“Las mujeres farianas tienen la capacidad del águila de renovarse”
Renata Cabrales
@RENATARELATA
Llegamos a la Zona Veredal de Mesetas al tiempo que se despedía la tarde. Fuimos a cumplir una de las más importantes tareas de la FDIM, esto es, verificar el cumplimiento del enfoque de género en los acuerdos.
Eran apenas las 6:30 de la tarde pero parecía media noche. El ruido del silencio era ajeno a nosotras, mujeres civiles y citadinas acostumbradas al caos de Bogotá. Una de las primeras tareas a cumplir era realizar una jornada cultural con las mujeres y los hombres que quisieran acompañarnos, pero ya era demasiado tarde para convocar al grupo de excombatientes, y había que tener en cuenta que, a pesar de todo, aún están acostumbrados a la estricta disciplina militar y a sus juiciosos horarios, por tanto, ya se encontraban resguardados en sus respectivos cambuches.
Una Zona Veredal es otro mundo. La guerrillerada vivió por mucho tiempo en su propio universo, y es por eso que necesitan de nuestra solidaridad para reingresar a una sociedad que poco los conoce, pero que, por lo general, los rechaza y estigmatiza.
No hubo otra salida más que aceptar las condiciones dadas. Así que, generosamente, uno de los comandantes encargados de la zona, hijo nada menos que del icónico Manuel Marulanda Vélez, después de posar ante las cámaras de las compañeras que se sentían honradas de tenerlo al lado y no podían creer el gran parecido físico que tiene con su admirado padre, este nos señaló con mucha modestia y solidaridad, dignas de un miembro del grupo guerrillero más antiguo del país, los diferentes lugares donde podíamos pasar la noche, y no sin antes recomendarnos abrigarnos bien, pues a pesar de ser tierra caliente, las noches son anormalmente frías.
Nos las arreglamos para dormir bien y hasta para buscar un sitio cercano donde poder hacer nuestras necesidades fisiológicas, de lo cual nos sentimos muy orgullosas hasta que nos enteramos de que el acto heroico de aprender a orinar al aire libre ya no era tan necesario, pues ya habían construido un par de baños decentes.
Antes de ir a dormir conocimos a uno de los docentes que habían sido contratados por la UNAD para realizar labores de alfabetización a los excombatientes. Su nombre es Cristian y nos contó que tienen cursos de primero de primaria a noveno de bachillerato y que es muy difícil lograr que la guerrillerada sea constante en sus estudios debido a las diferentes labores que realizan a diario y porque algunos visitan con frecuencia a sus familiares. Pero nos cedió, de forma comprensiva, su espacio de 6 a 8am para que pudiéramos realizar la jornada cultural con las mujeres farianas.
Inicio de actividades
Pudimos madrugar gracias a los gallos que se ponen de acuerdo para cantar cada hora desde las tres de la mañana, otra experiencia inolvidable. Pero la despertada con la aurora en los llanos, no sirvió de mucho, pues ese día la guerrillerada no quiso perder sus clases de historia sobre el feudalismo, así que nos tocó esperar hasta después del desayuno.
Mientras tanto, decidimos buscar al comandante de la zona para que nos hiciera un recuento de la difícil situación que pasaban, y si el gobierno había estado cumpliendo o no, lo pactado en los acuerdos.
Nos confirmó lo que ya sabíamos; que el gobierno no cumple o cumple de a poquito. Que apenas han empezado a construir en una parte de la zona y que algunas personas no reciben los 600 mil pesos que deben consignarles cada mes y con lo que se supone deben mantenerse. Que algunos civiles, antes, durante el boom de la firma de los acuerdos, se preocupaban por visitarlos, pero que muchas de esas personas eran estudiantes de universidades que iban porque les convenía trabajar sus tesis sobre el tema de la paz, pero, que al terminar su trabajo, no volvían.
Le preguntamos por la situación de las mujeres que, como miembros de la FDIM, era el tema de nuestra competencia en ese momento y nos dijo que para eso teníamos que hablar con Heidy, la excombatiente encargada del tema de género en la zona.
Sobre la situación de las farianas
La buscamos hasta dar con su paradero. Las mujeres farianas nunca están ociosas, así que si necesitamos de la ayuda de una de ellas, lo más seguro es que esta se encuentre realizando alguna tarea que se le haya asignado, desde trabajo en la cocina, hasta la nada fácil labor de construcción. Heidy no aparentaba más de 20 años, pero con su madurez y experiencia parecía que hubiese vivido 100. Ella nos confirmó lo que una funcionaria del gobierno nos había contado, que en el campamento había alrededor de 16 mujeres embarazadas, 22 niños y tres neonatos y que esta estadística no era exacta debido a que en este momento se encuentran en proceso de censo.
Nos comentó la joven fariana que han sido solo dos charlas de educación sexual y derechos sexuales y reproductivos las que han recibido y eso, de parte de una EPS privada; que el servicio de salud es ineficiente y que algunas mujeres en estado de embarazo han tenido que asistir al centro de salud del pueblo para los debidos controles, donde han sido mal atendidas. Tal es el caso de dos mujeres que padecieron abortos espontáneos por no haber recibido la atención requerida a tiempo.
Nos manifestó además, la precaria situación de algunas mujeres con sus bebés recién nacidos, obligadas a vivir en cambuches improvisados, pequeños, incómodos y ubicados en zonas donde la temperatura es demasiado alta en ciertos momentos del día, lo que hace que no sea un ambiente adecuado para el sano desarrollo de la criatura.
Uno de los casos más alarmantes es el de Luz Marina, una excombatiente que hace 10 meses trajo al mundo a la pequeña Alis, quien siempre ha tenido una salud muy delicada desde su nacimiento, lo que se traduce en bajo peso y una talla muy pequeña para su edad.
Estos casos de vulneración hacia los derechos de las mujeres, las niñas y los niños, serán denunciados por la FDIM ante la Alta Instancia de Mujeres con el fin de garantizar que el enfoque de género dentro de los acuerdos se cumpla a cabalidad.
La hora cultural
Finalmente, y con un poco de frustración debido a las injusticias de las que son víctimas las mujeres farianas en las diferentes Zonas Veredales del país y por culpa de un gobierno que no ha cumplido con lo pactado, se llevó a cabo la hora cultural programada, a cargo de Chila Pineda, quien compartió con las y los asistentes una película que reivindica el papel de la mujer dentro de una sociedad machista, esto es: La cazadora del águila, que trata sobre la gente que habita la región occidental de Mongolia y que ha practicado la tradición de cazar con águilas reales, unas aves de presa que pueden llegar a alcanzar más de dos metros de alto. Aunque la tarea es realizada normalmente por hombres, la joven Aisholpan, de 13 años, desea ser una cazadora como su padre y su abuelo. Así, empieza a estudiar la técnica necesaria para conseguir su propósito. Para lograrlo participa en una competencia contra otros 70 participantes, finalmente, aunque los hombres reniegan del hecho de que las mujeres se dediquen a esta práctica, la joven es aceptada.
Enfoque de género
La historia nos deja un par de enseñanzas: que en una sociedad patriarcal las mujeres debemos trabajar mucho más duro para lograr nuestros propósitos, no en vano, para las mujeres farianas no fue nada fácil conseguir que se incluyera el enfoque de género dentro de los acuerdos y que muchos hombres de la organización aún no entiendan de qué se trata el asunto. Y por otro lado: que las mujeres farianas tienen la capacidad del águila de renovarse, que sus historias sirven de motivación para que las mujeres del común sigamos avanzando en la lucha feminista por la defensa de nuestros derechos y que, a pesar de su autonomía, cuando un águila necesita ayuda, otras aves de la especie acuden enseguida, lo mismo pasa con las mujeres excombatientes, su sororidad y compañerismo serán imprescindibles cuando sea el momento de reingresar a una sociedad civil que aún las persigue y señala.