Administración distrital aumenta los impuestos en el servicio del aseo para beneficiar a operadores
Carolina Tejada Sánchez
@carolltejada
Dos han sido las situaciones particulares, que ligadas a las basuras en Bogotá, han tenido en alerta y descontento permanente a la ciudadanía de esta ciudad. Por un lado, los operadores que se encargan de recolectar en cada localidad la basura, y que en el periodo de la actual administración han incumplido con la labor, dejando a varias localidades sin el servicio por varias semanas provocando un mal ambiente y ampliando la contaminación en avenidas y calles. Y por otro lado, el descontento sobre el relleno sanitario Doña Juana, cuya situación de contaminación ambiental empeora en la medida en que los operadores y el distrito tampoco dan soluciones reales sobre el aumento de las toneladas de basura y los altos grados de descomposición de residuos orgánicos que contaminan al sur de la capital, sin que las plantas de tratamiento de los mismos sean correspondientes a la necesidad.
Esta última situación, la del Relleno, ha tenido a la ciudadanía en alerta, pues para nadie es un secreto que la concentración de residuos orgánicos produce principalmente metano, CH4, el mayor contribuyente al calentamiento global, pero además, que fue precisamente por el desborde de esta misma situación que en septiembre de 1997, se produjo una explosión de gases acumulados que evidenció, según se analizó en el momento, más de un millón de toneladas de residuos sólidos que se esparcieron sobre 15 hectáreas y que condujeron al taponamiento del río Tunjuelito. Esta sería una de las tragedias ambientales de la capital que la misma ciudadanía no quiere reeditar. Lo trágico es que para esa época el alcalde mayor de la ciudad era el mismo Enrique Peñalosa, el actual alcalde y quien hoy, frente a la misma situación pretende mitigarla ampliando las hectáreas del relleno, y no previendo que la planta de tratamiento de los residuos cumpla con sus obligaciones tal y como científicamente se ha recomendado. Bajo la misma excusa de solucionar la demanda que existe sobre el relleno, lugar que ya ha provocado alertas con deslizamientos y desbordes entre otros, la administración optó por ampliar los costos en el servicio de aseo, costos que asumirá la ciudadanía de sus propios bolsillos, cuando la responsabilidad ante una eventual tragedia ambiental o mayores niveles de crisis sobre proliferación de las basuras, las debe asumir el Distrito.
Los efectos de las basuras sobre la población
En la capital del país se producen más de 190.000 toneladas mensuales de residuos sólidos cuyo destino es el relleno sanitario Doña Juana. Estamos hablando de un lote que comprende 453 hectáreas ubicado al sur de la ciudad en la localidad de Ciudad Bolívar y muy cerca del río Tunjuelo. Los residuos de las basuras son tratados en una planta, cuyas funciones han sido cuestionadas pues no alcanza a cubrir el nivel de tratamiento que demanda el relleno, ni sus operadores han cumplido con la mitigación de la contaminación varias veces demandada por la población.
Estos niveles de contaminación ambiental, han desencadenado una serie de inconvenientes relacionados con la proliferación de roedores, moscas, y malos olores, entre otros, y han hecho que la población en Mochuelo Alto, en Ciudad Bolívar, zona en donde se ubica el relleno, en un 51% se ha ya tenido que desplazar de manera forzada ante dicha situación.
Según un estudio realizado años atrás por la Universidad Antonio Nariño, en el “2004 en la zona había 2.200 habitantes, en 2009 el número se redujo a 821 personas y en 2015 –cifra que se ha mantenido en los dos últimos años– bajó la población a 728 individuos”, lo que significa que a medida que se ha extendido la base de afectación ambiental del relleno, así mismo, se han venido desplazando los vecinos más cercanos.
Contaminación
Los impactos sobre la salud de las personas son desmedidos. De acuerdo a una encuesta realizada sobre la población, el 98% de los encuestados afirmó que los malos olores son el principal problema que actualmente enfrentan, seguido por la contaminación del aire con 77%, la contaminación del suelo con 63%, la contaminación visual 52%, el fuerte ruido 50% y la contaminación del agua 48%.
Además de ello se sabe que el 71% de las enfermedades que se presentan en la zona son consecuencia de la presencia del relleno; el 19% se las atribuye a las ladrilleras; el 8% a las malas prácticas laborales; y el otro 2% reconoce que sus padecimientos son normales. Y, un 65% de las personas encuestadas señalaron que el Estado ha sido ineficiente a la hora de prevenir los efectos causados por el relleno.
Las desmedidas de Peñalosa
Beatriz Helena Cárdenas es la directora de la Unidad Administrativa de Servicios Públicos, Uaesp, y había anunciado el año pasado que esta entidad entregará ante la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico una solicitud para poder incrementar las tarifas de aseo a los capitalinos. Este incremento es un hecho. Igualmente se supo que, parte de la excusa para el incremento de los impuestos, es poder trabajar sobre el relleno sanitario de Doña Juana, “con algunas adecuaciones se podría ampliar la capacidad de este sitio. Estamos evaluando unas opciones que nos está planteando la Universidad Nacional”, comentó al respecto Cárdenas.
El pasado 15 de agosto la actual administración le presentó a la ciudad los nuevos camiones de aseo, se trata de más de 430 vehículos que sumaron una inversión de más de $170.000 millones para la ciudad. El aumento de las tarifas en el aseo está entre $270 hasta $3.200, y se dará por estrato, entre otras cosas, porque la Comisión de Agua Potable autorizó el incremento en los pagos que se le realiza al operador, Consorcio CGR del relleno Doña Juana, el mismo que hasta ahora no ha venido cumpliendo con lo requerido en términos ambientales y técnicos.
En términos generales, los costos del incremento del servicio de aseo en Bogotá, corresponde a una solicitud en el aumento al pago que el operador le hace al distrito, sin que este hasta el momento haya cumplido con los requerimientos hasta hoy solicitados. Así lo había anunciado la Personería de Bogotá el año pasado, cuando afirmó públicamente que, el operador debió sembrar 10 mil árboles para compensar y mitigar el problema ambiental, pero sólo había plantado 17, en 5 años. Además de ello, que la planta de lixiviados no tenía la capacidad para procesar el volumen de desechos y que existía el vertimiento ilegal de líquido, altamente contaminante de la basura al río Tunjuelo, y por otra parte, evidenciando la necesidad de la no expansión del relleno, afirmaba que este estaba “pegado” a dos veredas, pese a que la distancia mínima de las comunidades debería ser de mil metros. También anunciaba la Personería que el “concesionario no cumple con su obligación de cubrir mínimo 90% de basura. No hay ninguna medida sancionatoria por incumplimientos en estos aspectos”. En este sentido, la misma entidad llamó al distrito a proceder a favor de los intereses de la ciudad, y anunció la verificación de quejas de posible deslizamiento, que más adelante al anuncio se dieron.
Negocio redondo
El anuncio de proceder con el aumento de los pagos en el servicio de aseo, no fue bien recibido por la ciudad, por el contrario, se ha abierto un debate sobre la falta de responsabilidad de los operadores y el papel condescendiente de la administración distrital, a lo que se le ha denominado el negocio redondo de las basuras. Operadores que no cumplen porque no tienen las competencias necesarias para atender la demanda de la ciudad, un distrito que les incrementa el pago a costa del alza de los impuestos a la ciudadanía y una multinacional que pretende comprar el 51% del proyecto del tratamiento de las basuras, lo cual evidencia la rentabilidad del mismo, por cuenta de los bolsillos de los y las bogotanas.