Los grandes medios de comunicación -Colombia no es la excepción- hacen un gran esfuerzo por presentar los rostros victimizados de grupos de muchachos venezolanos, con un perfil ‘heroico’, que se enfrentan a la censura, las arbitrariedades y la barbarie de una dictadura en Venezuela. Dice la ofensiva mediática que en su mayoría son ‘estudiantes’ que luchan por la libertad y la democracia.
¿Son en realidad la vanguardia de un movimiento estudiantil cohesionado, combativo, insurgente? ¿Encarnan el sentimiento de una juventud frustrada?
Hace pocos días se conocieron los resultados de la Segunda Gran Encuesta Nacional de Juventud, una muestra de opinión a profundidad que hace mucho tiempo no se registraba en Venezuela. Se hicieron entrevistas personales con al menos diez mil jóvenes, entre los 15 y los 29 años de edad, diseminados por todo el país. Las respuestas desdicen de la realidad que nos muestran los medios de comunicación.
En Venezuela hay siete millones y medio de ciudadanos entre los 15 y los 29 años de edad. El 60% de la población tiene menos de 30 años de edad. Es decir, el grueso de la población en el país vecino son jóvenes. Si estos muchachos, con semejante potencial, estuvieran decididamente inconformes e indignados, hace rato se hubiera caído estrepitosamente el gobierno de la Revolución Bolivariana. Y no habría ganado 18 de las 19 elecciones democráticas celebradas desde 1998, cuando Chávez llegó al poder. Así de simple.
El mejor vividero
Entre las respuestas dadas por los encuestados, el 90% cree que su título académico les brindará ‘bastantes’ posibilidades laborales. El 80% manifiesta su deseo de continuar formándose profesionalmente. Un 77% dice que se quedará en Venezuela. Sólo el 13% quisiera vivir en otro país. El 60% de los encuestados asegura que el mejor sistema de gobierno es el socialismo, y un 21% prefiere el capitalismo.
Entonces, ¿a quién representan estos ‘jóvenes soñadores’? Son hijitos de papi, como se dice coloquialmente en Colombia. Que representan por consiguiente a su clase social, a la burguesía que se resiste a renunciar a sus privilegios. A sectores medios y altos, que se lucraban del petróleo en los tiempos de esplendor capitalista. Son los muchachos de la casta empresarial.
Están representando sus intereses de clase, y son por consiguiente un sector minoritario. No hay que olvidar que las manifestaciones de la oposición, que nos presentan las pantallas de televisión, todas son en los barrios altos de Caracas; como decir, el Chicó Alto, Colina Campestre o Santa Bárbara, en Bogotá. Desde luego, se movilizan algunos estudiantes y no pocos muchachos inconformes, pero bien remunerados por los líderes de la oposición. Pero en el fondo, es la lucha de clases, como lo advertía Lenin.
