miércoles, abril 24, 2024
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La renta de la tierra urbana

Entablar el debate con los que son

Nelson Fajardo

En momentos en que los aspectos técnicos y tecnológicos ensanchan su dominio sobre los bienes de consumo y servicios; es decir, sobre el conjunto de los aspectos que hacen el aparato de reproducción (producción, distribución, circulación y consumo / servicios); el problema de la propiedad sobre la tierra y el espacio se hace más significativo para impulsar o retrasar el desarrollo de las fuerzas productivas.

El propósito de este trabajo sobre la renta de la tierra, usada para fines relacionados con las urbes, consiste en descifrar las categorías básicas, que dan cuenta de la mala distribución y redistribución de la misma. Veamos.

Adam Smith afirmaba, en esta dirección, que “la renta, considerada como el precio que se paga por el uso de la tierra, es naturalmente el precio más elevado que el colono se halla en condiciones de pagar en las circunstancias en que la tierra se encuentra”.

“Al estipularse las cláusulas del arrendamiento, el propietario se las compone para no dejar al colono sino aquella porción del producto que es necesaria para mantener el capital que proporciona la simiente, paga el trabajo, compra y mantiene el ganado, conjuntamente con los otros instrumentos de labor, y además de los beneficios ordinarios del capital destinado a la labranza en la región”[1. Smith, Adam: Investigación acerca de las causas y la naturaleza de la riqueza de las naciones, Fondo de Cultura Económica, México 1990, página 140.]. Y renglón seguido complementa, al decir que “acaso habrá quien imagine que la renta de la tierra no es otra cosa sino un beneficio razonable o un interés del capital que el propietario empleó en mejorar el suelo”[2. Ibídem 140.].

Aquí, se muestra la contradicción que plagó la economía política burguesa, al confundir el pago del arriendo, como herencia del pasado medieval, con la renta en cuanto producto del trabajo. Dicha confusión tiene su soporte en la incapacidad de ciertas burguesías para expropiar el latifundio improductivo y transformar esas tierras expropiadas en tierras productivas, bajo relaciones capitalistas. Ahora, si esto no se logra, esas tierras transitan a formas de propiedad burguesas, tal como sucede con el capital articulado a la construcción y grandes obras civiles.

Dichos capitales trasladan el problema de la renta del campo a la ciudad, que se expande permanentemente, a través de mercantilizar la tierra, compra y venta de la tierra en el mercado, cuyos precios se disparan a las alzas, cuando la fertilidad del suelo es máxima; pero también van a las bajas, cuando el deterioro de la fertilidad (renta diferencial 1) es evidente; situación que obliga a cambiar la diferencial 1, por la diferencial 2 (ciencia, técnica y tecnología).

Al trasladar esta situación, que es nítida en las relaciones agrarias, al campo, encontramos que existen espacios, zonas, territorios, entre otros, que pierden valor por el deterioro a que son sometidos por los propietarios y arrendatarios actuales, al punto que el deterioro se convierte en punto de partida para posteriores procesos de revalorización; situación aprovechada por las grandes empresas capitalistas dedicadas a la construcción.

Bajo esa égida del capital, incapaz de revolucionar o transformar las relaciones agrarias dominantes, se prefiere engordar dichos lotes con el propósito de acumular excedentes a través del arriendo. Este tipo de engorde será llamado renta absoluta, entendiendo que “la apropiación de la renta es la forma económica en que se realiza la propiedad de la tierra”[3. Marx, Carlos, El Capital, tomo 3, en MEW, tomo 25, página 647.].

Al traducir el asunto a las relaciones de los propietarios con el Estado; y el Estado con los asalariados del campo y los propietarios de la tierra; encontramos que Marx tenía mucha razón; cuando consideraba que cuando pierde fuerza su proyecto político (el del latifundio), sencillamente, se dispara y eleva su productividad (palma aceitera).

Es una renta soportada en la explotación del campesino emigrante a las grandes urbes por vía violenta o legal, mientras que se atempera la capacidad productiva.

Así las cosas, en este momento irrumpen grandes empresas capitalistas de la construcción, que se apropian de las tierras, las engordan y las venden a una franja específica de obreros del sector. Colocan en funcionamiento y entrelazan la renta absoluta (régimen absoluto), con la renta diferencial que traslada la ganancia en su variante renta diferencial o el aseguramiento de óptimas condiciones tecnológicas (renta diferencial 2) y renta diferencial 1 o grado de valorización de la tierra urbana.

Ese capital acumulado del proceso anterior (acumulación originaria de capitales), es retomado por Marx, y sugiere que desarrollemos el debate a fin de elevar los conocimientos sobre la renta de la tierra en condiciones urbanas.

Es un proceso en el cual se traslada capital dinero de las relaciones agrarias, conservando ciertos soportes, tales como capital dinero en los bancos; que permiten, según el patrimonio que poseen, entablar el debate con los que son: el latifundio improductivo de explotación extensiva del campesino, artesanos y propietarios de la urbe; las transnacionales en busca de la apropiación de altas tasas de ganancia; y un Estado históricamente represivo e indolente, que apunta a un buen recaudo de impuestos, conservando su carácter de clase; es decir golpeando el trabajo a favor del capital.

Son tres entes que mantienen estos países con niveles de progreso a cuenta gotas e impiden una verdadera reforma progresista del territorio (ordenamiento territorial) y la propiedad sobre la tierra con créditos blandos (reforma agraria integral).

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