miércoles, abril 24, 2024
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La paz es fruto de la democracia y la justicia social

Nelson Lombana Silva

La paz es fruto de la democracia y de la justicia social, en modo alguno se puede interpretar como engañifa como lo pretende hacer creer la oligarquía con todo su aparataje y poder económico.

Foto: MARCHA PATRIÓTICA INDEPENDENCIA via photopin cc
Foto: MARCHA PATRIÓTICA INDEPENDENCIA via photopin cc

Un pueblo hambriento, sin techo, sin educación, sin cultura, sin trabajo, sin justicia social, jamás podrá vivir en paz. La paz es algo concreto, no etéreo y metafísico como la pretende presentar el gobierno Santos.

Las Fuerzas Militares no pueden continuar en el vaivén de la guerra contrainsurgente con las diversas y tétricas consecuencias como los crímenes de lesa humanidad, los asesinatos extrajudiciales, o sea: los “falsos positivos”, utilizando la población civil como escudos humanos, violando niños y niñas, participando del narcotráfico y manteniendo la estructura criminal del paramilitarismo. No puede seguirse “educando” en la Escuela de las Américas, debe guiarse por el pensamiento bolivariano, por el respeto a identidad nacional y la admiración a sus conciudadanos.

Cumplir con su misión constitucional de defender las fronteras patrias y la soberanía nacional, cosa que no sucede. ¿Cuántas bases norteamericanas en nuestro país? ¿Cuántos soldados cuidando el robo descarado de multinacionales y transnacionales? ¿Cuántos militares cuidando el sector bancario? ¿Cuántos soldados cuidando a los terratenientes?

La tesis del Partido Comunista presentada por estos días en el foro sobre participación política con motivo de los diálogos de La Habana (Cuba) es clara y contundente. Coloca en evidencia que la paz es producto de cambios y reformas estructurales en todo los niveles.

Propone garantías concretas a la oposición. La eliminación –por ejemplo– del umbral electoral, la democratización de los medios de comunicación, la erradicación de la práctica burguesa del terrorismo de Estado, es decir: las garantías mínimas para ejercer la oposición. Y para que se den estas cosas debe haber democracia y justicia social. Con razón dice el Partido Comunista en este documento: Basta ya de tantas proclamas y declaraciones, la sociedad colombiana necesita hechos concretos, acciones tangibles.

También vale destacar el alcance de lo que se está planteando en la mesa nacional de paz de La Habana. Nada más y nada menos, que se está definiendo el futuro de todos los colombianos y colombianas sin distinción de ninguna naturaleza. O seguimos en la sórdida violencia o navegamos por aguas pacíficas y tranquilas que señala la paz. El desafío es grande e histórico. Por eso, como pueblo o población civil debemos meterle al máximo a este proceso para que ni el gobierno ni las FARC-EP se retire de la mesa hasta tanto no haya un acuerdo plausible, especialmente para el pueblo.

“El reto es abrir el sistema político a la más amplia y pluralista intervención popular”, señala el documento de los comunistas presentado en el importante foro que venimos reseñando.

Es una tarea singular que no se puede botar por la borda ni darle un trato de segunda. Todo lo contrario, la politización de las más es tarea prioritaria, porque un pueblo educado y formado políticamente es autónomo, soberano y siempre está dispuesto a defender sus conquistas.

Una oportunidad para llevar a la práctica estos anhelos es la conmemoración del día de los trabajadores, la clase obrera, el 1 de Mayo. Hay que salir a las calles a gritar paz con justicia social, unidad, acción y organización. Rechazar la megaminería, el paramilitarismo y la brutal explotación del hombre por el hombre. Unir manos y unir corazones de hombres y mujeres humildes que hoy sufren con horror la violencia en todas sus formas y manifestaciones.

En el caso particular del Tolima, hay que rechazar el cierre de los hospitales San Francisco y la USI; hay que solidarizarnos con 650 obreros que estarían en la mira de la reestructuración. Pero también rechazar la explotación de la mina de oro La Coloca en Cajamarca, apoyar la heroica resistencia de la comunidad de Piedras que ya cumple tres meses rechazando en su suelo la presencia de la transnacional Anglo Gold Ashanti. Hay que rechazar la politiquería del alcalde de Ibagué Luis H. Rodríguez y el gobernador Luis Carlos Delgado Peñón.

Hay mil razones para que el pueblo se lance a la calle el 1 de Mayo y en horas de la tarde se integre en la calle 22 No 4 A 30 de la ciudad musical de Colombia. Habrá almuerzo y fiesta de integración. Todos y todas invitados e invitadas.

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