viernes, marzo 29, 2024
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La tumba de Antígona: Medidas desesperadas

Un país en paz debe garantizar condiciones dignas para que las mujeres no se vean obligadas a tomar medidas desesperadas debido a las injusticias que padecen a diario.

mujer desesperada

Renata Cabrales

Escribir fue, otrora, una actividad propia de hombres. Las mujeres que lo hacían utilizaban seudónimos masculinos, tal es el caso de Charlotte Brontë quien firmaba sus novelas como Currer Bell. A comienzos del siglo XX, aún pocas mujeres se atrevían a realizar este acto de rebeldía.

Muchos hechos de injusticia debían soportar las mujeres. En la Europa del siglo XVII, por ejemplo, eran presionadas a casarse puesto que eran parte de los negocios de los padres. Padecían entonces, maridos maltratadores. Lo peor de todo era que el divorcio no estaba dentro de las posibilidades. Solo había una forma de acabar con la iniquidad: la muerte.

Fue así como Giulia Toffana, víctima de la época, elaboró un veneno (Aqua Toffana), su principal componente era la belladona, un poderoso narcótico. Giulia intuía que muchas mujeres desearían obtenerlo para el mismo fin que ella lo elaboró: acabar con su opresor. Así, muchas mujeres experimentaron el dulce sabor de la libertad.

En Colombia, en pleno siglo XXI, las mujeres aún son víctimas de muchas injusticias. Popular es el caso de la joven barranquillera que asesinó a sus hijos pues temía perder la custodia de su hija menor, tras haber denunciado ante el ICBF que esta era, posiblemente, víctima de abuso sexual por parte del abuelo. Su ex pareja al parecer, había solicitado a la institución separar a los niños de la madre, al enterarse de los hechos.

También está el tema económico y laboral. El feminismo ha contribuido a que las mujeres puedan trabajar de manera libre, pero aun así, su situación sigue siendo desigual. Tal es el caso de la conductora del SITP que protagonizó un escándalo en días pasados. Madre de tres hijos con un horario que la expone al mayor de los peligros (no es que las mujeres no deban salir de noche, es que no hay garantías de seguridad para correr riesgos). La mujer, que deseaba un mejor cargo, debido, tal vez, al peligro que estaba expuesta, se vio en la penosa situación de ¿fingir ser violada? Finalmente, se supo la verdad y no solo podría pagar con cárcel, sino que ha sido expuesta al escarnio público. Un país en paz debe garantizar condiciones dignas para que las mujeres no se vean obligadas a tomar medidas desesperadas debido a las injusticias que padecen a diario.

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