viernes, marzo 29, 2024
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Lo que debería importarnos del San Juan de Dios

“Antes cuidábamos a las personas, ahora cuidamos los edificios y en la medida que nos lo permiten, antes de que entrara el proceso liquidatorio estábamos por todos los edificios, cada uno en su sitio de trabajo y nos han replegado, nos han ido sacando”.

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Renata Cabrales

El hospital San Juan de Dios está relacionado directamente con lo social, teniendo en cuenta que el Libertador apoyó el programa Mamá canguro, y además, allí se atendió a su ejército durante la guerra de independencia.

Por otro lado, vale la pena recordar que el rey de España, en los inicios del hospital, envía a Celestino Mutis, quien realiza su Expedición Botánica con la ayuda del hospital. Asimismo, el Che Guevara, según la película que cuenta su biografía, Diarios de motocicleta, también fue atendido por médicos de este histórico hospital. Del mismo modo se atendieron tragedias como la del Palacio de Justicia, Armero y 9 de abril. Por esta y otras razones, según la ley 735 de 2002 el hospital ha sido denominado Monumento cultural. Con esta ley se considera además, al San Juan de Dios, hospital universitario enfocado en la investigación científica.

La importancia del San Juan

Nos cuenta también David Cristancho, restaurador, comprometido con esta causa, que para el Libertador, al ser un niño prematuro y amamantado por niñera, le llamó mucho la atención la finalidad de la sección del Materno infantil, cuya metodología es rescatada de prácticas ancestrales y se ha realizado en 117 países.

Margarita Castro, coordinadora de enfermería, conversando con VOZ, nos cuenta que hablar del San Juan de Dios es hablar de un sitio donde la atención en salud es primordial, “hay quienes atienden a las personas sanas y a las personas enfermas, es decir, hablamos de un hospital de quinto nivel de atención, donde se prioriza la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad y obvio, también es importante la atención de los que ya están afectados y hay que realizarles una serie de procedimientos. Cuando hablamos del San Juan hablamos también de una salud física, pero también de la salud mental, la salud espiritual, la salud emocional”.

Margarita habla del San Juan de Dios en tiempo presente porque para ella aun existe ese paraíso y sigue siendo ese tesoro precioso que las y los ciudadanos deberían procurar preservar.

Le hemos cuestionado por el tema de las tanquetas a lo que ella y David, su acompañante, argumentan que no es el tema de las tanquetas lo que realmente importa, “lo que más nos afecta en este momento es la indiferencia de la gente que pasa a diario por sus instalaciones y no hace nada en su defensa”.

Argumenta la enfermera que “de igual manera la salud ambiental, la salud social de cada ser humano, desde su integralidad, la prioridad en el hospital es atender a la familia, a la persona, a su entorno, el familiar, el social, el educativo. También atendemos a las comunidades completas, o sea, un individuo, familia, comunidad y el medio ambiente, eso va muy ligado a la orientación que la enfermera recibe desde la formación”.

De este modo, se habla también desde lo ético, lo bioético, que hace referencia, no solo a recuperar la salud sino que lo ideal es que el paciente no se vuelva a enfermar, que desde antes se tenga en buen estado de salud.

“Nos resistimos a que el tiempo nos eche al olvido”

Pero Margarita y otros exfuncionarios se resisten a abandonar el lugar que por mucho tiempo hizo parte de sus vidas y llevan a cabo acciones legales para impedir su cierre definitivo: “Cuando hablamos de una resistencia de estar ahí es porque nos resistimos a que el tiempo nos eche al olvido y la primera palabra que nos viene a la mente es la dignidad, siendo unos trabajadores que tenemos un contrato de trabajo a término indefinido bajo una convención colectiva del trabajo que está desde el año 1946, desde el 98 empieza la crisis en la lógica de la ley 100 de volver las unidades funcionales y que la lógica de algunos directores de esas unidades era pensar que dejarnos ahí sin pagarnos y no decirnos nada, podían así empezar a hacer sus negocios particulares dentro del San Juan.

“Entonces nos dejaron a la deriva, si de alguna manera hay que describir tanto al hospital como a nosotras las trabajadoras es con la palabra cuidado y hablo en femenino porque somos las mujeres quienes hemos estado resistiendo más que todo, somos las mujeres, especialmente las que trabajan en áreas que tiene que ver con el cuidado, como la enfermería. Pero creo que las dos palabras que se correlacionan ahí, entre la dignidad y dejar a la deriva es esa, la palabra cuidado.

“Antes cuidábamos a las personas, ahora cuidamos los edificios y en la medida que nos lo permiten, antes de que entrara el proceso liquidatorio estábamos por todos los edificios, cada uno en su sitio de trabajo y nos han replegado, nos han ido sacando de los edificios para entregárselos a otras instituciones.

“Por eso más tanquetas son lo de menos”, advierte Margarita, “las tanquetas le demuestran a las personas que son ellas quienes deberían estar allí, acompañándonos en esta resistencia”.

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