguir siendo antisistema de un sistema corrupto en todos los niveles gubernamentales, policiales y judiciales”. Aplausos. “A pesar del dolor de la pérdida de un hijo, que es lo mayor que puede sentir una persona, porque las heridas del cuerpo se cierran, pero las heridas del alma, jamás, siempre sangran, quedan ahí, son las que te dan la fuerza para seguir luchando contra la desigualdad”.

Mavi reivindica el papel de las madres: “somos nosotras las que tenemos que reeducar a esta sociedad que no sé si realmente está ciega o no le interesa mirar la realidad del mundo que vivimos”. No es partidaria de la violencia, pero tampoco de que la acribillen, dice: “si a mí me acribillan, yo me defiendo, si ellos me dan violencia, yo responderé con violencia”. Más aplausos. “No quiero decir que eduquemos a nuestros jóvenes en la violencia, no. Pero no pongamos la otra mejilla. Y cuando veamos que nos golpean a uno de nosotros, ya que somos muchos, por suerte creo que más que ellos, salgamos en defensa de las personas a las que están golpeando”.

“Mi hijo perdió la vida por defender unos derechos dignos, que yo le inculqué, y si se los inculqué, es porque creía en ellos y porque creía en la igualdad y la tolerancia”. Por eso lo que hoy pide Mavi es que se fomente la información y la educación: “la unidad hace la fuerza, está demostrado, ante la unidad no hay frenos”. Aplausos.

Mavi recibe un cuadro con el logo de la asociación, al ser nombrada presidenta de honor. Imagen de Juanjo Conde.
Mavi recibe un cuadro con el logo de la asociación, al ser nombrada presidenta de honor. Imagen de Juanjo Conde.

Al finalizar el acto, Mavi recibe una sorpresa que no esperaba: la nombran presidenta de honor de la asociación. “Es un honor que no me merezco, porque si yo estoy aquí, en esta lucha, ha sido porque he recibido un gran apoyo de todos los que estáis ahí desde que perdí a mi hijo. Nunca me he sentido abandonada, siempre he sentido el cariño y la fuerza de los que estabais ahí, porque sin vosotros yo no hubiera seguido en este mundo. Me habéis enseñado que el dolor se canaliza en lucha y que con la lucha siempre se vence”.

Objetivos

La asociación pretende dar apoyo a las personas que sufren represión. Elena lo resume en “solidaridad, organización y unidad para denunciar los casos de represión, para asesorarles legalmente, darles apoyo psicológico y emocional, y concienciar a la sociedad, llegar a los medios y que se sepa lo que está ocurriendo, que todo el mundo sepa que nuestros jóvenes no son unos criminales, que nuestros jóvenes están luchando por su futuro, que es lo que hicieron sus padres también, que ellos son la vanguardia que se merece tener el poder y que sean ellos los que decidan cómo tiene que funcionar esta sociedad”.

Apoyo psicológico

La encargada de apoyar emocionalmente a las víctimas de la represión es Leonor Lagar, mexicana de orígenes asturianos. “La represión es tan dura y según sea sostenida en el tiempo, puede dejar efectos y síntomas de estrés o ansiedad y eso hace que se alteren conductas de su vida normal. Lo que antes era una vida más o menos estructurada, puede fracturarse por un golpe represivo y hacer que se manifiesten síntomas: insomnio, pesadillas, flashback, recordar el hecho represivo… Si se han sufrido torturas físicas o psíquicas, son síntomas perfectamente tratables, pero la persona represaliada necesita que se le dé un reconocimiento, que lo que le está pasando es consecuencia de sufrir la represión”.

Leonor Lagar, psicóloga de la asociación. Imagen de Juanjo Conde.
Leonor Lagar, psicóloga de la asociación. Imagen de Juanjo Conde.

Leonor asegura que “no hay precedentes en el estado español” de este tipo de dispositivos de atención psicológica. “Hay algo en Euskadi, donde se basan en las luchas de América Latina, con los detenidos y desaparecidos de Argentina, asociaciones antirrepresivas de México o de Chile”.

“En el estado español hay un pacto de silencio”, critica Leonor, “de esto ni siquiera se podía hablar, la persona víctima de la represión no era reconocida, es la privatización del miedo y del daño”. De hecho, a raíz de la presentación de la asociación, se les ha acercado gente que ronda la cincuentena con la intención de hablar de ello, gente que ha sido represaliada y a los que ninguna institución ni sanitaria ni de servicios mentales les ha dado el cauce para poder elaborar esas heridas emocionales. “A muchos se les ha tratado de locos, porque aquí hubo psiquiatras muy amigos de la represión franquista, que dijeron ‘esto es patológico’. El que resiste, el que contesta, el rojo, el comunista, el anarquista, la feminista, todos ellos locos, es el cartel de loco, el estigma, para apartarlos de la sociedad”.

Se remonta a la guerra civil. “Hay heridas, el trauma de la guerra, eso no se ha curado porque no nos han dejado limpiar esas heridas, se han cerrado en falso, de la misma manera que se siguen abriendo tumbas o fosas, hay gente derrotada y de eso no se podía hablar, no se podía ni investigar, dónde está mi familiar desaparecido, mucho menos al preso político. Se les colgaba el cartel de locos o enfermos”. Y eso ha producido, dice, “que hay personas que han somatizado el dolor psíquico con múltiples enfermedades, por no poder hablar y por no poder darle nombre a lo que realmente les sucedió, por aquello de que lo invisible no existe”.

Caja de resistencia

Otro de los objetivos es ayudar económicamente a los represaliados, para afrontar los gastos de abogados o multas. Paloma, la secretaria de la asociación, explica que se financian “mediante la caja de resistencia que tenemos, la venta de camisetas, chapas, todo tipo de merchandising”. En cada acto que convocan colocan huchas para que la gente haga donaciones. También estudian convocar conciertos, actos o asambleas para poderse financiar.

Madres somos todos

Aunque son madres quienes han fundado la asociación, “puede participar todo el que quiera, haciéndose socio, participando en las asambleas, tomando decisiones, lo que queremos de la gente es que cuando hagamos una convocatoria, nos apoyen”. Ellas insisten en que la asociación no es exclusiva de madres, dicen que “madre” puede ser cualquiera: las mujeres que no tienen hijos, los padres, los abuelos, todo aquel que defienda la justicia social.

Willy Toledo ironiza al respecto cuando presenta el acto. “Veo muchas madres y pocos padres”, reflexiona.

Willy Toledo presentó el acto. Imagen de Juanjo Conde.
Willy Toledo presentó el acto. Imagen de Juanjo Conde.

La asociación bebe de otras fuentes: las Madres contra la Droga y las Madres de la Plaza de Mayo, principalmente. “La coincidencia que tenemos todas esas madres”, explica Elena, “es que somos víctimas de la violencia estructural de los estados, de la violencia legitimada, todas buscamos la justicia”. También se identifican con el 15-M y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. De hecho, apoyan los escraches y han participado en alguno: “Es hora de que empecemos a señalar al enemigo. El enemigo está muy confuso por el problema que tenemos con la manipulación, sobre todo por parte de los medios de información burgueses y convencionales. Tenemos que estar ahí denunciando y desenmascarando la verdad. La gente todavía te dice cuando hay alguien represaliado, detenido o apaleado, ‘algo habrá hecho’. Si la policía le hace eso, es porque algo habrá hecho. No, no ha hecho nada, simplemente ha dicho ‘no estoy dispuesto a soportar lo que me estáis haciendo”.

Las declaraciones de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, comparando los escraches con movimientos etarras o nazis, “les produce risa”, asegura Elena. “Ahora todos decimos que somos etarras. ¿Todo el que lucha es ETA, no? Vamos entendiendo como necesitan tener criminalizados a sectores de la población para justificar la represión, como han hecho criminalizando a los bucaneros, a la peña futbolística del Rayo Vallecano, porque es una peña que lleva años y años denunciando todas las injusticias que se están llevando a cabo sobre la clase trabajadora”.

Le preguntamos por la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. Elena suspira: “Bufff… Eso es… Entra en el terreno personal, porque a ella la identifico como cara visible del ataque que sufrió mi hijo y que hemos sufrido toda la familia. Le diría que deje de dar órdenes a sus policías para que hagan montajes policiales y dejen de reprimir. ¿Qué le voy a decir? Que le queda poco en el cargo. Sobre todo eso, que le queda poco en el cargo”.

Willy Toledo cree que “todavía no somos conscientes de la magnitud de lo que está sucediendo y de las intenciones de los que lo están provocando, esto no es una cuestión pasajera, esto es un plan estratégico para acabar con todo y para hundirnos en la miseria y para matarnos, quieren acabar físicamente con nosotros”. Por eso considera “imprescindible y fundamental” este tipo de organizaciones, “porque el enemigo está muy bien organizado y tiene un plan estratégico muy bien trazado, lo están llevando a cabo con una oposición demasiado tibia por parte del pueblo”.

Tibia en algunos casos. La mayoría de las integrantes de esta asociación han sufrido la represión en sus propias carnes, o en la de sus hijos que, al fin y al cabo, son parte de ellas. Hijos como Alfon, que cree necesario “que estén nuestras madres, nuestras protectoras por antonomasia, dando la cara por nosotros. Yo soy lo que soy gracias a ella. Tengo las convicciones y los principios en los que me he educado gracias a la educación que he recibido, como tantos jóvenes en este barrio. La clase obrera combativa de Vallecas viene de generaciones anteriores”.

Alfon y su madre durante la entrevista que concedieron a Periodismo Asturiano en Gijón el pasado mes de enero. Imagen de Pablo Gómez.
Alfon y su madre durante la entrevista que concedieron a Periodismo Asturiano en Gijón el pasado mes de enero. Imagen de Pablo Gómez.

La visibilidad que le ha dado su detención y estancia en prisión le ha cambiado la vida, reconoce Alfon. “Antes era un joven vallecano más, como tantos que no se quedan mirando a la situación de su barrio y de cómo nos condenan a vivir; ahora tengo un papel más importante del que antes tenía, que ha venido de golpe, sin esperarlo, pero que hay que saber afrontar y utilizarlo en beneficio de la clase obrera”.

Willy Toledo también define su papel: “estoy orgulloso de tener los enemigos que tengo porque eso demuestra mi postura dentro del mundo. Soy un peón más dentro del ejército popular que está luchando contra esta revolución capitalista que estamos sufriendo”. Y recuerda al poeta Gabriel Celaya: “yo maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse”.

Periodismo Asturiano

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