Cambios en el sistema con la posible aprobación de la reforma a la salud en el Congreso, los choques entre la Corte Constitucional y el Ministerio de Salud y su posible candidatura presidencial son algunos de los temas tratados con la exministra
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
¿Por qué salió del Ministerio de Salud?
Hubo una presión de los partidos políticos y diversos sectores porque me querían utilizar como excusa para hundir la reforma a la salud, aludiendo que no se aprobaba porque supuestamente yo la obstaculizaba y era intransigente.
Con el presidente tomamos la decisión de que me hacía un lado y resulta que tampoco la aprobaron. La hundieron sin ningún debate.
Pero ojo, es importante señalar que el acuerdo que dirigí con los tres partidos políticos tradicionales, Liberal, Conservador y La U, fue el que se acogió para que la Cámara en su primera instancia votará. Y, posteriormente, esos mismos partidos hunden a través de sus senadores esa ponencia.
Ahí es cuando el Gobierno decide volver a presentar una ponencia más acotada, de 61 artículos, que es la que se encuentra en este momento en la Cámara, bajo toda una oposición filibustera donde hay unos miembros de la mesa directiva que ni siquiera firman para que inicie el debate.
La reforma que se debate
¿Qué tan diferente es la primera propuesta de reforma con la que se discute actualmente?
La reforma inicial fue modificada en los acuerdos del Congreso de la República en un 30%. Se mantiene un 70% que son las líneas esenciales. Lo primero, las gestoras no tienen la ordenación del gasto; van a hacer un convenio de desempeño supeditado a definir un marco de exigencias de resultados que se le tiene que hacer a las IPS, sobre la base de un manual tarifario, que no establecen ni las gestoras ni las clínicas, sino el Ministerio de Salud.
Pero, además, la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, Adres, hace un convenio marco con la red de prestación de servicios, haciéndole unas exigencias para que pueda haber un pago directo a esas clínicas y hospitales por la Adres. Van a haber dos sistemas de auditoría, una que hace la gestora a la clínica y al hospital y otra que hace la Adres a la gestora.
Es decir, la Adres audita al gestor y si encuentra irregularidades en la auditoría puede paralizar pagos. Habrá un sistema de pesos y contrapesos que no existe.
Además, habrá un consejo nacional de salud, un consejo territorial de salud con participación de la ciudadanía y la sociedad civil para hacerle control social a todo el sistema, tanto en el territorio como a nivel nacional, y un sistema de información público en el que todos los colombianos vamos a ver cuánto se le paga a cada clínica y hospital.
De EPS a gestoras
¿Pero la gestora podrá direccionar clientes o pacientes a sus IPS y así mantener la integración vertical?
No, no puede hacerlo porque la red de prestación de servicios de salud no la hace la gestora, la habilita y organiza el Ministerio de Salud y Protección Social.
¿Qué se pierde de la anterior propuesta de reforma?
Es que básicamente los sistemas de salud no requieren EPS. Eso es una invención colombiana, de que un Estado tercerice y entregue su segundo presupuesto de la nación, que más los recursos de la parafiscalidad significa -apenas empezando- este año 95 billones de pesos, para que se manejen de manera privada, por intermediario. Eso es una perversión de política pública.
Entonces, evidentemente esa figura no se requiere porque no son figuras aseguradoras, no tienen reservas técnicas ni mecanismos de reaseguramiento. Son administradoras privadas de recursos públicos de los colombianos.
El sistema estaba planteado para que en un tiempo saliera esa figura y funcionará con su fondo, las clínicas privadas -que sí las debe haber-, los hospitales, pero como es una reforma de transición por una correlación de fuerza en el Congreso de la República y porque el sistema también ya instaló demasiadas capacidades en esas organizaciones, pues se necesita una transición para ir volviendo a un sistema razonable, como los mejores sistemas de salud del mundo.
Problema político
¿Qué piensa de la discusión que hay entre el Ministerio de Salud y la Corte Constitucional?
Yo conocí el comunicado de la Corte Constitucional, y es bastante contradictorio. La Corte es una institución diseñada para la defensa del pueblo colombiano, de los más vulnerables, pero como ha dicho Rodrigo Uprimny, se ha tornado en una Corte lochneriana, defensora de intereses particulares, oligarquías y una Corte pro ricos, es un retroceso enorme para el Estado social y democrático de derecho. Y en este auto, por lo menos en el comunicado, incurre en dos grandes contradicciones.
Lo primero es que dice y reconoce que no hay datos confiables para poder definir la Unidad de Pago por Capitación, UPC, que es el monto per cápita que el Gobierno gira las EPS por cada persona. Reconoce que no hay datos válidos y confiables. ¿Y quiénes son los que tienen que presentar esos datos? Pues las EPS.
Pero a renglón seguido, en una contradicción lógica, aristotélica, incomprensible por parte de un tribunal de ese nivel, dice que declara el incumplimiento de la suficiencia de la UPC en el año anterior. Es decir, si yo digo que no hay datos confiables, ¿cómo concluyo que hay una insuficiencia del recurso que presenta el Gobierno para financiar? Eso no tiene ni pies ni cabeza.
Pero lo segundo, la Corte incurre en asuntos que desde el punto jurídico son muy graves y es que el órgano regulador definido constitucionalmente para definir la UPC es el Gobierno nacional, y la Corte en un auto farragoso, confuso, con contradicciones termina haciendo una sustitución del Gobierno hacia la Corte y esto es contradecir la propia Constitución.
De ministra a candidata
Vamos a cambiar de tema, ¿es usted precandidata presidencial?
He estado haciendo unos recorridos pedagógicos por el país, inicialmente de la reforma a la salud y posteriormente sobre diversos temas bajo el lema: “Charlas sanas para un país enfermo”, donde estamos discutiendo diversas políticas públicas, más allá de salud.
Y desde las bases ha surgido mi nombre como una propuesta para la precandidatura presidencial. Todavía estoy en proceso de consulta para tomar una determinación.
Si se la juega por esa postulación, ¿cómo transformar un país donde en todos los sectores hay que enfrentarse a mafias y poderes económicos?
El problema de la corrupción no es solamente un problema de manzanas podridas, es un problema de un régimen que no va a cambiar solo en un gobierno, está enquistado en la sociedad y en el Estado.
Primero, se necesita hacer una reforma política, porque si los mecanismos de financiación de las campañas siguen siendo Odebrecht, megacontratistas que financian campañas para que luego les mantengan sus contratos y cobrar coimas, pues ese es el primer piso de la corrupción.
Entonces, tienes que hacer una reforma política para, como en México y muchos países del mundo, la financiación sea completamente pública para que lo que marque la diferencia entre un senador, un alcalde y un gobernador sean las ideas y no la plata, y así evitamos esa corrupta captura del Estado.
Segunda reforma, es que mientras que tengas impunidad, pues va a haber corrupción. Y tienes una Fiscalía General de la Nación que ha sido de bolsillo de los presidentes de la República. Solo en el caso del presidente Petro ternó tres mujeres honorables y decentes.
Hay que hacer una reforma en los organismos de control a la forma como se elige se nombra el fiscal general, el contralor general de la República y la Procuraduría.
Unidad sobre un acuerdo programático
Pero esas reformas pasan por el Congreso y este en diciembre hundió una reforma política.
Claro, y esa reforma política ya iba envenenada con el transfuguismo y con las listas cerradas de los partidos políticos de manera obligatoria, sin que fueran claros los mecanismos democráticos para organizarlas.
Si no logramos unas mayorías en el Congreso de la República, que el constituyente primario se exprese en el escenario electoral, poniendo congresistas que sí estén interesados en enfrentar la corrupción, va a ser muy difícil transformar el país.
¿Cómo ve el proceso de unidad que se sigue gestando, que sigue madurando, qué nos falta?
El Pacto Histórico debe ser un partido democrático. Yo creo que no debe haber bolígrafo en el proceso de definición de la lista cerrada, insisto en que las listas cerradas deben organizarse en cremallera a partir de una consulta popular abierta, en la cual se publiquen las hojas de vida de las personas que se van a presentar, que un tribunal de ética haga la valoración si esas personas sí corresponden al proyecto político, si son personas honradas y que haya las impugnaciones a nivel nacional.
Y que para participar en la consulta popular se obligue a afiliarse al partido para luego participar en la consulta, y evitar que sectores externos del progresismo hagan incursión.
Lo que sí me parece un retroceso y una derrota política es el bolígrafo, que es no tener la posibilidad que líderes sociales y populares de la base ejerzan su derecho a ser elegidos en un marco democrático. Me parecería un retroceso y me parecería que estamos construyendo un partido tradicional, cuando tenemos que estar es construyendo un partido popular que permita la participación de todos y todas.
Bien, en el Pacto se dan manifestaciones retrógradas de anticomunismo, ¿qué piensa de estas?
Me parece que se están importando mecanismos de estigmatización que ha generado el fascismo en el mundo. Recordemos que hubo una época de la historia en que se perseguía a los comunistas, a los homosexuales.
No podemos apelar a ese tipo de conductas, dado que el Partido Comunista, la UP y todos estos sectores hacen parte de una coalición democrática, del Pacto Histórico y del frente amplio donde convergen diversos sectores como liberales progresistas, personas del verde, independientes y diversas ciudadanías que hacen parte de esa gran coalición que se llama gobierno del presidente Gustavo Petro y que aspiramos se convierta en un frente amplio democrático, sin discriminaciones ni exclusiones, en donde lo que nos debe unificar es un acuerdo programático.