jueves, marzo 28, 2024
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La resistencia continúa en Medio Oriente

Un llamado para la defensa de Kobane ante el monstruo islamista en Medio Oriente, donde no solo se juega el futuro de esta región sino que crea la pauta para resistencias mundiales.

Manifestación en Berlín contra el Estado Islámico. Foto: Libertinus via photopin cc
Manifestación en Berlín contra el Estado Islámico. Foto: Libertinus via photopin cc

Camilo Bermúdez

Los intereses geopolíticos de las potencias occidentales han creado verdaderos desastres en el Medio Oriente. Palestina es un ejemplo notable. Al igual, la situación del pueblo kurdo ha tomado giros importantes. Ante la agresión de grupos paramilitares armados por Occidente, la resistencia del pueblo unido es la única salida.

El pueblo kurdo

El pueblo kurdo ha existido en las tierras de lo que actualmente llamamos Medio Oriente, en especial al sur de la Anatolia y norte de Mesopotamia, desde aproximadamente el siglo V a.n.e. Son pueblos anteriores a los árabes o turcos y familiares de los persas. Por este pueblo ha atravesado la historia del Medio Oriente.

Actualmente el pueblo kurdo se encuentra dividido entre los Estados de Irak, Irán, Siria y Turquía. En este último la represión es la más aguda en contra de los 25 millones de kurdos que habitan el país.

Estas poblaciones aún mantienen la ancestral celebración del Newroz que marca el año nuevo y el establecimiento de su gente. A partir de la represión que han sufrido, el Newroz ha sido reivindicado como el día de la resistencia por kurdos en todo el mundo.

Dentro de las políticas segregacionistas y racistas nacidas en esta región desde la fundación de los Estados-nación, en especial después de la Segunda Guerra Mundial, a los kurdos se les ha reprimido y perseguido en la búsqueda de su desaparición. Su cultura y su lengua han sido desautorizadas, prohibidas y su existencia negada.

A comienzos del siglo XX el pueblo kurdo conoció, al igual que el armenio, las intenciones genocidas del naciente Estado turco. Bajo la dirección occidentalista de Mustafá Kemal Ataturk, se emprendió una guerra en contra de las diferentes etnias, desatando un conflicto interno que continúa en la actualidad y cuenta con una historia de genocidios, asesinatos, desapariciones, encarcelamientos y desplazamientos forzados.

La opresión a los kurdos llevó al desarrollo de conflictos sociales, políticos y militares entre Estados represivos y un pueblo que se opone a dejar de existir. Desde mediados de los años 70 esta resistencia ha sido encabezada por el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK por sus siglas en kurdo) y su líder Abdullah Öcalan, quien se encuentra detenido desde 1999 en una cárcel de máxima seguridad en Turquía.

La lucha armada se ha expandido a todas las regiones del Kurdistán. El liderazgo de Öcalan y su propuesta del confederalismo democrático presentan una gran amenaza para los intereses mezquinos y secesionistas de Occidente.

Revolución silenciosa

En el marco del conflicto interno en Siria, desatado por contradicciones internas e impulsadas por EEUU, se estableció a mediados del 2012 la región autónoma democrática de Rojava (norte de Siria). En esta zona, el pueblo, en su mayoría de origen étnico kurdo, se ha organizado en instituciones de autogobierno ideadas a partir del confederalismo democrático, basadas en la autonomía, el socialismo comunal, la igualdad de género y la ecología, propuesta política del PKK y Abdullah Öcalan.

A partir de su instauración, esta región autónoma que lucha por contribuir a la construcción de una sociedad democrática y libre en Siria, ha sufrido un fuerte bloqueo económico y un agresivo asedio militar por parte de grupos paramilitares y en especial del autoproclamado Estado Islámico.

Desde mediados de septiembre del presente año la agresión se ha agudizado en contra del cantón estratégico de Kobane, al norte de Siria en la frontera con Turquía, mediante un sitio militar por parte de los fundamentalistas del Estado Islámico. La población ha resistido heroicamente junto a los combatientes de las Fuerzas de Defensa del Pueblo y Defensa de las Mujeres (YPG/YPJ respectivamente por sus siglas en kurdo), quienes con limitados Kalashnikovs AK 47 han hecho frente por más de 40 días a los tanques y artillería pesada de los mercenarios islamistas.

El monstruo islámico, que cuenta con financiamiento petrolero, fue creado dentro de Al Qaeda como resultado de la invasión de EEUU a Irak en el 2003. Y ahora se propone una carrera genocida en contra de cualquier fuerza o pueblo divergente a su estrecha interpretación del Islam. Dejando hasta la fecha un saldo de 2.500 niñas y mujeres esclavizadas y violadas, 622 personas asesinadas en menos de un mes en el cantón de Kobane y por lo menos 200 mil personas desplazadas.

El Estado Islámico es uno de los instrumentos utilizados por las potencias occidentales y países como Turquía, Israel, Arabia Saudita y Catar para proteger sus intereses mezquinos mediante la desestabilización y catástrofe de la región, con el único objetivo de balcanizar y apropiarse de los recursos naturales y zonas estratégicas.

En las últimas semanas el pretexto de luchar en contra del Estado Islámico ha permitido a las potencias encabezadas por los EEUU crear una coalición para realizar lo que le había sido vetado anteriormente: bombardear e intervenir directamente en el conflicto sirio. Objetivo que está en consonancia con el plan estratégico de intervenir en ocho países del Medio Oriente Ampliado (Afganistán, Irak, Libia, Líbano, Siria, Sudán, Somalia e Irán) para controlar sus recursos, bajo el clásico precepto de “divide y vencerás”.

Movilizaciones mundiales

Ante el genocidio extendido por el Estado Islámico hacia las poblaciones kurdas del norte de Siria, organizaciones defensoras de derechos humanos y comités de solidaridad llamaron a manifestarse en las principales capitales del mundo el 1 de noviembre con el eslogan “Kobane no está solo” en contra de las atrocidades del Estado Islámico y sus auspiciadores en contra de la humanidad, en apoyo de la resistencia del pueblo kurdo y en defensa de la vida.

El llamado tuvo eco en América Latina, en donde se realizaron movilizaciones de apoyo.

Es un llamado para la defensa de Kobane ante el monstruo islamista en Medio Oriente, donde no solo se juega el futuro de esta región sino que crea la pauta para resistencias mundiales. Este Stalingrado actual representa la defensa misma de la humanidad, de la paz y la libertad en contra de intereses oscuros y viles.

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